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Cristóbal Colón y Córdoba: una reunión real, un amor, un hijo y otras curiosidades que no sabías

Abc.es 
El vínculo de Cristóbal Colón con Córdoba ha dejado una profunda huella en la ciudad. No sólo por su relación con la capital como su lugar de residencia durante unos años, sino que también le unió a ella el amor. El descubridor de las Américas vivió en Córdoba importantes episodios antes de emprender su histórico viaje, capítulos que fueron clave en la consecución de su proyecto de navegar hacia el oeste para encontrar una nueva ruta hacia las Indias. Después de sus primeros intentos fallidos de obtener apoyo para su expedición en Portugal y la corte castellana, el almirante Cristóbal Colón se estableció en Córdoba en el año 1486. Allí, fue presentado a los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón , por el confesor real, fray Hernando de Talavera. Aunque inicialmente su proyecto fue rechazado por la corona debido a su alto coste y las dudas sobre su viabilidad, Córdoba fue el escenario donde Colón consolidó su red de apoyo para seguir adelante con su sueño. De hecho, los monarcas nombraron una comisión para estudiar la propuesta. Un monumento de Pablo Yusti en el Alcázar de los Reyes Cristicano, que se levantó en la segunda mitad del siglo XX, recuerda aquella reunión del marino con sus majestades. Entre los años 1486-1487, Colón conoció a Beatriz Enríquez de Arana , una cordobesa de apenas 20 años de origen humilde, que había nacido en la aldea de Santa María de Trassierra. Hija de Pedro de Torquemada y de Ana Núñez de Arana, tras morir su padre, se trasladó junto a su progenitora a la ciudad de Córdoba. Poco después también falleció su madre y Beatriz quedó bajo la tutela de su abuela y de su tía. Recibió una buena educación, ya que sabía leer y escribir . De la relación sentimental de Colón con Beatriz nació Hernando Colón . El vástago del almirante fue paje real, escritor, cosmógrafo, jurista, embajador...Pero la faceta en la que destacó fue la de bibliófilo. Llegó a reunir 15.000 volúmenes. Además, acompañaría a su padre en algunas de sus expediciones. Con solo 17 años, Hernando Colón tuvo que asumir, tras la muerte de su progenitor, el papel de defensor de los intereses de su familia . Así, interpuso sucesivos pleitos contra la Corona en demanda del reconocimiento de los derechos, títulos y honores de su padre. Córdoba, en esa época, era una ciudad importante por su historia y su dinamismo cultural y comercial. Fue un lugar donde Colón entró en contacto con personajes influyentes de la corte y con figuras del ámbito intelectual y religioso que podrían respaldar su proyecto. No obstante, a pesar de que mientras se discutía su proyecto, recibió ayudas de los Reyes, éstas nunca fueron regulares ni suficientes. Por ello, Colón pasó importantes penurias , y «traía la capa raída, o pobre», según el cronista Fernández de Oviedo. Se acogió a la caridad del convento de la Merced , donde hoy, Palacio de la Diputación Provincial, una placa lo recuerda. Su necesidad llegó a tanto que se dedicó a mercader de libros de estampa y a pintar cartas de marear para venderlas a navegantes. El vínculo de Cristóbal Colón con Córdoba no es solo histórico, sino también personal. La presencia de Beatriz Enríquez y el nacimiento de su hijo Hernando ataron al explorador de manera profunda a la ciudad. Su memoria se recuerda , además de con el grupo escultórico del Alcázar, con una gran plaza y jardines que llevan su nombre, construidos en 1905, además de con las calles Fernando Colón y Doce de Octubre en el centro, y Beatriz Enríquez en Huerta de la Reina.

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