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La metrópoli piensa en grande y abarca 5,1 millones de habitantes

Abc.es 
Históricamente, Barcelona ha ejercido de motor de España en muchos aspectos. Su aspiración de salto de escala en el horizonte del 2035 de aglutinar la región metropolitana de los 5,1 millones de habitantes supone una nueva hoja de ruta que, aunque está por acabar de definir administrativamente al comportar cesiones de competencias, tanto de la Generalitat como de los municipios, es en la práctica una realidad al basarse en el continuo urbano y también una necesidad de coordinación de los servicios ciudadanos y las ordenanzas. Barcelona es una marca y un referente mundial, pero el municipio con sus 1,7 millones de habitantes no le permite competir con las grandes metrópolis del mundo. Incluso ya empieza a ser insuficiente el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) , que con 3,3 millones aglutina a 36 municipios que, en el imaginario colectivo, funciona como un todo a pesar de sus distintos niveles de gestión administrativa. Ahora, con la propuesta de Jaume Collboni ya se está hablando de una gran región metropolitana de 5,1 millones de habitantes y 160 municipios que configuraría también administrativamente la gran Barcelona real, una potencia económica y demográfica que podría hablar de tú a tú con otras grandes ciudades del mundo, potenciando su contribución como uno de los principales motores de España. La potencia de la actual área metropolitana barcelonesa (AMB) se sustenta en datos como que el 83% de las filiales de empresas extranjeras en Cataluña se concentran en el AMB, que genera además el 55% del PIB de toda Cataluña, el 52% del empleo y el 45% del tejido productivo de la comunidad autónoma. Los 80 indicadores que reúne el informe 'La metrópolis de Barcelona. Invertir, trabajar y vivir', en base a los datos de 2023, demuestran la capacidad de atracción de la inversión extranjera de la metrópolis. El informe insiste en que es necesario remarcar que no se está hablando sólo de la ciudad de Barcelona para que los inversores entiendan que se habla de un conjunto articulado y conectado que es metropolitano. Hay muchos niveles de administración superpuestos –ayuntamientos, consejos comarcales, AMB, Diputación, Generalitat, Estado, UE– y cada uno de ellos tiene unas atribuciones y unos poderes de los que le cuesta desprenderse. Aunque ha mejorado mucho la colaboración entre administraciones y el AMB aglutina competencias comunes en muchos ámbitos como la gestión de los residuos, el transporte y algunos aspectos urbanísticos, lo cierto es que muchos expertos señalan que habría que simplificar y unificar esfuerzos para que el conjunto funcionara de forma más coordinada y eficiente. Las políticas de vivienda, industriales, ambientales, de transporte y los servicios básicos deben tener una visión metropolitana. Barcelona y su actual área metropolitana tiene una extensión de 636 kilómetros cuadrados, cuando solo el municipio de Madrid tiene 604 kilómetros cuadrados e incluye el aeropuerto y el Pardo, que es como la sierra de Collserola para Barcelona. El área metropolitana barcelonesa, en su diseño actual, concentra una población de 3,3 millones de habitantes y el 55% del PIB catalán, es decir, casi 150.000 millones de euros, lo que supone que de cada euro generado en Cataluña, más de la mitad se produce en la actual metrópolis, un área que emplea a 1,8 millones de trabajadores, lo que supone el 52% de los empleados de toda la comunidad, la inmensa mayoría en el sector de servicios y tan sólo el 9% en la industria. Si no se piensa Barcelona como un todo del continuo urbano de Vilanova a Sabadell y Mataró, con planificación y políticas coordinadas, será más difícil resolver los actuales problemas de la ciudadanía, aseguran los expertos. Barcelona quiere aprovechar la fortaleza de los diferentes centros de investigación e innovación que están repartidos por el área metropolitana y que son punteros en toda España. Desde el Parque Científico de Barcelona (PCB) y el y el Barcelona Supercomputing Center (BSC), zona donde también se prevé que se instale el Hospital Clínic en su proyectada ampliación al principio de la Diagonal, junto a L'Hospitalet y Esplugues. A ello se une el futuro recinto ferial ampliado de Gran Vía, el Hospital de Bellvitge y el Instituto Catalán de Oncología (ICO) en L'Hospitalet que, junto al hospital infantil de Sant Joan de Déu constituye la base del futuro 'hub' biomédico o BioPol. También destaca el Sincrotón Alba de Cerdanyola del Vallés, el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) de Castelldefels o el Campus de la Alimentación en Santa Coloma de Gramanet. En definitiva, Barcelona es la capital científica más importante de España y del sur de Europa y ocupa la cuarta posición en publicación de 'papers' de toda Europa, pero en transferencia está en la undécima posición. En su trama metropolitana acoge grandes infraestructuras como el aeropuerto, el Parque Agrario del Baix Llobregat, los polígonos industriales y de servicios como el de la Zona Franca , El Prat o Sant Cugat, seis parques tecnológicos y ocho universidades, además del futuro hub audiovisual de las Tres Chimeneas, por poner solo unos ejemplos de cómo las necesidades de la capital se suplen con la creación de nuevos polos urbanos situados en otros municipios que siguen formando parte del continuo urbano. El área metropolitana de Barcelona tiene un PIB per cápita de casi 39.000 euros, lo que la sitúa por encima del conjunto de Cataluña y del resto de España, además de posicionarse de forma similar a capitales europeas como Berlín, Milán, Innsbruck y Amberes. A pesar de este indicador, los municipios del AMB tienen una tasa de riesgo de pobreza de más del 21%, por encima de los resultados que se obtienen en el conjunto de España y en la Unión Europea. Los expertos también subrayan que quien puede ayudar a resolver el riesgo de pobreza es un éxito en el ámbito de las startups y los visitantes turísticos de calidad, porque «es una bendición tener sectores tan exitosos». Todas las grandes transformaciones que Barcelona necesita tienen que ser, necesariamente, metropolitanas porque esa es la Barcelona real. La del Metro y Cercanías (Rodalies). Y para responder a esos retos es necesario reforzar la gobernabilidad metropolitana , lo que implica a los ayuntamientos, al AMB, a la Diputación de Barcelona y también al gobierno de la Generalitat de Cataluña, porque todos tendrían que ceder competencias, como ya lo han hecho en las metrópolis de Reino Unido. El alcalde Collboni ha abierto en este mandato el debate en busca de nuevos consensos entre las principales administraciones catalanas para lograr este impulso metropolitano. Porque Barcelona ha vuelto y lo ha hecho pensando en grande.

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