Es hora de que las empresas actúen por la biodiversidad
El progreso económico ha sido históricamente una fuerza impulsora del bienestar humano, pero el costo ambiental es significativo.
El consumo excesivo de recursos y la producción de desechos alcanzan una escala que amenaza la estabilidad del sistema terrestre.
La pérdida de biodiversidad, uno de los riesgos más críticos para la humanidad y las economías globales, exige transformaciones en las empresas.
La conexión entre la biodiversidad y la actividad empresarial es evidente. Los ecosistemas proporcionan servicios fundamentales, como la polinización, la regulación del clima y la disponibilidad de agua, que sostienen la agricultura, la pesca, el turismo, la energía, etc.
Sin embargo, muchas empresas no integran suficientemente la biodiversidad en sus estrategias de sostenibilidad.
El Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, aprobado en la COP15 del 2022, destaca la responsabilidad empresarial en la mitigación de los impactos negativos sobre la biodiversidad y en aumentar los positivos.
La meta 15 exige que las empresas vigilen, divulguen y reduzcan sus riesgos y dependencias de la biodiversidad.
Esto es crucial, ya que los efectos industriales en la biodiversidad ponen en riesgo el bienestar social a largo plazo y el de las mismas empresas.
A pesar del interés creciente, persisten desafíos para tomar iniciativas eficaces a favor de la biodiversidad.
La falta de métricas y datos espaciales confiables, junto con capacidades limitadas en las organizaciones, son barreras recurrentes, pero la legislación francesa, que exige la divulgación de riesgos relacionados con la biodiversidad, demuestra que el cambio es posible con regulaciones claras y voluntad política.
La biodiversidad debe integrarse en las estrategias corporativas como un elemento central, corrigiendo el enfoque excesivo en las emisiones de carbono.
Requiere, por supuesto, un cambio cultural organizacional, que los empleados sean agentes activos en la conservación. Además, certificaciones de terceros permitirán comparar y evaluar prácticas comerciales amigables con la biodiversidad, lo cual incentivará la mejora continua.
Para que las empresas desempeñen un papel transformador en la conservación de las especies animales y vegetales en su medioambiente, existen cuando menos cinco estrategias interconectadas:
Involucrar a empresas de todos los tamaños: Las micros, pequeñas y medianas empresas también deben ser incentivadas para acoger prácticas amigables con la biodiversidad y ampliar los beneficios a las cadenas de suministro.
Integrar la biodiversidad en el discurso corporativo: Es urgente superar la visión de túnel del carbono y constituir la biodiversidad como un eje central en las estrategias de sostenibilidad.
Responsabilidad en la cadena de suministro: Las empresas deben rendir cuentas por las consecuencias en la biodiversidad desde la extracción de materias primas hasta la distribución de productos.
Fomentar culturas organizacionales probiodiversidad: Los empleados deben ser capacitados y empoderados para actuar como defensores internos y externos de la biodiversidad.
Crear certificaciones independientes: Estas permitirán establecer estándares claros y transparentes para ayudar a consumidores e inversionistas a tomar decisiones informadas.
El papel privado en la conservación de la biodiversidad no se limita a discursos aspiracionales. Se requiere un compromiso real, respaldado por regulaciones habilitantes y esfuerzos de colaboración con gobiernos, ONG y comunidades locales.
Solo a través de un enfoque integral será posible una economía positiva para la naturaleza, donde las actividades originan mejoras netas en los ecosistemas.
Las empresas tienen la oportunidad de ser protagonistas en este cambio transformador, obligadas también por una cuestión moral y estratégica.
El futuro de la variedad de especies vegetales y animales, y de nuestra sociedad, depende de que se reconozca la naturaleza no como un recurso explotable, sino como un aliado esencial en la construcción de un desarrollo verdaderamente sostenible.
Considerando que en el 2025 Costa Rica actualizará su Estrategia Nacional de Biodiversidad para alinearse con los objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad, es fundamental que el sector empresarial del país se incorpore activamente en este proceso.
Lenin Corrales Chaves es analista ambiental y fue presidente del Consejo Científico de Cambio Climático de Costa Rica.