Paranair se sumó a las líneas aéreas internacionales habilitadas para volar los cielos abiertos argentinos
Una nueva línea aérea extranjera recibió la autorización del organismo regulador local y podrá empezar a volar una ruta internacional. Se trata de la paraguaya Paranair, que, enmarcada dentro de la política de cielos abiertos podrá conectar a la provincia de Córdoba con la capital paraguaya.
De cara a la temporada de verano, la aerolínea paraguaya ya prevé incrementar la frecuencia de esta conexión: pasará de cuatro a cinco vuelos diarios entre Córdoba y Asunción.
Entonces, durante los meses de verano, los vuelos saldrán todos los días, con excepción de jueves y sábados. La compañía, que, según datos de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), transportó unos 5065 viajeros hasta octubre de 2024, también opera la ruta entre Ezeiza y el Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi, en Asunción.
Según el escrito que se publicó este miércoles en el Boletín Oficial y que tiene la firma del subsecretario de Transporte Aéreo Hernán Gómez, la empresa de bandera paraguaya está habilitada a operar esta ruta con servicios regulares de transporte aéreo de pasajeros y cargas. De esta manera, se suma una nueva ruta internacional que une directamente una provincia argentina con el exterior, sin tener que pasar por Buenos Aires.
A su vez, en el marco de la desregulación del mercado aerocomercial argentino, la aerolínea paraguaya buscará incorporar nuevas rutas entre este año y el que viene. Una de las conexiones que se manejan en la industria es la ruta entre Salta y la capital paraguaya.
Paranair se suma a las aéreas que, recientemente, recibieron la luz verde para empezar a operar rutas internacionales en la Argentina: se trata de la empresa chilena Sky Airline, a la dominicana Arajet y a JetSmart Perú.
La desregulación del mercado aerocomercial argentino que inició hace unos meses el ministro Federico Sturzenegger fue indispensable para la concreción de estas rutas. De hecho, a fines de septiembre, el Gobierno decretó que los aviones y tripulaciones extranjeras podrían volar rutas domésticas en la Argentina.
Esta posibilidad era un pedido fuerte de la industria, ya que les permite a las aéreas una mayor flexibilidad a la hora de mover los aviones de un país hacia otro, sobre todo, dependiendo de la estacionalidad y la demanda de cada mercado, que, usualmente, varía por temporadas.