Uruguay gira a la izquierda. El Pepe Mujica, artífice de ese retorno
Son tiempos en los que las jornadas electorales suelen venir cargadas de incertidumbre, amenazas, desconocimiento de resultados, denuncias de “fraude” o, finalmente, golpes de Estado. No fue el caso del paisito, como dicen los uruguayos, que sorteó un balotaje de nervios, pero totalmente enmarcado en aquello que los mandatos democráticos postulan, quizás porque los grises en Uruguay están mucho más habitados que los negros y blancos ideologizados. Con todo, Uruguay volverá a ser gobernado por la izquierda, esta vez por Yamandú Orsi, el frenteamplista, de 57 años, que se presentó con la etiqueta de la renovación y que requirió de la entereza de Pepe Mujica para hacerse del triunfo. Orsi es historiador y lleva al menos dos décadas en la arena política, esperando su turno pacientemente. Las conducciones del Frente Amplio (FA) no han brillado por su juventud. Pero el exprofesor ha hecho bien las cosas hacia adentro; ha sabido llevar la relación con la electa vicepresidenta Carolina Cosse, quien quedó segunda en la interna del FA; y ha surfeado exitosamente la ola de críticas por las incorporaciones de políticos de la otra vereda. Al día de hoy, Orsi lleva más de una reunión con autoridades electas del Partido Nacional con lo que demuestra que la campaña terminó y ya toca gestionar el país de todas y todos. Con un cáncer de esófago, que lo obliga a llevar intensos tratamientos, pero reclamando que la vida tenga un sentido, Mujica ejerció de militante en la campaña presidencial. Su presencia en los actos proselitistas con discursos que llevaron a miles a las lágrimas, entrevistas a diario con todo periodista que se le acercara, conversaciones con vecinos, reuniones diarias con políticos y empresarios: así militó la campaña ganadora, en un país con una amplia deuda social, con crecimiento de la pobreza, con salarios insuficientes y con la pasividad de los sectores sociales que, parafraseando al Pepe, debieran haber generado resistencia. Algunas preguntas se estarán planteando quienes afirmaron que, con el retorno de Trump al gobierno de Estados Unidos o la presidencia de Milei en Argentina, las derechas estaban ganando terreno en el continente americano. Resulta que las izquierdas –o los progresismos– están gobernando ahora con un Uruguay adherido a once países de Latinoamérica, versus ocho naciones con regímenes claramente derechistas. No es un dato menor que las economías más importantes de este lado del mundo –México y Brasil– estén a la izquierda, celebrando los resultados uruguayos. Pepe Mujica y su relación con México y Carlos Slim“Hace dos meses estuve con Slim en Punta del Este en una conferencia y la prensa no dijo ni esto”. Esto es del tamaño del centímetro que se forma entre el pulgar y el índice del Pepe mientras conversa con Nelson Cesín en una entrevista profunda sobre Uruguay y otras latitudes, pocas semanas antes de que el balotaje resolviera el retorno de la izquierda al gobierno de su país. El encuentro se desarrolló en el marco de una reunión, “sindicato de millonarios” o “todos los pelotudos del mundo”, en palabras de Mujica. Seguro que el empresario mexicano y el expresidente de Uruguay habrán conversado algunas cosas interesantes. Una de esas que Mujica contó, con la transparencia que lo caracteriza, fue que Slim le comentó que bastaron tres reuniones entre él y el expresidente Andrés Manuel López Obrador para que subiera el salario mínimo en México. Ese es el pase que toma Mujica para decir un par de cosas sustanciales sobre México. Reconoce como positivo el ascenso del salario mínimo en el último sexenio y aunque el porcentaje que maneja no es exacto, le fallan dos decenas.Sentencia: “130% de aumento en el salario; se matan como moscas, narcotráfico, todo lo que vos quieras, pero abajo repartieron, ¿viste? 