Detectados más de cien buques rusos en aguas españolas desde la guerra de Ucrania
En febrero de 2022, Rusia inició una ofensiva militar sobre Ucrania que sigue abierta un año y diez meses después. Aumentaron también entonces las tensiones entre Vladimir Putin y la OTAN, que no ha entrado directamente en la contienda militar pero da soporte económico y militar a las tropas de Kiev. El mar es desde entonces un espacio militar más en el que buques aliados y rusos navegan de forma cruzada en una demostración de presencia, fuerza y disuasión. España no es ajena a este fenómeno y buques de la Armada se integran de forma rotatoria en los grupos navales permanentes de la Alianza Atlántica que despliegan en el Mediterráneo, el mar Negro y el Báltico. Pero también los buques rusos se acercan a territorio europeo, en una demostración de fuerza militar y también siguiendo rutas de transporte y logística imprescindibles para los intereses de Vladimir Putin. En este contexto es en el que España destaca como enclave fundamental por su situación geográfica. La península Ibérica es zona de paso habitual de embarcaciones de pabellón ruso que se mueven entre sus territorios para el traslado de personal, logística y todo tipo de materiales. Una de las razones del paso de buques rusos por aguas de soberanía española está directamente relacionado con la guerra de Ucrania y la consecuente decisión de Turquía de cerrar los pasos del Mediterráneo al mar Negro a través de los Dardanelos y el Bósforo. Esto obliga a las embarcaciones de Rusia a rodear toda Europa para llegar desde San Petesburgo y Kaliningrado (el enclave ruso aislado situado entre Polonia y Lituania) hasta la base naval de Vladimir Putin en Siria. Para este tránsito el estrecho de Gibraltar es un paso fundamental para las embarcaciones rusas. Todos estos buques son vigilados por barcos de la Armada durante su tránsito por aguas de soberanía española. Habitualmente, la Marina española toma el control de las autoridades francesas que estaban siguiendo esos buques cuando entran en el mar Cantábrico, lo cede a la Armada portuguesa cuando pasan a aguas de su soberanía y retoman el seguimiento cuando los buques rusos vuelven a nuestra zona de autoridad en el Mediterráneo y el paso del Estrecho. En concreto, fuentes del Estado Mayor de la Defensa han revelado a ABC que España ha hecho seguimiento de más de un centenar de buques rusos desde el año 2022, cuando Putin inició la invasión militar sobre Ucrania. Se trata tanto de buques militares como de aquellos que les dan apoyo, como oceanográficos, remolcadores o de transporte de material. Especialmente significativos son los submarinos rusos que entran en aguas de soberanía española. El último caso del que se tiene conocimiento tuvo lugar el pasado mes de septiembre, cuando las fragatas españolas Blas de Lezo y Canarias realizaron el seguimiento del submarino ruso Novorossiyk, acompañado por los buques auxiliares Evgeniy Churov y Alatau en tránsito desde el Mar Cantábrico hasta el Mediterráneo oriental. El tránsito en esa ocasión repitió el esquema habitual: el submarino y el remolcador rusos fueron monitorizados en el mar Cantábrico por la Blas de Lezo, que inició el seguimiento frente al litoral gallego hasta las costas portuguesas relevando a una fragata francesa. Cedió entonces la labor a un buque portugués hasta que la fragata Canarias continuó con la monitorización de las embarcaciones rusas durante su tránsito por el golfo de Cádiz y mar de Alborán. Durante su paso por el estrecho de Gibraltar se incorporó a la agrupación el remolcador Alatau para continuar la escolta del submarino en su tránsito hacia el Mediterráneo central. Aunque expertos militares enmarcan en la normalidad este tipo de navegaciones de las unidades rusas por aguas de soberanía española, el movimiento es seguido de cerca por las Fuerzas Armadas para tener un control directo de su evolución. Desde el Estado Mayor de la Defensa revelan que el Mando de Operaciones «realiza un seguimiento continuo del tráfico marítimo en aguas de soberanía española para un adecuado conocimiento del entorno marítimo». Esta vigilancia, aunque no ha detectado ninguna actuación que haga saltar las alarmas, sí ha constatado un aumento del tráfico ruso por aguas de soberanía española durante el último año. En concreto, en este año 2024, respecto al mismo periodo de 2023, se ha producido un incremento de un 50 por ciento aproximadamente de tránsito de buques relacionados con las Fuerzas Armadas rusas. Entre las funciones que se atribuyen a este tipo de unidades está la de monitorización del suelo marítimo, uno de los espacios que se revelan fundamentales en el actual contexto geopolítico. De hecho, la Armada, que esta semana presentó su documento estratégico de largo plazo con la vista puesta en el año 2050, marcó como prioridad el control de los nuevos dominios, entre los que incluyó el lecho marino, un nuevo espacio «por analizar». «Este emerge como una prioridad estratégica en el dominio marítimo», constató el almirante jefe de la Armada (Ajema), almirante general Antonio Piñeiro. Como ejemplos están los recientes cortes de cables submarinos o el sabotaje de los gasoductos Nord Stream.