A bordo de la fragata Blas de Lezo: poderío naval en el puerto de Alicante
A las 10:00 de la mañana del sábado abría sus puertas la fragata Blas de Lezo. La lluvia fue el inesperado despertador del sábado alicantino y por momentos apretó sobre las decenas de personas que desde primera hora se formaron en el muelle 14 del puerto de Alicante. En grupos de 20 iban abordando el barco, que en un momento llegó a ofrecer su hangar como refugio a algunos de los visitantes con tal de que no se empaparan en el momento de mayor aguacero. Familias, niños pequeños y personas mayores, incluso algún grupo organizado, como el de los jóvenes de un club de waterpolo: todos querían recorrer el laberinto de acero que hay dentro de ese gigante de 146 metros de eslora.