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Los Premios del Cine Europeo coronan a la española Karla Sofía Gascón y su 'Emilia Pérez', que vence a 'La habitación de al lado' de Almodóvar

El musical sobre una narco trans ha arrasado llevándose los cuatro galardones a los que optaba y dejando a cero el marcador del filme español

Karla Sofía Gascón, la revolución del cine español: “No quiero ser como ninguna actriz, quiero ser yo misma”

Los Premios del Cine Europeo (los EFA, European Film Awards) suelen ser una cuestión de todo o nada. Son unos galardones que rara vez se dividen entre las favoritas, y normalmente una película arrasa y sale convertida en la película europea del año. El año pasado fue Anatomía de una caída, que se llevó todo lo que podía y dejó a La zona de interés con el contador a cero. Hace dos años fue Triángulo de la tristeza, que con cuatro galardones no dejó opciones al resto de filmes, entre los que se encontraba Alcarràs, de Carla Simón. Además, ambas películas recibían así su empujón definitivo de cara a la carrera hacia los Oscar, donde ambas lograron las nominaciones de película, dirección y guion original. 

Siguiendo sus propias tradiciones, los EFA cayeron todos en la misma cesta. En esta ocasión la de Emilia Pérez, que se confirma como la película europea que puede seguir la senda de los anteriores títulos de cara a sus más que probables nominaciones en los Oscar. Para el musical narco queer de Jacques Audiard, que acaba de estrenarse en España, fueron los cuatro premios a los que optaba esta noche, película, dirección, guion y actriz. Este último se sintió como propio, ya que fue para la madrileña Karla Sofía Gascón, que después de ganar el premio a la interpretación femenina en Cannes consigue este EFA que vuelve a ser histórica, al ser la primera actriz abiertamente trans en lograrlo. 

“¡Bingo!”, dijo al subir al escenario. Emocionada, con su particular sentido del humor y muy nerviosa, Karla Sofía Gascón se lo agradeció a su director, Jacques Audiard. “Me he vestido de azul porque creo profundamente en los valores de la Unión Europea, y en todos nosotros. Todos juntos podemos hacer cosas grandes en este mundo, y llevar cosas buenas a los demás países, que algunos están bien jodidos. Por último se lo dedico a mi madre, que está un poco malita, pero también a todas las madres, porque se infravalora su función. Y a todas las familias que aman a sus hijos y que hacen lo que tienen que hacer unos padres, quererles y ayudarles, porque desafortunadamente en este mundo en el que vivimos hay mucha gente que odia, y que en su casa prefieren que sus hijos sean delincuentes a maricones. Gracias a todas esas familias que aman a sus hijos. Gracias”, dijo en otro discurso para enmarcar como el que dio en Cannes.

A estos cuatro galardones hay que sumar el de Mejor montaje, anunciado previamente. El primero en caer fue pronto, el de Mejor dirección nada más abrir la noche. Maria Bakalova, la actriz de Borat 2 y The apprentice, anunció a Jacques Audiard, y todo empezó a oler a triunfo aplastante. Hasta Audiard reconoció en su primer discurso que se había preparado hasta tres para lo que quedaba de noche “siendo optimista”. Hizo bien en serlo, porque le hicieron falta. 

El arrase de Emilia Perez tuvo como principal perjudicado a Pedro Almodóvar -que no acudió a la ceremonia por encontrarse enfermo- y su filme, La habitación de al lado, que optaba a los mismos cuatro premios que el musical de Audiard y que no logró materializar ninguno. Karla Sofía Gascón vencía a la que pude ser su rival en los premios posteriores, Tilda Swinton, y Almodóvar, que venía de ganar el León de Oro en Venecia, también esperará al próximo lunes para calibrar sus opciones esta temporada de premios. También se quedó a cero la otra favorita, La semilla de la higuera sagrada, del iraní exiliado Mohammad Rasoulof y que cuenta como producción alemana -de hecho, representa al país en los Oscar-.

El único premio al que no estaba nominado Emilia Pérez, el de Mejor actor, se presentaba como un duelo entre dos estrellas (europeas) de Hollywood, Daniel Craig, por Queer, y Ralph Fiennes, nominada por Conclave (y única candidatura del filme de Edward Berger). Aquí llegó una de las sorpresas más emotivas de la noche, puesto que el ganador fue Abou Sangare, por La historia de Souleymane, que no pudo viajar a Lucerna para recogerlo. La historia de un migrante repartidor de Glovo en Francia que se ha convertido en una de las revelaciones de la temporada y lo confirmó con este premio que se salió del guion de los favoritos.

Desafortunadamente en este mundo en el que vivimos hay mucha gente que prefiere que sus hijos sean delincuentes a maricones

Karla Sofía Gascón Actriz

Tampoco hubo suerte para el cine español en la categoría de Mejor película de animación, donde había doble nominación, la de Fernado Trueba, con Dispararon al pianista y la de Isabel Herguera, con El sueño de la sultana. Fue la película letona Flow quien logró el premio. Una película muda, como lo era la ganadora del año pasado, la magnífica Robot Dreams, de Pablo Berger, que acudió a la gala realizada en Lucerna. Como el filme de Berger, Flow es una de esas candidatas independientes que puede dar la campanada en los premios este año y colarse en los Oscar entre las grandes superproducciones de Pixar, Dreamworks y compañía.

Fue una gala larga, y sin alusiones políticas hasta que llegó el premio al Mejor documental para No other land, que no pudieron recoger la pareja de directores Basel Adra, palestino y Yuval Abraham, israelí. Ambos subrayaron la “dificultad de celebrarlo mientras seguimos viviendo una ocupación y un genocidio al pueblo palestino”, por ello pidieron que no solo se pidiera el alto al fuego, sino que Europa “tome acciones” para lograrlo e impedir lo que calificaron de “limpieza étnica”. Un discurso que se completó con un grito de “Free Palestine”, desde un espontáneo del público. También cuando la actriz palestina Hiam Abbass entregó el premio a la Mejor película y habló de los niños muertos en Gaza y pidió por la paz.

El momento más emotivo de la noche llegó con el premio honorífico a Isabella Rosellini, presentada con humor por su compañero en Conclave, Ralph Fiennes, que destacó que Rosellini hacía “películas pornográficas”, para luego aclarar que eran sobre “la vida sexual y rituales de gusanos, abejas, libélulas, y caracoles”, destacando una de las facetas más desconocidas de la hija de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini. De hecho, ella confesó que le costó digerir este premio, ya que siempre se refieran a ella como “la hija de”, y esta vez se trataba de ella.

Merecido por una carrera llena de riesgos y papeles míticos a las órdenes de los más grandes, como los hermanos Taviani, Abel Ferrara, Alice Rohrwacher y, por supuesto, David Lynch. Rossellini describió “la curiosidad” como el motor de su vida, y “la risa y la diversión como la gasolina”. Algo que aprendió de sus padres. Se acordó de la mujer sin la que no podría haberlo logrado, y su nombre sorprendió a muchos, Nina. La niñera que cuidó de sus hijos cuando ella se iba a rodar, y una de las personas más importantes para ella, “como ocurre con todas las mujeres que tenemos carreras”. También se acordó, de hecho, de la niñera que hizo que su madre pudiera rodar y que estuvo con ellas, poniendo sobre la mesa un tema como la conciliación al recoger su premio.

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