2% de desocupación, ése es el secreto de las elecciones de México”, dice, aludiendo al apabullante triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo en junio de este año. No es la primera vez que el uruguayo se refiere a México. En 2014 protagonizó una de sus tan recurrentes polémicas. Desde la silla presidencial del paisito y en el contexto de la indignación por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, dijo en entrevista: “México es un Estado fallido”, en un intento de abstracción. Pero al aterrizar sus ideas fue muy punzante: “En México, la corrupción se ha establecido, me da la impresión, visto a la distancia, como una tácita costumbre social. Seguramente, el corrupto no está mal visto, es un triunfador, es un señor espléndido”. La presidencia uruguaya tuvo que hacer una aclaración a manera de disculpa pública pues el gobierno de Enrique Peña Nieto pretendía escalar el asunto llamando a consulta al embajador mexicano en ese país. El Pepe, posteriormente, pidió disculpas al pueblo mexicano por si éste se habría sentido ofendido y se solidarizó de manera irreductible con las familias de los 43.Pepe Mujica, el expresidente que vive como diceLegalización de la marihuana, matrimonio igualitario y banderas progresistas siempre fueron las claves de la gestión del Pepe Mujica.José Mujica, que presidió el gobierno de Uruguay entre los años 2010 y 2015, hoy es un referente en el mundo de la política. Tanto es así que, incluso, personajes que militan en la vereda del frente a Mujica lo buscan y lo presumen; Alito Moreno, diputado y dirigente del PRI, presumió muy orgulloso en sus redes sociales su reciente visita a la austera casa del Pepe. De hecho, Moreno hizo conocer, por sus redes sociales, que estuvo en la sala chica del ahora electo presidente frenteamplista, Yamandú Orsi, de Uruguay cuando éste recibió los resultados electorales del balotaje, que le dieron ese apretado triunfo. Es indiscutible que Pepe Mujica es un austero orgánico y quizás esa característica sea una de las que mayor respeto le ha merecido en su país y en el mundo. Pepe no hace una puesta en escena con su estilo de vida y su estética, vive como dice. Quizás ahí se encuentra la razón por la que se permite quebrar con sus palabras, romper los protocolos y las exigencias para “una autoridad”. Él es el típico viejo bonachón del sur del continente –para bien y para mal–, posee la maravillosa cualidad de reírse de sí mismo y sus desgracias, incluso cuando éstas son tragedias.En La noche de 12 años, película de 2018, dirigida por Álvaro Brechner, se dibuja mucho de esta capacidad del Pepe, mostrando elementos de la personalidad de quien estuvo preso doce años, en silencio gran parte de ese tiempo y aferrado a la bacinica que le llevó su madre para su reclusión, que terminó usando como bebedero de su propio orín ante la tortura que le significaba ser privado de agua. También está Pepe, una vida suprema, documental del mismo año que dirigió Emir Kusturica, donde Mujica y el tupamarista Mauricio Rosencof cuentan éste y otros episodios de esta larga noche de 12 años, tomando mate y riéndose del pasado, orgullosos de no haber sido vencidos. Pepe Mujica rompe tensiones y hasta malas intencionesLas risas a carcajadas que genera, con la transparencia de su descontractura tienen la característica de romper tensiones y hasta malas intenciones. Así pasó, por ejemplo, cuando a Pepe le preguntaron con saña sobre tanquetas militares en la calle.–Pepe ¿qué opinas de lo de las tanquetas atropellando gente? –Que no hay que ponerse delante de las tanquetas.Y después de la sanción que la FIFA impuso a la estrella de la selección uruguaya de futbol, Luis Suárez, en el mundial de Brasil 2014, Pepe acaparó titulares:–¿Qué significó para usted este mundial? –Que los de la FIFA son una manga de hijos de puta.–¿Lo publico esto?–¡Publícalo! Pepe Mujica es una institución. Con 89 años encima, la guerrilla, la cárcel, la presidencia y hoy la radioterapia, tiene más que suficientes credenciales y razones para decir casi todo lo que le dé la gana. Tanto es así que no han pasado muchos días desde que repartió alfajores a casi todos los líderes latinoamericanos con los que compartió la mesa de presidentes en la última década: Cristina, Evo, Lula, Maduro. Ninguno salió bien librado y, aun así, está la certeza de que ninguno tomará revancha: es el Pepe. En una entrevista con la BBC, dijo: “me pasó de todo, tengo que gritarle gracias a la vida” y no cabe duda de que Yamandú Orsi hoy tiene que gritarle gracias a Pepe Mujica, personaje sin el cual no habría logrado ese 52% de votos –frente al 48% de su adversario–, en el balotaje, que le llevó a la presidencia de la República oriental del Uruguay. GSC/ATJ