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Comedores escolares

Con tristeza debo decir que no reconozco a mi país. La inseguridad nos pone entre los peores de América Latina.

Nuestra conquista social y orgullo nacional, la Caja Costarricense de Seguro Social, atraviesa la peor crisis en su historia desde su creación en los años 40. La educación, tercer pilar de nuestra democracia, según el Estado de la Educación, sufre un apagón que ensancha las brechas de desigualdad.

La educación no ha mejorado, y mucho me temo que el apagón ha crecido debido a los grandes recortes sufridos, que delatan la resistencia ministerial a entregar al Estado de la Nación las últimas cifras.

Es el Poder Legislativo el que rápidamente aprobó el último presupuesto extraordinario para el pago de aguinaldos y recortó partidas de otras instituciones para trasladar fondos a tan importante cartera.

Bien por el Legislativo, pero este gobierno pasará a la historia por heredarnos otra “generación perdida” causada por la falta de estrategias para superar meses de huelga y la pandemia. Sucede en momentos de alta competitividad con base en el conocimiento.

Lo dicho y hecho sacrifica el futuro de nuestro país, pero mi preocupación inmediata es la denuncia de la Contraloría General de la República acerca de los recortes al Programa de Alimentación y Nutrición del Escolar y del Adolescente, del que depende la alimentación de miles de nuestros niños y jóvenes.

El programa, establecido en la administración Oduber y ampliado en el 2017 a la época de vacaciones—fruto de la lucha del entonces diputado Luis Vásquez— reconoce varias realidades: el desarrollo cognitivo y físico de los niños y jóvenes depende de una alimentación adecuada; ayuda, además, a disminuir la brecha de oportunidades; y evita la deserción al prevenir el trabajo infantil, que, si bien está prohibido, se da por necesidad en hogares vulnerables. Peor aún, debilitarlo convierte a los menores en presa de pandillas de narcotráfico y crimen organizado.

El gobierno sacrifica nuestro futuro. Con tal de mostrar mejores cifras macroeconómicas, recorta la nutrición. ¡Qué ignorancia e insensibilidad! No sé cuál es peor, ya que para muchos niños es la única comida que reciben al día.

nmarin@alvarezymarin.com

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