El Pentágono confirma que solo cumplirá órdenes legales de Trump y se mantendrá fuera de la política
A medida que Estados Unidos se prepara para la próxima administración de Donald Trump, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, ha subrayado el compromiso del Pentágono de obedecer únicamente órdenes legales del futuro presidente. En una declaración pública, Austin afirmó que el Ejército de EE. UU. se mantendrá al margen de las cuestiones políticas y que su enfoque estará en la defensa de la Constitución. Esta postura fue comunicada en un memorando dirigido a las tropas, en el cual Austin destacó el rol de las Fuerzas Armadas como un garante de la legalidad y del orden constitucional, sin involucrarse en asuntos partidistas.
Esta declaración se produce en medio de la expectativa generada por el retorno de Trump a la Casa Blanca, y sus promesas de aplicar medidas estrictas en inmigración, incluyendo deportaciones masivas. La afirmación de Austin ha sido vista como una señal clara de que el Pentágono mantiene una postura de neutralidad política y de que actuará solo en el marco de órdenes que se ajusten a la legalidad.
Neutralidad política y compromiso con la Constitución
Lloyd Austin dejó en claro que las Fuerzas Armadas están “comprometidas con una transición de poder tranquila, ordenada y profesional” entre el actual gobierno de Joe Biden y la próxima administración de Trump. Este mensaje de neutralidad política busca reafirmar la independencia del Ejército de EE. UU. respecto a cualquier influencia partidista, manteniendo así su dedicación a la defensa del país y al respeto a la ley.
En el comunicado, Austin reiteró: “como siempre ha hecho, el Ejército estadounidense estará listo para llevar a cabo las órdenes de su propio comandante en jefe y seguir todas las órdenes legales de la cadena de mando”. El énfasis en las "órdenes legales" refleja la postura del Pentágono de actuar solo en el marco de la ley y de proteger los principios constitucionales. Esto es relevante en un contexto en el cual la administración de Trump ha expresado su interés en emplear a las fuerzas armadas en medidas de inmigración más estrictas, lo que ha generado inquietud sobre el alcance de las operaciones militares en cuestiones de seguridad interna.
Para las Fuerzas Armadas de EE. UU., que se definen como “la mejor fuerza de combate de la Tierra”, según palabras de Austin, su misión sigue siendo la defensa de la nación, la Constitución y los derechos de todos los ciudadanos. Este compromiso es fundamental en la transición de poder y en su dedicación a la legalidad sin interferencias políticas.
Posible uso de la Ley de Insurrección
La Ley de Insurrección, que permite el despliegue de tropas en situaciones de emergencia dentro de Estados Unidos, ha sido un tema central en las especulaciones sobre la próxima administración de Trump. El propio Trump ha sugerido que consideraría invocar esta ley en caso de querer emplear al Ejército para respaldar medidas de seguridad interna, como la aplicación de deportaciones masivas, una política que ha defendido desde sus primeras campañas presidenciales.
La Ley de Insurrección constituye una excepción a las normas que generalmente prohíben el uso de las fuerzas armadas en operaciones de seguridad pública dentro de EE. UU. No obstante, la aplicación de esta ley está sujeta a estrictos requisitos legales y debe estar orientada a situaciones específicas de inestabilidad o violencia que amenacen el orden constitucional. Austin ha sido claro al recalcar que el Ejército cumplirá únicamente las órdenes que se enmarquen en la legalidad, incluso si el presidente Trump decidiera invocar esta ley. Esta postura resalta el papel del Ejército de mantenerse dentro de los límites constitucionales, sin comprometer su integridad y evitando el involucramiento en acciones que pudieran interpretarse como intervenciones políticas.
El secretario de Defensa también recordó en su comunicado que los militares “seguirán apoyando y defendiendo la Constitución de Estados Unidos”. Estas palabras fueron recogidas por la cadena de noticias CNN, que destacó la firmeza con la cual el Pentágono se ha comprometido a mantenerse neutral, incluso ante posibles órdenes controvertidas de la administración entrante. Este compromiso con la legalidad subraya la dedicación del Ejército a actuar únicamente en un marco de legitimidad, aún en medio de una administración que podría buscar tomar medidas extremas en el ámbito de la seguridad interna.