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El Real Madrid no es fiable y empata contra el Rayo Vallecano (3-3)

Tiene un problema el Madrid si después de meter tres goles en Vallecas no es capaz de ganar el partido. Las lesiones le han machacado en defensa y era imposible no lamentarlo antes o después. Igual que marcó tres, remontando dos, recibió tres, porque es un equipo muy frágil, que ha perdido cualquier capacidad de intimidar por arriba y que se deja sorprender cuando tenía que haber cerrado el partido. Tchouameni fue central una vez más por delante de Asencio, porque, a la espera de Alaba, Ancelotti apuesta por el francés y Rüdiger como centrales. No es una pareja hecha y encima los laterales no ofrecen ningún tipo de seguridad. Sin Mendy ni Carvajal, el Madrid sufre cada vez que un jugador rival le reta por las bandas.

El primer gol del Rayo Vallecano, cuando el partido acababa de empezar, fue un ejemplo claro: Fran García corrió sin saber muy bien hacia dónde y el centro al área no lo entendieron ni Tchouameni ni Lucas Vázquez.

El gol del Rayo Vallecano sólo fue la confirmación de cómo empezó el partido. Está siendo demasiado habitual que el Real Madrid entre en los partidos una media hora después que el rival. Le pasó en Liverpool, en Bilbao, pero también en Girona y, por supuesto en el pequeño pero ejemplar campo del barrio de Madrid. El equipo local volaba y el conjunto de Ancelotti no se enteraba de nada.

 

Vinicius empezó en el banquillo y sin él, el Real Madrid es un equipo que pierde casi todo en ataque. Sólo empezó a jugar cuando Rodrygo se pegó a la banda izquierda y eso dio cierto aire al resto del equipo.

Pero eso fue más tarde. Porque todo es tarde. Antes, el Real Madrid ya había recibido un gol tras un saque de esquina.

Algo anda mal en el equipo blanco que sufre en todos lo partido, en los que pierde, en los que gana y en los que empata, como el de Vallecas.

Fue Rodrygo el que más empeño le puso, pero cuando se metió de verdad en el choque, cuando se dio cuenta de que había que jugar un partido fue cuando Fede Valverde sacó un gol de donde no había nada. El centrocampista uruguayo tiró desde muy lejos, cuando nadie lo esperaba y el Rayo, que era feliz y superior al Real Madrid, sintió todo el miedo del mundo.

Le suele pasar a casi todos los equipos. Se sienten superiores, están relajados y en cuanto reciben un golpe, sienten como si el suelo se le moviese. Todo lo bien que lo había hecho el Rayo Vallecano, todo lo malo que lo había hecho el Real Madrid se olvidó en apenas cinco minutos. Rodrygo tomó el mando y Bellingham hizo lo que hace como rutina en estos últimos encuentros: un gol. El centro del brasileño, desde la banda izquierda, fue una auténtica delicia, y el remate de Jude fue lo que está acostumbrado a hacer en estos últimos partidos: llegar al área con una facilidad que asusta a cualquiera.

El Real Madrid apenas había jugado nada ese primer tiempo y sin embargo, llegó al descanso con el partido empatado y, lo que es mejor, con todo el ánimo de su lado.

En otros tiempos, en otro Madrid, la segunda parte hubiese sido la confirmación de la recuperación. Un equipo que remonta un marcador en contra y un mal comienzo y acaba el encuentro dominándolo con superioridad. Más o menos así fue el guión de la segunda mitad. El Rayo había perdido fuerza y el Madrid, impulsado por el mejor Rodrygo de la temporada, se puso por delante con un gran gol. Pegado a la izquierda, con capacidad para desbordar, Rodrygo fue el mejor del equipo. Güler en el otro lado, estuvo más gris. Necesita más tiempo y más carácter el turco.

Pero este Madrid no es el equipo fiable de antes. Tenía el partido en la mano y no supo cómo cerrarlo. El Rayo, con el gol en contra, estuvo más cómodo que cuando tuvo el marcador a favor. Empató Isi y después, el choque pudo caer para cualquier lado. Salió Vincius, le hicieron un penalti, no se pitó y el Madrid no ganó.

Así hemos vivido el Rayo Vallecano 3-3 Real Madrid: LaLiga EA Sports

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