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Milei-Cristina y un pacto en las sombras a espaldas del PRO. ¿Estrategia o trampa?

El rumor corrió fuerte en las últimas semanas. Al oficialismo todavía le cuesta explicar por qué no acompañó, al menos con su presencia para habilitar el debate, a sus supuestos "socios políticos" en el proyecto de ficha limpia. La propia ex vice presidenta tuvo que salir a negar las versiones: "Cuando escucho decir eso me pregunto: ¿Pero esta gente me está tomando el pelo? No pudimos conseguir que diputados derogue el decreto 70.

En el Senado lo derogamos y en diputados no pudimos juntar los números. ¿Y quienes no se juntan? Los dialoguistas y los del PRO. ¿Quiénes le dieron los números para que se aprobara el RIGI? Los dialoguistas y el PRO. ¿Y quienes son los que votan en contra de todo eso?

El bloque de Unión por la Patria. Y resulta que los que acordamos con Milei ¿somos nosotros? La verdad, son muy caraduras...", aseguró Cristina en una entrevista emitida por YouTube en el podcast del colega Rodis Recalt.

Hace un par de horas el Gobierno confirmó el llamado a extraordinarias que estarán vigentes hasta el 27 de diciembre. Si bien el temario lo define el Ejecutivo, sería de esperar que el PRO pudiera meter la cuchara en algunas cuestiones. Bueno, eso no va a pasar.

Al momento los temas a tratar serían, en principio, el paquete de leyes vinculadas a Seguridad, ley antimafias, reincidencia, comisión de delitos y unificación de condenas al mismo tiempo que eliminación de las PASO y reforma de partidos políticos.

A último momento, el Gobierno decidió incluir un proyecto para flexibilizar la quita de fueros para los funcionarios públicos, como forma de respuesta frente a su nula colaboración para tratar ficha limpia, y por el patético caso del senador Kueider que vuelve a poner a la política en la obligación de dar explicaciones.

Fuera quedaría Presupuesto (si bien es una herramienta de planificación necesaria y una muestra hacia el exterior de respaldo interno al Presidente, claramente el Gobierno prefiere tener uno hiperdevaluado como el actual, para manejar las partidas de manera mucho más discrecional). También quedaría fuera el proyecto del PRO que terminó dividiendo aguas: ficha limpia.

Esto sucede en coincidencia con el primer ano de gestión Presidente en el que la polarización está más viva que nunca y en el que Milei, que juega del lado del amor y del odio en ese electorado polarizado, elige a quien sube a su ring.

El Presidente logra conservar una imagen positiva que prácticamente no se diferencia de la que tenía en enero de 2024 cuando recién asumía la Presidencia. En el medio, un ajuste machazo y una devaluación muy superior a lo que la mayoría de los argentinos esperaba.

Con ese contexto Milei decide con quien pelea, con quien negocia, con quien actúa una pelea conveniente para ambas partes.

El temario a tratar en extraordinarias parece convenir solo a 2 actores de la dirigencia política, Milei y Cristina. "Tomala vos dámela a mí" El voto se divide mejor así. ¿Y el PRO? ¿Y Los radicales? Bien, gracias.

Si bien el panorama político de la Argentina convulsiona históricamente, las disputas ideológicas parecen marcar hoy más que nunca la agenda nacional. A primera vista parece absurdo encontrar un terreno común entre el oficialismo y el kirchnerismo pero estamos acostumbrados a que lo inesperado en la política argentina muchas veces se termine convirtiendo en algo posible.

Si bien el Gobierno recibió el apoyo de otros actores para atravesar situaciones como la segunda vuelta, el financiamiento de las universidades y la reforma jubilatoria, hoy acordar con una mayoría opositora es más viable para el Gobierno para llevar a cabo su objetivo. Se llama pragmatismo.

En el Gobierno entienden que el voto anti k furioso está en el votante del PRO. Corrido el PRO del medio, capitaliza el oficialismo esa bronca ante la posibilidad de un regreso del kirchnerismo. Al mismo tiempo, polarizar con Cristina es más fácil que hacerlo con Kicillof, ya que no habría que dividirse ni siquiera el voto joven que el Presidente considera que le corresponde.

Milei, asumió de la mano de una promesa de un cambio radical. Capturó la atención de una sociedad cansada de promesas incumplidas y la corrupción y la inflación como las causas de sus principales males. En su promesa de romper con el pasado la polarización con Cristina se vuelve crucial. En su discurso, mostrando a la ex Presidenta como la encarnación de la corrupción y el fracaso político que dio lugar a su Gobierno, Milei no solo refuerza su propia narrativa con Cristina sino que también desdibuja las críticas que podría recibir por su gestión.

En tanto, el kirchnerismo y sus políticas públicas y el arraigo en sectores populares, aún resuena significativamente en algunos sectores.

De todos modos, detrás de una supuesta alianza puede haber una gran trampa. Los votantes de Milei confían en él la idea de la ruptura con el pasado. Los K por su parte defienden un modelo de Estado asistencialista, con el que el oficialismo colisiona. Un entendimiento entre ellos podría terminar generando descontento y dudas.

Está claro que la política argentina necesita más de diálogo abierto que de negociaciones oscuras. Parte del capital de Milei es la confianza, ya que está poco contaminado por la política tradicional. Un paso en falso en ese sentido podría jugarle absolutamente en contra. Ambos deberían tener en cuenta que lo que puede parecer una alianza estratégica puntual, puede terminar convirtiéndose en una gran trampa política.

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