Manuel Guerrero Cabrera : «He querido mantener al máximo la forma de expresarse de Estrellita Castro»
Manuel Guerrero Cabrera (Lucena, 1980) ganó el Premio Alexandre Dumas de Novela Histórica con 'La Estrella de la canción', editado por M.A.R. Editor, que ayer presentó en Córdoba. -¿Por qué cuenta la historia de Estrellita Castro como novela? -El anterior libro que hice, sobre Carlos Gardel , es ensayo y cuenta la trayectoria del cantor por España. A la hora de obtener información sobre Estrellita Castro no sabía si continuar o hacer una novela, y pensé que para el público sería más atractivo una novela, que es una lectura mucho más cómoda. No hay que poner de dónde he obtenido la información y las fuentes. -¿Qué le atraía de la cantante? -Empecé a interesarme por ella precisamente por Carlos Gardel , porque en el libro me encontré con que había conocido a Estrellita Castro , algo que no aparece en ningún libro sobre Carlos Gardel. Era una figura importantísima dentro de la canción española de los años 30, y fue una de las que sentó las bases de la copla. Me llamó la atención que había conseguido mucha popularidad en los años 30, que conservó en los años 40 y que luego fue cayendo en el olvido. Por lo que he podido extraer de sus entrevistas y comentarios buscaba una canción puramente andaluza, un estilo andaluz. -¿En qué rasgos la buscaba? -Hablo del comienzo de Estrellita Castro, en los años 20, que es un período muy desconocido, porque cuando se habla de la historia de la copla se empieza en los años 30. Y en los años 20 ella cantaba lo que estaba de moda, que es el cuplé. He encontrado mucho repertorio de Manuel Font de Anta , que ahora es muy conocido por 'Amarguras' y las marchas procesionales, pero que también hacía cuplés, y tenían esa temática y dejes musicales que recuerdan a Andalucía. Luego cuando conoce al maestro Quiroga , que impone esa impronta típica que luego se ha mantenido, con el acento. Se me viene a la mente 'Antonio Vargas Heredia', incluso 'Mi jaca' o 'María de la O'. Sus primeras grabaciones también tienen alguna inspiración maña, pero se va centrando. Incluso cuando vuelve de América hace una grabación de la 'Milonga sentimental', que popularizó Carlos Gardel. Hacía un poco de todo, porque actuaba por toda España, pero su manera de hablar y pronunciar es propiamente andaluza, no esconde su acento. -¿Cómo es llevar un personaje real a la narrativa? -Es complicado, pero una cosa que tenía clara era intentar mantener al máximo posible su forma de expresarse , porque en las entrevistas que he encontrado se reproducía tal y como hablaba. Me llamaba la atención, porque eso no sucedía con ningún andaluz más. Tenía que ser algo tan personal que los periodistas no podían resistirse. Entre los personajes ficticios hay uno que se llama Antonio, que va siguiéndola a todas partes, porque está muy enamorado de ella. El otro personaje es Jaime Cubedo, que llegó a ser su representante en 1935 y 1936. Lo relaciono con el movimiento del anarcosindicalismo . -¿Cómo se manejó en la República y la Guerra Civil? -En 1933 le preguntan que qué político le cae mejor y ella dice que Alejandro Lerroux . En la Guerra Civil estaba en Madrid. Como su representante, Jaime Cubedo, estaba vinculado al anarcosindicalismo y de hecho su primera actuación en la Guerra fue en un acto de la CNT , y ella siguió actuando para beneficio de los Hospitales de Sangre del PSOE, PCE o Izquierda Republicana. Consiguió salir de Madrid, siempre dijo que gracias a Indalecio Prieto, y salió hacia Cuba, y allí le ofrecieron un contrato para grabar en Alemania. Luego volvió a España, a Sevilla, que estaba en zona franquista. En Córdoba tuvo sus primeras actuaciones tras volver a España. -¿No le costó esa posición cuando triunfó Franco? -No debió de pasarle mucha factura, porque en la Alemania nazi la embajada la acogió plenamente y se relacionó con Raquel Rodrigo e Imperio Argentina , que pertenecían a la Falange. Estuvo actuando con normalidad, y volvió a España y no pasó nada. Quedaba bien con todo el mundo, sabía cómo llevar a la gente a su terreno, como Carlos Gardel. Los dos tenían una pasión en común, que eran las carreras de caballos , y me he imaginado en la novela que pudieron encontrarse en el hipódromo de Palermo, en Buenos Aires , y vivirían aquella pasión, de ver cómo la gente se desvive animando a los jockeys.