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¿Por qué todo evoluciona, menos la política en México?

“Del escritorio al territorio, pero también de lo global a lo local”

En un mundo donde la inteligencia artificial redefine la productividad, la sustentabilidad moldea la economía y las redes sociales transforman la interacción humana, resulta alarmante que la política mexicana permanezca atrapada en paradigmas del siglo pasado. Mientras las sociedades evolucionan, exigen innovación y transparencia, el sistema político nacional parece empecinado en reciclar prácticas jerárquicas, opacas y reactivas.

¿Por qué la política en México no avanza? Porque ha optado por maquillar sus vicios con discursos modernizados, pero sin replantear las estructuras que perpetúan el control y el clientelismo. Es un sistema que mide su éxito en acumulación de poder, no en impacto social.

Repensar el éxito político

Movimientos como el decrecimiento en la economía nos enseñan que el progreso no necesariamente significa más, sino mejor. Este enfoque plantea un cambio de prioridades: dejar de perseguir el crecimiento perpetuo y enfocar los esfuerzos en la calidad de vida, la sostenibilidad y la justicia social. ¿Qué pasaría si aplicáramos estos principios al gobierno? Si dejáramos de evaluar el éxito político por el número de leyes aprobadas, recursos controlados o elecciones ganadas, y comenzáramos a medirlo en función del bienestar ciudadano y resultados tangibles.

El modelo político actual se asemeja demasiado al capitalismo voraz que movimientos como Hoodie Economics critican: acumulación sin propósito. En política, esto se traduce en instituciones que privilegian proyectos faraónicos y espectáculos electorales mientras los problemas básicos —agua, seguridad, salud, educación— quedan relegados.

Un nuevo liderazgo: política 360°

Eventos recientes, como el regreso de México al G-20 con Claudia Sheinbaum representando al país, nos demuestran que el liderazgo moderno debe ser más que local: debe ser 360°. Esta participación marca la vuelta de México a los estrados globales después de años de delegar su representación, y refleja un cambio de rumbo que coloca al país en el mapa de las decisiones estratégicas.

En el mismo sentido, la presencia de la alcaldesa de Guadalajara en el Urban 20, acompañada de líderes de Monterrey y la Ciudad de México resalta la importancia de conectar las agendas locales con los foros globales. Fue la única alcaldesa mexicana en un espacio clave para las metrópolis del futuro, llevando la voz de Guadalajara al escenario internacional. Este tipo de liderazgo —el que Claudia Sheinbaum y Verónica Delgadillo han diagramado— es el que el país necesita: líderes que piensen globalmente, actúen localmente y prioricen lo esencial.

Ideas para una política que evolucione

La política necesita rediseñarse con base en principios que prioricen lo esencial. Algunas propuestas:

1. Política minimalista: Gobernar es resolver lo básico. Es necesario priorizar derechos fundamentales y evitar programas que perpetúan el clientelismo.

2. Transparencia radical: En un mundo interconectado, la tecnología debe ser aliada de la rendición de cuentas, no del control. La información pública debe ser accesible en tiempo real, empoderando a la ciudadanía.

3. Gobernanza descentralizada: Es hora de transitar hacia modelos horizontales, donde las comunidades tomen un rol activo en las decisiones locales.

4. Ética del servicio: Gobernar debe volver a ser sinónimo de servir. Esto implica revalorizar el acto político, enfocándolo en la facilitación del bienestar colectivo, no en la perpetuación del poder.

Antes del fin

La actualidad nos demanda decrecer para sobrevivir. Este no es un llamado a la renuncia, sino a la priorización; a construir desde lo esencial, desde aquello que realmente nos hace humanos.

La vuelta de México al G-20 con Claudia Sheinbaum y la representación de Guadalajara en el Urban 20 por su alcaldesa no son coincidencias. Son un recordatorio de que liderar hoy significa ser mandatarios 360°, capaces de tejer puentes entre lo local y lo global. La política ya no puede ser acumulación de poder, sino resolución de problemas y conexión con el mundo.

Como el hoodie en Hoodie Economics, la política debe cubrir lo esencial: protegernos, servirnos y hacernos sentir cómodos con el futuro que construimos juntos. Solo así podremos evolucionar y, finalmente, ser parte de un mundo que no espera, sino que avanza.

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