Esto es lo que esconde esa lucha interna llamada disonancia cognitiva
Queremos hacer dieta, pero comemos esa tarta de postre sin hambre. Queremos dejar de fumar, pero iniciamos un nuevo cigarrillo. Queremos ponernos en forma, pero nunca vamos al gimnasio. Queremos, deseamos y aspiramos pero a la hora de bajarlo a la realidad nos fallan las fuerzas, la voluntad y la perseverancia. ¿Por qué no hacemos lo que nos proponemos o queremos hacer? Para entenderlo tenemos remontarnos a los años cincuenta cuando el psicólogo León Festinger estuvo investigando la incomodidad mental que sienten las personas cuando tienen creencias, actos o emociones contradictorias o incompatibles. Llevamos mal la inconsistencia y somos capaces de engañarnos, si es necesario, para aligerar la tensión que nos provoca esta contradicción . Festinger descubrió que solemos utilizar tres estrategias diferentes para aliviar la disonancia cognitiva que sentimos cuando nos comemos un dulce, cuando encendemos un cigarrillo o cuando nos quedamos tirados en el sofá de casa. Cuando pensamos que merecemos aquel tiramisú estamos justificando la inconsistencia ; cuando pensamos que fumar no es tan malo estamos cambiando nuestras creencias y cuando decimos que mañana iremos al gimnasio estamos ajustando nuestro comportamiento a nuestras creencias . ¿Cuál utilizas más tú? Quizás puedes utilizar las tres a diestro y siniestro. No ocurre nada, es normal, es un fenómeno psicológico básico que nos ayuda a vivir en un mundo complejo y lleno de contradicciones. La manera más complicada de resolver esta disonancia sería también la más lógica que es cambiar el comportamiento que tenemos, es decir, rechazar ese postre, tirar el paquete de tabaco a la basura o dirigirte contento y motivado al gimnasio. Queremos. A menudo queremos. Pero no podemos. Es superior a nosotros, a nuestra fortaleza, a nuestra motivación . No es que no queramos, es que no podemos. No tenemos palabras para describirlo, pero simplemente no podemos. También podemos cambiar la creencia a fin de resolver esta tensión. De esta forma tendremos claro que hacer dieta no es tan importante, que esto de fumar no es tan malo y que eso de ir al gimnasio está sobrevalorado. Esto es mucho más fácil, sólo nos requiere algunos segundos de procesamiento mental. Por último, la tercera estrategia nos permite añadir una nueva creencia o modular la que tenemos. Ésta es quizás la manera más habitual de gestionar la disonancia cognitiva que no nos deja dormir. Así pues, cada vez tendremos más claro que aquel tiramisú te ayuda a digerir la comida, que fumar te ayuda a relajarte y que ir al gimnasio no es bueno para tus articulaciones. Como quien dice, hecha la ley, hecha la trampa. La teoría de la disonancia cognitiva de Festinger es muy importante ya que nos explica y muestra cómo las personas intentan mantener la coherencia en su sistema de creencias y comportamientos incluso si esto implica racionalizar decisiones que parecen poco lógicas o contradictorias. Quizás, ahora que lo sabes, podrás ir al gimnasio, dejar de fumar o hacer dieta… o como mínimo, podrás darte cuenta de cuándo te estás autoengañando. Puedes descubrir otros consejos de Tomás Navarro ( @tomasnavarropsi en instagram) para poner límites a aquellas personas que nos hacen daño en su obra ' Tus líneas rojas' (Zenith/Planeta). Y además, puedes leer aquí otros artículos de Tomás Navarro en ABC Bienestar .