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El Barcelona descarrila en Vigo ante el Celta (2-2)

El fútbol fue justo con el Celta en Vigo. El equipo local logró sacar un punto y cerca estuvo de obtener los tres ante el líder, el Barcelona, que ha perdido frescura en las dos últimas jornadas. La contundencia estaba tapando lo que estaba siendo una actuación floja de los de Flick, pero al final, en cinco minutos, los errores se repartieron, lo mismo que los puntos. La primera ocasión que tuvo Raphinha, la única clara del líder en el arranque, fue para adentro, con la colaboración de un exazulgrana como Mingueza, que no midió bien primero para despejar el balón largo de Koundé ni después, cuando había recuperado terreno, para frenar al brasileño, que recortó y resolvió.

 

El Barcelona ya estaba por delante, pero en casi ningún momento logró ser dominador. El Celta había comenzado amenazante, con las entradas de Bamba por la izquierda. Lograba romper el fuera de juego una y otra vez, lo que apunta a que el conjunto de Flick tiene que empezar ya a reinventarse porque a su trampa ya le encuentran agujeros. No empató el equipo celeste porque Iñigo Martínez estuvo fantástico en las correcciones y Gerard Martín tuvo un par de acciones defensivas extraordinarias, una para despejar el disparo de Hugo Álvarez y otra para recortar la distancia que le llevaba Iago Aspas cuando encaraba la portería y meterle el cuerpo para impedir que chutara. Estaba ya en el área. La estrella del Celta se quejó de esa jugada, pero nada comparado con la última de la primera mitad, en la que pidió la segunda amarilla para Gerard por una entrada en la que llegó tarde, aunque el árbitro no la mostró. Eso encendió Balaídos. Flick movió ficha y el chaval se quedó en el banquillo para que jugara Héctor Fort. Balde, el habitual titular, estaba con problemas físicos.

Volvió a echar de menos el conjunto catalán a Lamine Yamal, que sigue convaleciente por su lesión en el tobillo. No le encuentra sustituto su entrenador. Si en San Sebastián jugó Fermín, en Vigo lo hizo Dani Olmo, pero también estuvo perdido pegado al costado izquierdo, donde no podía explotar sus cualidades. Acabó colocándose más por el centro. La buena noticia para su equipo es que Gavi jugó de titular por primera vez desde su regreso tras un año de parón por la rotura del cruzado, y el chico está claro que no ha cambiado y va a cada disputa con todo.

Comenzó el Barça la segunda parte con una buena llegada precisamente de Héctor Fort, pero fue aislada, no mejoraba en lo colectivo, mientras el Celta se iba cada vez más arriba a buscarlo. Le hizo fallar un pase tras otro, se desesperaba Flick en la banda porque su equipo no lograba conectar líneas, y Aspas, además, aparecía por todos lados. Incluso intentó un remate desde casi el centro del campo, porque Iñaki Peña estuvo muy adelantado toda la noche, lo que le permitía, por otro lado, hacer de jugador libre y contrarrestar algunos pases largos.

Pero otra vez el líder golpeó duro. De nuevo Mingueza, que lleva un temporadón, por cierto, se equivocó con una pérdida en el centro del campo ante Raphinha, que buscó el pase a Lewandowski. El delantero, después de un buen control y un par de rebotes por insistencia, marcó su gol. Le faltó determinación a Starfelt para despejar y el polaco lo castigó. El resultado era una cuestión de puntería. Con la fe de Raphinha, que se ve capaz de todo ahora, estaba bastando a los catalanes. Pero justamente el atacante tuvo la sentencia y mandó el balón al palo.

El Celta estaba siendo frenado por Iñaki Peña. No dejó de creer y la fortuna decidió compensar: expulsión de Marc Casadó y justo después error de Koundé que no perdonó Alfon. Hugo Álvarez logró la igualada en una gran maniobra en el área y el Celta se quedó con la sensación de haber podido ir incluso un poco más allá.

 

El Barcelona está en un bache después de su demoledor arranque.

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