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Unos a construir, otros a esperar la carroña

Rebajen, por favor, la intensidad de la tragedia, que para citar a Shakespeare siempre hay tiempo. Tenemos a un lado a un Gobierno, de coalición y apoyado por fuerzas externas, que tiene ante sí unos grandes desafíos. Y por el otro, a una jauría de hienas esperando hincar el colmillo

¿Todo mal? Bueno. Despende, que dicen en Santiago de Cuba. Si usted tiene mirada corta, de vez en cuando se asoma a los periódicos de Madrid, si es habitual de las redes sociales, y si se entretiene con Ana Rosa Quintana, Pablo Motos, o ya cuando le pega al frasco, se mete en vena un Iker Jiménez, entonces lo verá todo espantoso, peor que un relato de Stephen King, que aquel paseo por el pasillo del hotel es una broma con el terror que se siente cuando por todo tener se tienen esas armas cognitivas que les señalábamos. Éramos pocos y en estas que se nos aparece Víctor Aldama, ex colaborador del FBI y de la CIA, lo ha explicado él en sede judicial, y cuenta que ha ido repartiendo sobres por todos los estamentos del gobierno y del PSOE. Los objetivos, bien definidos, que tenían que coincidir con la feroz campaña emprendida por el moderadísimo Núñez Feijóo y su guardia mora, que si Tellado, que si Cuca Gamarra, que si Cayetana, que si González Pons, que si Dolors Montserrat. ¿Verdad que les gusta la alineación de personas sensatas, liberales, comedidas en el decir?

Decíamos de los objetivos. Por supuesto, Pedro Sánchez, “el conjunto de todos los males, sin mezcla de bien alguno”, como definía el infierno el catecismo de nuestra infancia, allá en siglos remotos. A continuación, Begoña Gómez, que literalmente pasaba por allí, pero luce un rato incluirla en la declaración. ¿Estaba de moda Teresa Ribera, a ver si la sacudimos como a una estera, ahí puesta en mitad de la DANA? Pues arropa que hay poca, vamos a por ella. ¿Tocamos al PSOE, que este fin de semana celebra su Congreso, poca chicha para discutir? Pues a por ese tipo recio que echó a nuestro amigo Ábalos: Santos Cerdán, te vas a enterar. Y así. ¿Pruebas? Las ha prometido. Pero mientras, todas esas organizaciones creadas por la misma mano que mece la cuna, desde Manos Limpias a Hazte Oír, Iustitia Europa o la Asociación de Abogados Cristianos, bien protegidos por Vox, tienen munición para dar y tomar y presentar querellas variadas en múltiples juzgados, que alguno habrá encantado de sumarse a la guerra de las galaxias, que el uniforme de los malos de Darth Vader mola un montón. ¡Ah, el partido judicial, hoy en el candelabro por la gran incorporación a sus filas del juez Eloy Velasco, esa vulgar cajera de Mercadona! Por cierto, en los años noventa del siglo pasado, de esta historia me ha advertido un amigo, se produjo un suceso similar, el llamado caso Intelhorce. Si les interesa, verán qué similitudes, pueden consultar en cualquier buscador. Contra los socialistas, claro.

Es más doloroso contemplar cómo el primer partido de la oposición y la prensa amiga se han lanzado sin el menor pudor -nunca lo han tenido- a santificar las palabras del delincuente confeso, pillado con las manos en la masa en un gigantesco fraude que la serie francesa de televisión Sangre y dinero nos ha contado con detalle. Como de la calaña de los protagonistas. Vomitiva la comparación con Bárcenas y la atención que en su momento prestó el PSOE al tesorero del PP, que recordamos que entonces tenía el despacho a 12 metros del de Rajoy. Y papeles. ¿O acaso quieren olvidar aquella lista bien detallada? ¿Pretenden enfangar aún más esta sucia cacería? ¿Qué tiene que ver uno con otro? En fin, no entremos en su terreno pantanoso, que ahí te ahogas sin remedio. Pero contemos con que Aldama va a ser ahora el eje sobre el que va a pivotar toda la estrategia de un Núñez Feijóo sin una sola idea en la cabeza -¿ustedes le han oído alguna?- que no sea la de echar a Sánchez. Pero sabe que no puede, no le dan los números, y los intestinos se le retuercen de pura impotencia. Disfrutan hocicando en vertederos y cochiqueras, su hábitat natural. La insidia es su arma preferida, en perfecta combinación con una madeja bien organizada en las redes sociales, dinero tienen a espuertas, unas televisiones generalistas sumisas y militantes, en combinación con una prensa canalla y unos articulistas que empapan las teclas del ordenador en bilis y acíbar.

¿Han visto con el suficiente detalle el espectáculo que nos ha dado la derecha con la trágica DANA? Mazón y Feijóo se han unido en el descaro de intentar quitarse el desastre de encima, primero, y de acusar al Gobierno con una vesanía y falta de dignidad realmente asombrosas. Para colmo, esa absurda salida de subarrendar la solución de la crisis a un militar que lo primero que nos dice es que él no viene a hacer política. ¿Qué creerá este buen señor que hace un vicepresidente de una Comunidad Autónoma si no es política? Tan responsable será el uniformado como el presidente Mazón de adjudicar a dedo la reconstrucción de esos pueblos destrozados a empresas marcadas por la corrupción de la Gürtel. Teniente general Francisco José Gan Pampols, hay que apechugar con las decisiones que se toman. Un cuartel es otra cosa. Es usted la mano derecha de ese personaje caracterizado por las largas sobremesas y no enterarse de nada de lo que pasaba a su alrededor. Allá usted. Se lo demandaremos. 

