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Violencia contra la mujer: denuncias falsas y otros mitos, por René Gastelumendi

Nada más objetivo que los números, que en este tema que se conmemora este 25 de noviembre, son catastróficos. La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas del mundo. La ONU calcula que, a nivel global, casi una de cada tres mujeres ha sido víctima de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida. En 2023, alrededor de 51.100 mujeres y niñas de todo el mundo murieron a manos de sus parejas u otros miembros de su familia. Es decir, se asesinó a una mujer cada 10 minutos. En lo que respecta al Perú, ocurren por año, según cifras del Ministerio Público, el INEI y el Ministerio de la Mujer, casi 140 feminicidios, unas 12, 500 violaciones sexuales, casi 70 mil denuncias anuales por algún tipo de violencia contra la mujer. No olvidemos que estas instituciones calculan que apenas se denuncia y se registra apenas la cuarta parte de toda la violencia, así que saquen su línea.

En este contexto, de casi un feminicidio espeluznante que me toca tratar en el noticiero cada semana, observo que son básicamente dos las preguntas que surgen a partir de una incomprensión de esta lucha que reduce la misma a un tema ideológico y no la percibe como el camino hacia políticas públicas que disminuyan esta violencia. Dos preguntas que terminan siendo, en buena cuenta, la reacción del machismo y conservadurismo interpelados por la “amenaza” de la igualdad.

La primera de ellas es la siguiente: ¿De qué sirve el feminismo, el progresismo, si desde que se trata de aplicar la violencia contra las mujeres no ha disminuido sino más bien ha aumentado?

Hay una paradoja que explica esto. La lucha por la eliminación de la violencia contra la mujer ha propiciado el “empoderamiento” de las mujeres para que se enfrenten al sistema y lleven a cabo sus denuncias, por eso es que los registros y, por ende, los números, han aumentado. Es decir, se ha logrado visibilizar el problema y visibilizarlo implica que cada vez más mujeres se animen a denunciar. Se ha producido, además, a pesar de todo lo que falta, una mayor conciencia social de esta violencia, un mejor acceso a la justicia (aunque en este momento parezca todo lo contrario en el Perú). Esto puede interpretarse no como que la violencia haya aumentado, sino que ahora sale a la luz en su verdadera dimensión. Por otro lado, los logros conseguidos respecto a la igualdad entre hombres y mujeres en distintos ámbitos de la vida, como el laboral, también genera reacciones contra la mujer.

La segunda pregunta recurrente que llega a mis redes es, de todas las denuncias de violencia contra la mujer, ¿cuántas son falsas?  Interrogante que trata de desacreditar el problema de la violencia de género. Nadie niega que se puede hacer mucho daño denunciando a un hombre inocente, pero la realidad indica que estas denuncias son mínimas. Tal vez es España el país que más ha estudiado el tema a partir de instituciones como La Fiscalía General del Estado, cuyas cifras indican el escasísimo porcentaje de causas incoadas cada año por delito de acusación y denuncia falsa, lo cual es suficientemente elocuente para rebatir las voces que se alzan en torno a la prevalencia de denuncias falsas en materia de violencia contra la mujer. El año 2016, por ejemplo, primer año en el que se hizo la estadística, la Fiscalía detalla que, de las 1.055.912 denuncias por violencia de género que se pusieron entre 2009 y 2016, se incoaron 194 causas por denuncias falsas suponiendo apenas un 0,18%. De ellas sólo han resultado en condena 79 (el 0,0075%) y, si se les suma las 110 causas en tramitación -pendientes de fallo-, el porcentaje sería del 0,01%, señala la Fiscalía española

Del mismo modo, asegura que es "imprescindible" insistir en la importancia de avanzar en la formación de todos los profesionales implicados en esta materia y en su especialización a todos los niveles, y reclama la "inaplazable" reforma del artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que dispensa de la obligación de declarar a la víctima de violencia de género. El mito de las denuncias falsas termina siendo un obstáculo en la lucha para erradicar la violencia de género porque siembra la duda, dentro de la sociedad, sobre el tamaño de este problema y disuade de denunciar a muchas mujeres que no quieren pasar, además de por un episodio de violencia física o psicológica, por la violencia social de poner en duda sus relatos. Acaso por los cuestionamientos a los que se ven enfrentadas muchas mujeres denunciantes, es que tanto en España como en el Perú, se calcula que apenas la cuarta parte de todos los hechos de violencia contra la mujer son denunciados y registrados.

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