El camino de regreso se anuncia largo en la ciudad "más bombardeada" del norte de Israel
En un búnker de Metulá, una ciudad del norte de Israel bombardeada regularmente por el Hezbolá libanés, David Azoulai exhibe fragmentos de municiones como si se tratara de una colección de museo. La prueba de que el regreso a esta zona del país llevará tiempo.
"Los cohetes fueron fabricados en Irán, Rusia y Corea del Norte", dice con conocimiento mientras manipula los trozos de metal deformado.
Provenientes de misiles antitanque, cohetes o incluso de un dron sofisticado, no se trata de piezas antiguas, sino de fragmentos de los ataques de artillería lanzados por el movimiento islamista proiraní desde el sur del Líbano.
Azoulai no es un conservador de museo sino el jefe del consejo regional de Metula, que describe como la ciudad "más bombardeada" de la zona fronteriza.
Ocupando este cargo desde hace una década, ya no trabaja en su oficina habitual, sino en el búnker que funciona como centro operativo de la ciudad en tiempos de guerra.
Metula quedó vacía de sus 2.000 habitantes hace más de un año, cuando Hezbolá comenzó a bombardear Israel el 8 de octubre de 2023, al día siguiente del ataque sin precedentes de los comandos del movimiento islamista palestino Hamás contra Israel, que desató la guerra en Gaza.
Un equipo de la AFP visitó el lugar, en esta zona militar cerrada, como parte de una visita de prensa organizada por el ejército israelí.
Azoulai dejó de gestionar asuntos municipales ordinarios para concentrarse en los relacionados con las hostilidades actuales.
Las tensiones locales aumentaron en las últimas semanas tras la entrada a finales de septiembre de las tropas israelíes en Líbano, donde Israel dice querer erradicar la presencia militar de Hezbolá en un área de unos 35 kilómetros desde su frontera.
Israel afirma que su objetivo es eliminar las amenazas que plantean los combatientes del movimiento chiita libanés para permitir que los habitantes del norte, incluidos los de Metula, puedan regresar a sus hogares.
- Ya no queda nada -
Según las autoridades israelíes más de 60.000 personas de la región abandonaron sus hogares desde los primeros disparos de cohetes de Hezbolá.
Pero el regreso tomará tiempo, probablemente varios años, afirman Azoulai y otros habitantes entrevistados por la AFP. Más de 350 casas y edificios municipales, es decir 60% de la ciudad, quedaron destruidos totalmente por el conflicto.
Galit Yosef fue evacuada de su hogar, en la cima de una colina, el 16 de octubre de 2023 y solo regresó unas pocas veces desde entonces.
"Ya no queda nada", testifica la exempleada municipal de 60 años.
"Mi casa fue impactada varias veces" por proyectiles "y al final se incendió", explica.
Ahora vive en un hotel en la ciudad de Tiberíades, a orillas del lago que lleva el mismo nombre, y vio a familiares, amigos y vecinos de Metula marcharse gradualmente.
Metula muestra hoy un rostro sombrío con sus casas dañadas, sus caminos y aceras llenos de impactos y sus vehículos abandonados y calcinados.
Otro residente, Aviv, quien solo proporciona su nombre porque forma parte de una fuerza de defensa civil armada por el Estado, cree que, incluso si el ejército terminara la guerra en Líbano y el gobierno lo permitiera, regresar a casa "llevaría tiempo".
Para las familias con niños pequeños, un regreso sería complicado porque muchos se instalaron en otros lugares, pero para los mayores el deseo de regresar es fuerte, afirma este hombre de 55 años.
Según él, el miedo no sería un obstáculo importante para la mayoría.
"La gente aquí no tiene miedo, pero necesita ver constatar qué se hizo en términos de seguridad", destaca.
Hace unos días un cohete lanzado desde el Líbano mató a un agricultor y a sus cuatro trabajadores agrícolas extranjeros, recuerda Aviv.
"Fui el primero en llegar y es algo que simplemente no puedo describir", confiesa.
Para Azoulai la vida volverá a la normalidad tan pronto como se restablezca completamente la seguridad.
"No será fácil reconstruir Metula, pero la reconstruiremos", afirma.
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