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Gracias por la alegría y el futuro

Llegaron en avalancha a llenarlo todo de sonrisas; curiosos, expectantes; con timidez unos, otros un poco más sagaces; y el Palacio de la Revolución abrió sus puertas a 52 pioneros que desandaron pasillos y salones, hicieron preguntas, contaron historias, impusieron nuevos retos…

«Bienvenidos al Palacio de la Revolución, un lugar que es la historia», les dijo el Presidente Díaz-Canel a los pies de la imponente escalinata de mármol que conduce a las puertas del emblemático sitio, y el jolgorio de los pequeños comenzó a inundar la tarde.

De la alegría de tenerlos allí comentó el mandatario mientras iba saludando a cada uno de los pequeños; los invitó a tomarse una foto con la Plaza de la Revolución a sus espaldas, y los condujo luego al interior de Palacio.

El solemne lugar, que ha sido abrigo y testigo de tantos momentos trascendentales de la Revolución Cubana, se transformó esta tarde de miércoles en una gran casa, mientras la risa y la curiosidad de los niños iban haciendo eco en lugares desde los que día a día también se define el futuro de nuestros infantes.

En medio de tanta grandeza, que encierra en sí el empuje y los sueños de Fidel, de Raúl, de Celia, de Almeida, de Ramiro y otros tantos que han ido construyendo nuestra historia, la espontaneidad y sencillez de los niños rompió las barreras de la formalidad para dar paso a un diálogo sin formalismos ni investiduras de por medio.

«¿Saben por qué están aquí hoy?», les preguntó Díaz-Canel y un coro de voces infantiles respondió con un «¡sí!» rotundo: 35 años atrás se aprobó en las
Naciones Unidas la Convención sobre los Derechos del Niño, y desde 1955 cada 20 de noviembre se celebra el Día Mundial del Niño.

Desde aquí, explicó el Presidente cubano, trabajamos día a día pensando en ustedes, como las importantes personas que son, para defender sus derechos. Sobre esos derechos queremos conversar hoy con ustedes, les dijo, y aunque no tengamos todos los recursos materiales, sí tenemos Patria, independencia y soberanía para defenderlos.

«¿Cómo sienten que se respetan sus derechos? ¿Qué quieren ser cuando sean grandes? ¿Qué les gusta?», quiso saber el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y tuvo un torrente de respuestas diversas.

Las voces infantiles hablaron entonces de aquel 20 de noviembre de 1989 y su significación para los niños en el mundo; del orgullo de haber nacido y vivir en Cuba; del agradecimiento por las clases que reciben, aun cuando a veces las aulas no tienen las mejores condiciones materiales; de sus asignaturas favoritas; de cómo defienden sus derechos en la escuela.

En sus palabras también el agradecimiento por la tranquilidad que a diario disfrutan, y de manera muy especial agradecieron quienes estudian en la escuela Solidaridad con Panamá, un hermoso sitio para la enseñanza y el cuidado de niños con limitaciones físico-motoras que nació de los sueños de Fidel. Bajo esos principios crecen y se forman los pequeños en Cuba, porque el respeto y la inclusión son prioridad en su formación y felicidad.

La espontaneidad y sencillez de los niños y niñas rompió las barreras de la formalidad para dar paso a un diálogo sin formalismos donde todos estuvieron muy atentos. Fotos: Alejandro Azcuy

Y con la curiosidad propia de su corta edad los pequeños hicieron breves interrogatorios al Presidente sobre su infancia, sus asignaturas y deportes favoritos, y sobre qué significa para él seguir los pasos de Fidel, lo cual, les explicó el mandatario, es un reto constante para todos los que en la actualidad asumen la dirección del país.

Cerrando la tarde, la directora del Centro de Estudios sobre la Juventud, Keyla Estévez García, habló sobre cómo en Cuba, desde 1959, se cumplen los postulados que hace 35 años defiende la Convención sobre los Derechos del Niño, porque desde el triunfo de la Revolución se trabaja con los niños y para ellos, así como lo soñó y defendió Fidel siempre.

De manos del director de la Editora Abril, Juan Miguel Cruz, cada uno recibió luego el nuevo número de la revista Zunzún, dedicado a los impactos del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de Estados Unidos, para que los niños comprendan con palabras sencillas los daños que ocasiona a nuestro pueblo esa cruel política.

«Gracias por la alegría y el futuro», les dijo el Presidente Díaz-Canel a los pequeños tras hacer un breve recuento sobre los disímiles espacios que propicia la Revolución para atender a sus infancias y trabajar a favor de sus beneficios.

Gracias por la ternura, el cariño y la inspiración que nos han traído, les aseguró, para luego pedirles no olvidar nunca que «desde este Palacio se trabaja sin descanso para defender sus derechos».

Defiendan esos derechos y disfrútenlos, concluyó, porque Fidel y sus compañeras y compañeros hicieron la Revolución para garantizar en primer lugar esos derechos, porque para nosotros no hay nada más importante que un niño.

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