La coalición trata de alinearse para hacerle frente al FA: la fuerza de izquierda logró más de 1 millón de votos
A medida que se aproxima el balotaje del 24 de noviembre, la coalición de derechas enfrenta un clima lleno de incertidumbre y divisiones internas, mientras que los resultados finales del escrutinio del 27 de octubre han perfilado el panorama electoral de manera significativa.
La Corte Electoral confirmó que el Frente Amplio (FA) lideró la votación, obteniendo un total de 1.071.826 votos, seguido por el Partido Nacional con 655.426, y el Partido Colorado con 392.592.
Otros partidos, más pequeños, como Identidad Soberana y Cabildo Abierto, obtuvieron 65.790 y 60.549 votos, respectivamente, mientras que el Partido Independiente alcanzó 41.618 votos.
Desde el Frente Amplio, se considera que será relativamente fácil sumar los tres o cuatro puntos necesarios para asegurar su retorno al poder en el balotaje. Fernando Pereira, presidente del FA, anticipó que se realizarán ajustes en la campaña para captar los votos de partidos más pequeños, recordando que en elecciones anteriores, el frente logró aumentar significativamente su apoyo entre la primera y la segunda vuelta. Un claro ejemplo de esto se observa en el balotaje de 2019, donde la izquierda recuperó cerca de 200 mil votos y perdió la elección por solo 30 mil sufragios.
Sin embargo, la coalición de gobierno sostiene que el 47,6% de los votos obtenidos en la primera vuelta las posiciona como favoritas, un número que no obtuvo ningún partido por sí solo, sino que es la sumatoria de los electorados de los candidatos. Andrés Ojeda, candidato del Partido Colorado, resaltó la claridad de la victoria de la coalición sobre el FA, indicando que esta “ganó” con una diferencia de 100 mil votos.
Su afirmación, sin embargo, sobre actuar como “cogobierno” generó reacciones de fricción en el seno de la alianza, revelando divisiones internas que podrían complicar la unidad necesaria para un triunfo en el balotaje. Le vinieron críticas tanto del Partido Nacional, como de las propias trincheras coloradas.
Los cambios en el mapa electoral obligan a recalcular estrategias
El escrutinio final también dejó al descubierto la distribución geográfica de los votos, con el Frente Amplio liderando en 12 departamentos, incluyendo Montevideo, Canelones, Rocha, Salto, Paysandú, Río Negro, Soriano, Colonia, San José, Florida, Durazno y Tacuarembó. Por su parte, el Partido Nacional se posicionó como primero en 6 departamentos: Maldonado, Lavalleja, Treinta y Tres, Cerro Largo, Flores y Artigas, mientras que el Partido Colorado logró una victoria en Rivera.
La importancia de captar y retener los votos de los partidos menores será crucial para cualquier candidato que aspire a ganar el balotaje. En este sentido, se registró la sorprendente performance de Identidad Soberana, que logró conseguir dos bancas en Diputados gracias a sus casi 65 mil votos, al tiempo que Gustavo Salle llamó a votar anulado. El Partido Constitucional Ambientalista, con 12 mil votos, también mostró su apoyo a Delgado, mientras que César Vega del Partido Ecologista Radical Intransigente obtuvo 9 mil votos, y se suman a la lista partidos como Asamblea Popular y Avanzar Republicano, cuyos apoyos pueden influir en el resultado final.
El escrutinio también reveló que la iniciativa que buscaba reformar la constitución para permitir allanamientos nocturnos recibió el respaldo de 961.926 votos, mientras que 947.381 sufragios fueron para el plebiscito que proponía cambios en la seguridad social. La cantidad de votos en blanco alcanzó los 32.356 y los anulados sumaron 52.750, reflejando las distintas posturas de la ciudadanía ante las propuestas presentadas.
En este contexto, el desafío para el oficialismo es doble. Por un lado, debe demostrar cohesión interna para enfrentar las tensiones que emergen entre los diferentes sectores de la coalición. Por otro lado, debe conseguir el apoyo de los partidos menores, los cuales se han vuelto cruciales en esta contienda electoral. Sin una estrategia clara y unida, el camino hacia el balotaje podría complicarse aún más.
La victoria de Delgado dependerá en gran medida del respaldo que reciba de sus socios y del ambiente de trabajo que prevalezca entre ellos. Si persisten las divisiones y los tirones de poder entre los socios, que se acentuaron después del 27 de octubre, entonces el 24 de noviembre podría no ser un día de celebración, sino de reflexión sobre las lecciones aprendidas en este proceso electoral.