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Las mañaneras de Sheinbaum

Una de las “genialidades” que tuvo AMLO fue instaurar el ejercicio de abrir los micrófonos casi todas las mañanas para fijar la agenda nacional en medio de la megalomanía, la falacia, ataques contra molinos de viento, intelectuales, medios de comunicación, periodistas y todo aquel que osare mostrar su desacuerdo o incluso mantener una postura contraria a la visión presidencial.

Sembrar distractores y lanzar fuegos artificiales para desviar la atención de la ciudadanía sobre los graves problemas que casi a diario se acentuaban en el territorio nacional como la inseguridad, el desabasto de medicamentos, corrupción, impunidad, el desmantelamiento del andamiaje institucional que se construyó en décadas pasadas, entre otros graves problemas como la crisis económica, era la regla de oro de López Obrador y para ello tenía a sus remedos de Joseph Goebbels y de Nicolás Maquiavelo, que a diario le calentaban el oído para empujarlo a sacar la guadaña contra la mafia del poder, los conservadores, los desinformadores y todo aquel detractor, inventado o real.

Jesús Ramírez Cuevas era el personero que se encargaba de seleccionar los temas a tratar y los enemigos a reventar, conforme a sus filias y fobias, marcadas también por un complejo de inferioridad que se reflejaba en el revanchismo y la venganza y en ello coincidía, en mucho, con el jefe del Ejecutivo federal.

Desde el mes de septiembre de este año, ya investida como presidenta electa, Claudia Sheinbaum aceptó la recomendación de su mentor para continuar con las mañaneras y mantener a Jesús Ramírez para operarlas, además de fungir como una especie de interlocutor entre ambos para establecer entre los tres la agenda de temas a tratar en las conferencias matutinas, con el mismo objetivo, mantener una narrativa oficial imbuida de una visión sesgada sobre la realidad nacional.

En las mañaneras de Claudia Sheinbaum hay errores imperdonables que comprometen a la propia presidenta como, por ejemplo, contestar todas las bravatas de Donald Trump o caer en la agenda que le marcan los propios “periodistas” con preguntas que son sembradas por el coordinador de asesores de la Presidencia.

No hay una estrategia propia de comunicación social de la doctora Sheinbaum, tan solo es una mala copia y, en el mejor de los casos, son casi las mismas respuestas y los mismos enemigos comunes a los que acudía con cierta frecuencia el tabasqueño.

La presidenta no tiene una narrativa propia, ni una estrategia articulada de comunicación y menos se han establecido los objetivos de comunicación de su gobierno, a no ser aquellos que le heredaron.

Para el pueblo bueno y sabio sigue en el poder el Mesías a través de interpósita persona.

En las mañaneras del sexenio pasado, se formó una batería de pseudoperiodistas que eran aceitados para hacer preguntas a modo o tan solo leer los textos que les pasaban los operadores de comunicación social.

Incluso, se reconoció que algunos de esos jilguerillos cobraban para hacer preguntas al presidente sobre temas muy específicos.

Desde luego, no se podía evitar que auténticos reporteros se colaran a las mañaneras y cuestionaran al principal huésped de Palacio Nacional con preguntas incómodas que lo sacaban de quicio y mostraban el talante autoritario del dueño del micrófono.

Así transcurrió el sexenio y la administración de un hombre que se empecinó en llegar al poder para no soltarlo nunca, por lo menos no por las buenas. Para ello desde el primer día de su mandato se dedicó a conformar toda una estrategia electoral que le permitiera mantener el poder, al tiempo de restarle posibilidades de triunfo a la oposición.

Así se crearon los programas de política asistencial con tintes electorales con el regalo de dinero público; el control de organismos autónomos e independientes que fungían como contrapeso del Poder Ejecutivo, la militarización y la imposición de gobernadores apoyados por el crimen organizado, entre otras herramientas de las dictaduras.

El catálogo del populismo emanado del Foro de Sao Paulo operando en todo su esplendor con el apoyo de algunos medios de comunicación, periodistas y el control mediante granjas de bots en las redes sociales.

En toda esta estructura de poder, la mañanera era y es la piedra angular de control sobre las conciencias públicas, sobre la agenda nacional y marca la línea en donde deberán moverse los adeptos y becerros del régimen.

Se construyó un México irreal, aunque ahora que Claudia Sheinbaum llegó al poder, buena parte de los titulares de las secretarías de Estado han encontrado, por decirlo de manera elegante, un cochinero, sin recursos económicos, materiales y humanos, tanto que ni siquiera cuentan con los archivos básicos, ni mucho menos con equipo técnico —como computadoras— para cumplir con sus tareas básicas. Con personal neófito e incompetente que es leal al proyecto, pero totalmente inoperante.

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