Defusión cognitiva, la habilidad mental que ayuda a lidiar con los pensamientos negativos
Imagina que estás conduciendo rumbo a una entrevista de trabajo. Has introducido la dirección en el GPS y estás de camino. De repente, saltan todas las alarmas, el GPS te avisa de la llegada de un precipicio. Paras el coche en seco. Sin embargo, miras a través de la luna del coche y no ves nada. No importa -te dices- el GPS siempre tiene razón, aunque no lo vea, seguro que el precipicio está allí escondido. Estás bloqueado. En este punto tienes dos opciones, puedes recular y buscar otro camino, aunque es probable que no llegues a tiempo a la entrevista. O bien, puedes pensar que el GPS no es una extensión de la realidad, sino simplemente una interpretación de la misma y avanzar con tu coche hacia delante. La primera opción sería un ejemplo perfecto de fusión cognitiva , o lo que es lo mismo, dejar que nuestros pensamientos tengan el control del coche. Mientras que la segunda opción representa la defusión cognitiva , es decir, entender que tú no eres el GPS (pensamientos), sino la persona que conduce el coche. Los pensamientos son propuestas o mapas que nuestro cerebro genera sobre la realidad. Algunas de esas propuestas pueden sernos de gran utilidad para conseguir nuestros objetivos , pero muchas otras pueden resultar molestas y paralizantes. La defusión cognitiva es una técnica psicológica procedente de la terapia de aceptación y compromiso que nos ayuda a lidiar con los pensamientos negativos. El objetivo de esta técnica no es cambiar el contenido de nuestros pensamientos, sino la forma en la que nos relacionamos con ellos a través de minimizar la influencia que determinadas asociaciones verbales (pensamientos) tienen sobre nuestra conducta . Son muchos los ejercicios que pueden realizarse para entrenar esta maravillosa habilidad mental. El primero de ellos, consiste en poner un nombre a esa parte de nuestra mente que se encarga de señalar constantemente todo lo negativo (tanto en nosotros mismos, como en la realidad que nos rodea). De esta forma estamos promoviendo una distancia , una desidentificación. Nosotros no somos lo que nuestra mente nos dice y por tanto podemos actuar como nos plazca. Otro clásico ejercicio de defusión cognitiva consiste en repetir una palabra en voz alta tantas veces como sea posible en 30 segundos. Por ejemplo, tomemos la palabra «azul», permítete hacer el experimento. ¿Has visto lo que ha ocurrido? La palabra azul ha dejado de tener sentido por unos segundos… Imagina ahora qué pasaría si ese pensamiento que te atormenta -'soy un fracaso'- dejara de dominar y estar detrás de cada una de tus acciones. Por último, te propongo un desafío . Trata de repetir en voz alta 'no puedo levantar el brazo' al mismo tiempo que elevas el brazo por encima de tu cabeza. ¿Has sido capaz de conseguirlo? Pues el siguiente paso es atreverte a lanzarte a ese desafío con el que siempre has soñado a pesar de que tu mente no cese de repetirte que nunca lo conseguirás y que es una mala idea. La investigación señala la eficacia de la defusión cognitiva a la hora de disminuir la credibilidad y el malestar emocional generado por determinados eventos privados, tales como los propios pensamientos, llegando a igualar y en algunos casos superar a técnicas como la reestructuración cognitiva, la parada de pensamiento o las autoinstrucciones entre otras. Así que ya sabes, tu mente está diseñada para interpretar la realidad que le rodea. En ocasiones las propuestas serán muy útiles pero en otros momentos supondrán un obstáculo que se interpondrá en tus caminos valiosos y aquellas cosas que hacen que la vida merezca la pena ser vivida. Tú eliges, recuerda, eres tú el que conduce el coche.