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Banda inglesa Keane la rompió en una noche para recodar

Esta crónica estuvo a punto de no salir. La República se dirigía al tercer concierto de la banda inglesa Keane en Lima (los dos primeros fueron en 2013 y 2019), pero lo que no esperábamos, aunque sí en realidad, era el hecho de que el tráfico iba manifestarse de la peor manera.

El trayecto al Arena 1 de San Miguel tenía todos los componentes del desaliento y, se colige, de la desesperación. Entre los pensamientos más oscuros, uno mayor: no llegaríamos a ver a Tom Chaplin, Tim Rice-Oxley, Richard Hughes y Jesse Quin, quienes en el marco de los 20 años de su primer álbum Hopes and Fears, volverían a encontrarse con su público peruano.

El Hopes and Fears es una producción especial para Keane y también para sus fans, y no solo peruanos. Para ser el primer trabajo musical de una banda, este exhibe una sólida madurez que contadas veces se ve en trabajos iniciales. Si bien Hopes and Fears fue la carta de presentación de los ingleses, es justo precisar que tras ese álbum hay nueve años de ensayo, error y harta exploración musical. Keane fue formada en 1994 por iniciativa de Tim Rice-Oxley (teclados).

Estas referencias no son solo data, son parte del hechizo que cautivó a los 17 mil de asistentes en la noche del último jueves 21. Ninguno fue ajeno a los azotes del tráfico y todo indica que los ingleses también lo sintieron.

Keane. Foto: John Reyes.

El ingreso al espacio del concierto, si bien no estaba del todo intransitable, sí reflejaba rostros sudorosos, mucha transpiración y ansiedad. El espectáculo estaba pactado para las nueve de la noche y faltaba cinco minutos para la hora señalada y se veía a hombres, mujeres y niños/ adolescentes que iban con sus padres, corriendo. El aroma a mar se hacía sentir igualmente. Esa fue la razón por la que Keane salió al escenario casi 20 minutos después. Decidieron que se congregara la mayor cantidad posible de fans.

No era para menos, en el Hopes and Fears están las claves de su conexión con su público en todo el mundo.

¿Cómo no iba a pegar ese álbum con temas como “Everybody´s changing”, “This is the last time”, “Bedshaped”, “Somewhere only we know”, “Sunshine”, entre otros que son considerados clásicos sentimentales, por decirlo de alguna manera?

Las canciones de Keane proyectan un estado de ánimo, que nos transporta a etapas en donde aún había esperanza para creer en lo que fuera, estado de ánimo tan necesario en estos tiempos para desconectarnos del horror de las noticias diarias, por ejemplo. Keane es una banda grande porque apostó a no ser grande. Siempre se mantuvo en sus postulados, nunca se vendió a las tendencias. Y el público limeño lo reconoció, incluso cuando hicieron un cover de “Under pressure” de Queen.

Keane nació como banda de covers. Un guiño fino a la influencia. Noche para recordar.

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