Hablan las paredes
El hombre es lo que comunica, por eso desde sus inicios ha ido dejando una larga estela de manifestaciones de ello. Es la necesidad de marcar sus espacios, dar a conocer sus emociones, dejar su huella. Pinturas rupestres, como las de Altamira o Lascaux, era la narración de historias, crónicas del quehacer de esas comunidades, o tal vez eran manifestaciones de conexión metafísica, para no decir religiosas, o tal vez educativas.
Esos primeros grafitis han mutado en cualquier forma que podamos imaginar, su denominación se puso en boga a finales de la década de los sesenta del pasado siglo. Por aquellos años, en las calles de Nueva York, la muchachada comenzó a marcar sus territorios con pintas de todo tipo. Taki 183 fue la firma o tag con la que se inmortalizó. Ese nombre artístico fue el escogido por Demetrius Tsiamis, de ascendencia griega y crecido en la Babel de Hierro. Taki es el diminutivo de su nombre en griego, y 183 hace referencia a la calle 183 de Washington Heights, donde vivía. En 1969 él comenzó a dejar su huella en paredes, estaciones del Metro y postes de luz, mientras trabajaba como mensajero. Eso le hacía desplazarse por toda la ciudad y así plantó su nombre en todos lados. En 1971 The New York Times publicó el artículo «Taki 183 Spawns Pen Pals», lo cual fue un momento clave para el reconocimiento del grafiti como fenómeno cultural.
Sin embargo, debe decirse que antes, en 1965-1967, por las calles de Filadelfia, Darryl McCray, quien había sido apodado Cornbread en el reformatorio donde había estado recluido, comenzó a dejar su apodo en las calles de esa ciudad. Algunos investigadores del tema le atribuyen el renacimiento del rayado de las paredes y cuanta superficie pueda quedar al alcance de sus pinturas en aerosol.
Ellos fueron los precursores del arte mural urbano, por eso los huecos para hacer ojales, y hasta las hojas sueltas ahora pueden encontrarse en cualquier pared de los sitios más impensables.
Es bueno recordar que los mensajes escritos en tapias y murallas no son de data reciente. Cuando en el año 79 de nuestra era Pompeya fue destruida, sus muros estaban repletos de mensajes. Investigadores como Gregory Aldrete, Alicia Aldrete, Laura Nissen y Eeva-Maria Viitanen, por mencionar algunos, han encontrado alrededor de millar y medio de ellos dedicados a lo político.
Se sabe, por ejemplo, que para el cargo de edil de la ciudad se hizo una activa campaña de mensajes. Cito algunos de los que más me llamaron la atención. “Si creéis que la vida honesta sirve para algo, entonces vale la pena elegir a Lucrecio Frontón”. Los partidarios de uno de sus oponentes escribieron: “Elegid a Gayo Julio Polibio para el cargo de aedile. Proporciona buen pan”. Polibio era popular, al punto que también se encontró: “Todos los arrieros de mulas piden que elijan a Gayo Julio Polibio”.
También existía en aquellos días la guerra sucia, como tal parece fue el caso del acoso contra Marco Cerrinio Vatia. Van dos muestras: “Los borrachos les piden que elijan a Marco Cerrinio Vatia”, y “los ladrones mezquinos le piden que elijan a Vatia”.
Trato de imaginarme cómo se romperán la cabeza los arqueólogos dentro de mil años cuando estudien lo que alguna vez fue Venezuela y se encuentren con cosas como “Corazón de la Patria”. Dígame cuando encuentren aquello de “Chávez corazón del pueblo”. ¿Y “Patria, socialismo o muerte”?
Espero que también encuentren uno de los cometas de Rafael Araujo, el señor del papagayo, en especial aquel de: “¿Dónde se ha visto obrero con Rolex esmeralda y anillos de seguridad?”. No me quiero imaginar cuando lleguen a la casa natal del señor aquel en El Furrial, ese que le gusta agarrarse los periódicos ajenos y quedarse con los reales de la cantina que administraba, y encuentren en la sala de su casa natal, bajo cien capas de pintura, el escudo de Acción Democrática. ¿Y si encuentran una copia de una carta de misia Felicia Rondón a Faustina, la esposa del caudillo Alfaro Ucero, pidiéndole que meta la mano por su hijo en la Academia Militar? Seguramente, dirán los acólitos sobrevivientes, eso ha sido una manipulación histórica obra de la derecha fascista que maniobra los hechos para crearle mala imagen a la revolución bonita.
Lo que no me puedo imaginar es la respuesta que darán los progresistas del momento, cuando encuentren, en lo que será el yacimiento arqueológico de Chacachacare, en mi amada isla de Margarita, sobre las paredes externas de un viejo templo católico, la frase: «Virgen del Valle, ¿por qué no mandas un mar de leva que se lleve a rastra todos estos vergajos chavistas y maduristas?».
© Alfredo Cedeño
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