Los gritos del silencio
Hay silencios que hablan y declaraciones que son tiros en los pies. Y en su enloquecida huida de una actuación plagada de inoperancia, con graves y letales errores no asumidos en la gestión de una DANA que se ha cobrado ya 221 vidas, Carlos Mazón bascula de un extremo al otro tras un arranque en el que optó por acribillarse los pinreles un día sí y otro también. Algo que, tratándose de un elemento de estabilidad, es toda una alegoría de la situación en la que se encuentra sobre todo él, pero también el Consell que conformó hace menos de año y medio jactándose no solo de que había reducido el número de consellers respecto al Botànic (ahora ya ha acortado la diferencia, y que pare ahí), sino que, además, eran "los mejores". Miedo da pensar, visto lo visto, lo que hubiera ocurrido de haber sido, ya no malos, sino solo regulares.