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El Fidel que Cándido lleva dentro

Lo más importante para el Comandante en Jefe era la Revolución Cubana, y lo más relevante en la vida de Cándido Palmero, según comentó este jueves en el espacio «A propósito», del Centro Fidel Castro Ruz, fue luchar junto a él y ganarse su amistad sincera.

Con la cubanía guajira que le sale a Cándido en sus palabras y sus dotes de buen interlocutor, aseguró a los invitados en la sala La Plata de la institución capitalina que no ha habido otra persona en el mundo con la capacidad y la talla humanista de Fidel.

Para quien fuera miembro del Buró Político del Comité Central del Partido y el hombre designado por el Líder Histórico de la Revolución para comandar el Contingente de la construcción Blas Roca Calderío, en octubre de 1987, el Comandante llegó a ser su mejor educador, pero también su mayor crítico. «Esa cercanía estrecha sigue marcando mi vida», dijo en el intercambio.

Sin embargo, asegura que su vínculo con Fidel comenzó mucho antes del Blas Roca, cuando fue alcalde de Cumanayagua, en momentos en los que aún no existía el Poder Popular. «Allí le comentaron que yo era un joven de trayectoria en la lucha contra bandidos, militante del Partido, y respondió: «gente con esos méritos no lo quiero de alcalde, yo lo quiero de constructor conmigo», recordó.

A los dos o tres días de aquel suceso, contó durante el conversatorio, ya Palmero estaba dirigiendo las primeras obras constructivas. «Ahí comenzó verdaderamente mi historia con el Comandante en Jefe», comentó.

Con 23 años este cubano asumió construcciones importantes del país, como la de la presa Ejército Rebelde, el Primer Anillo en la entrada habanera o la misión de llevar la Autopista Nacional hasta el kilómetro 144.

Pero, según precisó, luego de 1985, Fidel quería algo nuevo para eliminar pasos negativos y tendencias burocráticas en el sistema de la construcción; así es como nace el Contingente Blas Roca.

En los años bajo el liderazgo de Cándido Palmero, esta fuerza constructiva llena de jóvenes se multiplicó con el paso del tiempo y creció hasta 50 brigadas. Para que se tenga una idea de la prioridad que le daba el Jefe de la Revolución al contingente, reconoció, solo en los inicios de la década de 1990, Fidel fue más de 200 veces a visitar el Blas Roca.

«Ante todo estaba pendiente de las condiciones de vida de los obreros, sus necesidades e inquietudes. Y casi siempre era él quien ponía las fechas de término de las obras», destacó. Así sucedió con construcciones relevantes como el hotel Meliá Cohíba.

Sobre este último, recordó Cándido cuando le pidió a Fidel que los trabajadores involucrados en la obra y el personal del hotel pasaran unos días como huéspedes, luego de finalizado y entregado el recinto. «El Comandante accedió a aquella propuesta. Ese era Fidel, el hombre más humano que he conocido», insistió.

Por eso sigo siendo un hombre feliz cuando hablo de él, agregó, porque era un ser que inspiraba a todos y lo seguíamos. Al Comandante no se le podrá faltar jamás ni con el pensamiento, sentenció Palmero en el marco de las actividades que lleva adelante el Centro Fidel Castro para conmemorar el aniversario 66 del Triunfo de la Revolución y que, en esta ocasión, estuvo dedicada a los constructores cubanos que celebraron el pasado cinco de diciembre su día.

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