Con casi 120 años: así es la tienda de un pueblo de Córdoba que vende perfume a granel
Cruzar la puerta de este discreto establecimiento es como realizar un viaje en el tiempo; un pie dentro transporta a un pasado en blanco y negro , donde el minutero parece detenerse por un momento. Se trata de la tienda de Frasquito Priego , en la cordobesa localidad de Doña Mencía , que pervive despues de más de un siglo conservando su esencia; incluso el mobiliario es el mismo con el que se abrió el local allá por 1905 . Este comercio, el más antiguo del pueblo, es una especie de 'todo en uno' : los clientes pueden encontrar casi cualquier cosa. Ya lo indica en su cartel, que, no obstante, no da para nombrar el amplio abanico de productos que se venden: desde tornillos, a ampollas para estimular el crecimiento del cabello, braseros, botones, sulfato de hierro, alfileres, especias, lencería, bombillas y hasta respuestos para bicicletas. Llama la atención por contar con perfume y colonia a granel . Los clientes acuden con sus botes para que la dependienta, Rocío Amores, cuarta generación que mantiene viva la tienda, se los recargue. El bisabuelo de Amores, Francisco Priego, conocido como 'Frasquito' Priego, fue el que inauguró el establecimiento. Un busto con su rostro vigila desde una de las estanterías todo el local. Frasquito estuvo trabajando en una farmacia como mancebo y su jefe le pagó los estudios de Magisterio. Abrió entonces una primera tienda en la que vendía algunos artículos, pero tuvo que dejar su tierra para hacer la 'mili'. En dos ocasiones pudo esquivar el destino que le había tocado, Filipinas , pero a la tercera decidió marchar y tardó cinco años en regresar a Doña Mencía. Cuando volvió, abrió el establecimiento que hoy sigue atendiendo a sus vecinos. El comercio de Frasquito Priego forma parte de la historia de la localidad. Es un pedazo de la misma y su propietaria confía en que siga así durante muchos años más. Pese a reivindicar su pasado, este establecimiento no ha perdido el tren del presente: cuenta con tienda 'online' a través de la cual vende todos sus artículos por toda España. Y también está presente en redes sociales , donde informa sobres sus productos. Hoy en día, establecimientos como este son una 'rara avis' incluso en las localidades pequeñas, que van viendo cómo bajan la persiana por dejar de ser rentables ante la despoblación que viven muchos de estos municipios. En la capital, la pervivencia de las tiendas antiguas es casi testimonial por la invasión de las franquicias y el elevado precio de los alquileres. Lejos quedan los tiempos en los que estos 'portalillos' salpicaban el paisaje de la ciudad, como relató el periodista Ricardo de Montis . La mayoría se encontraban en los alrededores de la Corredera. Según Montis , «en las calles de Odreros, hoy Sánchez Peña, y de la Espartería estaban los establecimientos de tejidos. En la primera los que pudiéramos llamar de lujo, donde se expendían los paños finos, las sedas, terciopelo y sargas fabricados en Córdoba; en la segunda los almacenes de géneros destinados al pueblo, tales como los paños bastos para la ropa de la gente de campo, también hechos aquí; la bayeta amarilla para los refajos de las mujeres y las mantillas de los niños; el lienzo de San Juan para la ropa interior; el coco rameado para vestidos y delantales; las larguísimas fajas encarnadas; los pañuelos de sandía; los recios capotes de monte». De aquellos tiempos solo quedan vestigios , como la tiendecita menciana, que sigue pesando en su balanza tornillos y el paso inexorable de los años.