Así que decíamos que el panorama que tenemos ante nuestros doloridos ojos quiere la derechona que sea negro, negro. Negro azabache, negro bujía o negro de humo. Pero negro. Seamos sinceros y digamos que algo gris ya es. Y que a veces, cuando se mira hacia arriba y se ve lo lejos que está la cima, nos entran unos hormiguillos que nos recorren las espaldas desde la nuca hasta donde pierde su honesto nombre. Pero que no cunda el pánico. El gobierno ha recibido un chute de consistente pegamento con sus socios tras la aprobación de ese paquete fiscal, insuficiente, quién lo duda, que finalmente ha logrado sacar adelante. Ahí están los 178 votos bien amarrados, frente a los 171 de la oposición. ¿Concesiones? A patadas. Como es lógico en un gobierno de coalición. Así es la vida y así son los números que se ha dado la ciudadanía con sus votos en las urnas. Difícil, no, lo siguiente. Pero ahí está la capacidad de hacer política. Tiene Sánchez, pues, un cierto camino expedito para armar los Presupuestos, máxime con la inyección de 8.000 millones que ha sacado a Bruselas para tapar un roto aquí, un descosido allá. 

Todo esto tiene el Gobierno que afrontarlo con ganas, con fuerza, con ánimo de superar las dificultades, a derecha y a izquierda, con unos socios como PNV o Junts, con un ojo en el PP con Vox -esa oferta de votar una moción de censura- y otro con sus rivales en su zona de influencia, Batasuna y Esquerra, y a la izquierda con un Sumar que tiene a Podemos en la chepa y un Podemos que no puede ni ver a Sumar. ¿Un desastre? No, un reto, como se plantean todos los dirigentes mundiales que luchan día a día para sacar adelante gobiernos de coalición, ya sea en Bélgica o en Dinamarca. Insistimos: son los números que salieron de las elecciones. 

Y tiene que lidiar, además, con problemas tremendos, y en esos sí que se juega su futuro, como la vivienda, el gran conflicto que ahora mismo domina el ranking de las preocupaciones de la ciudadanía. De los jóvenes, por supuesto, pero no sólo. Ahí debe el Gobierno echar el resto, como en luchar contra la desigualdad, cada vez más pornográfica, unos salarios que apenas dan para una vida digna, mientras el crecimiento del PIB se dispara. ¿A dónde va, se preguntan los trabajadores, ese gran logro de la macroeconomía, honra y prez de España ante todas las organizaciones mundiales? Porque a nosotros, se quejan con razón, no nos llega. ¿Quizá se lo queda ese 10% que acapara más de la mitad de la riqueza nacional? ¿Serán los mismos que se sulfuran por la subida de impuestos, pobrecitos que van a ganar un millón en lugar de un millón y un cuarto? O esos otros grandes tenedores de pisos, que ayer mismo nos enteramos de que diez de ellos suman más de 200.000 pisos en propiedad. Un buen resumen de los dos problemas más agresivos: la vivienda y el coste de la vida. 

A lo que íbamos. Concedido: el panorama es un poco gris, por verlo con gafas graduadas con el optimismo. Pero rebajen, por favor, la intensidad de la tragedia, que para citar a Shakespeare siempre hay tiempo. Tenemos a un lado a un Gobierno, de coalición y apoyado por fuerzas externas, que tiene ante sí unos grandes desafíos. Y por el otro lado tenemos a una jauría de hienas esperando hincar el colmillo a la carroña sin aportar ni un celemín a la comunidad. ¿Enumeramos una por una todas las cacerías que han desatado contra todo lo que se movía alrededor del Gobierno, desde Begoña Gómez al fiscal general, ya veremos en qué acaba el culebrón, cada día un sobresalto, hoy los imaginativos agentes de la UCO, que nada encuentran, pero que deducen mucho? Esa es la única política del PP, Vox y sus fieros aliados: la destructiva, la sucia acción basada en la injuria. Ellos sí lo tienen negro. 

O sea, entre el clavel y la rosa, su majestad escoja. 

Adenda. Sabe el Ojo, faltaría más, que Estados Unidos tiene 333 millones de habitantes y que las elecciones las ha ganado el gas naranja, ese increíble Donald Trump, hacedor de un gobierno más propio del Desfile de los Monstruos que de una potencia mundial. Y sabe también, acaba de comprobarlo, que Uruguay apenas si cuenta con 3 millones y medio de habitantes. Y allí ha ganado el profesor de historia Yamandú Orsi, heredero de la izquierda de José Mujica. Ya, cierto, no es lo mismo y una cosa no compensa la otra. 

Pero qué quieren ustedes, una alegría es siempre una alegría en la casa del pobre.  

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