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Hezbolá riposta bombardeo israelí en Beirut

Las intensas negociaciones para un cese del fuego entre Israel y el Movimiento de Resistencia libanesa Hezbolá, emprendidas por un mediador de Estados Unidos, confirman el mal momento que atraviesa  el Gobierno aliado del primer ministro Benjamín Netanyahu, enredado en una guerra de varios frentes que el saliente presidente Joseph (Joe) Biden trata de poner bajo su control.

El jefe de la administración demócrata cortó el paso a una iniciativa semejante del presidente francés, Emmanuel Macron, en un evidente afán de mantener el dominio hegemónico en un escenario de guerra donde el protagonista es su mayor protegido y receptor de ayuda militar. En otras palabras, está guerra es un asunto de Washington.

Sin embargo, los brutales bombardeos aéreos israelíes a la capital libanesa y otras ciudades y poblados del sur y este de la pequeña nación de los cedros, carente de medios efectivos de defensa antiaérea, no lograron aniquilar la capacidad de respuesta de Hezbolá, que este lunes alcanzó la ciudad de Tel Aviv, en el corazón de la entidad sionista con más de un centenar de cohetes que causaron fuertes daños.

Los ataques se produjeron después de que Israel atacara el centro de Beirut con una bomba antibúnker el sábado por la mañana. Al menos 29 personas murieron en ese ataque, y el líder de Hezbolá dijo que el bombardeo al centro de Beirut justificaba su respuesta contra Tel Aviv, donde al menos 11 personas resultaron heridas y hubo daños cuantiosos.

Esta es una de las operaciones más grandes que Hezbolá ha lanzado contra Israel y las evaluaciones preliminares indican que los perjuicios ascienden a decenas de millones de dólares.

El ejército israelí dijo inicialmente que se habían disparado 170 cohetes contra Tel Aviv y que muchos de ellos fueron interceptados. Desde entonces, los informes sugieren que se han disparado hasta 340 cohetes, aunque se dice que las lesiones en su mayoría son menores y que solo una persona se encuentra en estado de moderado a grave.

Líbano y Hezbolá aceptaron una propuesta de  cese del fuego —de la que se ignoran los detalles, pero que en principio requiere el retiro de tropas
israelíes al otro lado de la frontera.
Según el diario opositor israelí Haaretz, el esquema del acuerdo promovido por el enviado estadounidense Amos Hochstein se basa en la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada en 2007.

La propia fuente agregó que contempla varias etapas: la primera implica el cese de los combates entre las partes y la retirada de Hezbolá hacia el norte. Israel se retirará entonces del sur del Líbano.

Según se informa, el presidente estadounidense Biden y el presidente francés Macron anunciarán un alto el fuego de 60 días el martes, el mismo día en que el gabinete de seguridad de Israel se reunirá para discutir el acuerdo de alto el fuego con el Líbano.

Según un funcionario israelí, citado  por Haaretz, las partes «están muy cerca de firmarlo» y es probable que se pida a los ministros que voten sobre el texto del acuerdo durante la reunión.

Sin embargo, el ministro de Seguridad Nacional (del grupo de extrema derecha que condiciona la mayoría parlamentaria de Netanyahu) Itamar Ben-Gvir, dijo que un acuerdo con el Líbano es un gran error y representa una «oportunidad histórica perdida para erradicar a Hezbolá».

Al parecer, una admisión de fracaso político militar que deberá tragarse Netanyahu ante la presión por conveniencia propia del Gobierno estadounidense.

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