World News

2025, entre la sostenibilidad macro y las elecciones

El 2024 finaliza de la mejor forma para el gobierno. En diciembre la inflación anual será casi 100 puntos porcentuales menor respecto al 2023. Mientras entre 2021 y 2023 se duplicó año a año hasta alcanzar 211%. Logra así un gran resultado para el principal termómetro con el que, hasta ahora, decidió medir la vara de su éxito o fracaso. A su vez, la brecha cambiaria está en mínimos para periodos con cepo cambiario.

Para nuestra economía bimonetaria eso se traduce en sensación de certidumbre. Pero detrás de estos resultados hay luces amarillas y rojas que siguen encendidas. En consecuencia, 2025 desnudará la naturaleza de la gestión de La Libertad Avanza: la sostenibilidad macroeconómica por sobre el resultado electoral o viceversa.

Javier Milei

La estabilidad que atravesamos se sostiene sobre tres pilares: un exitoso blanqueo, superávit fiscal y cepo cambiario. Mientras la credibilidad ganada del equipo económico hace que descontemos que va a sostener al segundo en 2025, reducir al tercero en un año de elecciones terminará de definir su filosofía de gestión. Si es conservador no habrá grandes cambios.

Por el contrario, si aprovecha los éxitos del 2024 como trampolín para ir hacia un esquema cambiario sostenible reafirmará su condición de transformador. El riesgo no es menor, la inflación puede sufrir un aumento transitorio y erosionar aún más el poder adquisitivo de las familias. La razón que explica porqué hasta ahora el cepo cambiario sigue vigente.

La inflación de noviembre fue levemente inferior a la esperada y confirma que su medición mensual se estacionó en 2,5% promedio para el último trimestre del año. El dato más importante es que la suba en el precio de alimentos y bebidas perforó el 1%. Una división con tendencia a la baja en los últimos tres meses, marcada en noviembre por la contracción en los precios de las verduras. Más allá de que los alimentos y bebidas tienen el mayor peso en el índice general, estos porcentajes son centrales para comenzar a revertir el aumento de la pobreza durante el primer semestre.

Entonces más de la mitad de los argentinos y en particular, 2 de cada 3 menores de 15 años, eran pobres. En ese periodo del año la suma de la AUH y la tarjeta alimentar representaba el 112% de la canasta básica alimentaria para un menor de entre 7 y 14 años, en el segundo semestre ese porcentaje aumentó al 132% facilitado por la reducción de la tasa de variación de precios.

Los datos de inflación le permiten al presidente cumplir con su promesa y desde el 15 de enero bajar el crawling peg al 1% mensual. Un escenario que ya se refleja en el precio de los futuros y junto con la eliminación del impuesto país hacia fin de mes, genera las condiciones para que el aumento de precios caiga otro escalón.

La contracara es que se sostiene el proceso de apreciación cambiaria, una de las luces rojas del régimen macroeconómico. Cierto es que sin apreciar la inflación no baja, la discusión es hasta qué punto son más los beneficios que los problemas que se generan hacia futuro.

El déficit de cuenta corriente fue por u$s 5.441 entre junio y octubre, y seguirá creciendo. Por caso, los niveles de importación de bienes de consumo suben por encima del crecimiento de la producción local y la demanda. El impacto de la apreciación cambiaria también se refleja en los servicios. En turismo, por ejemplo, el ingreso de visitantes a la Argentina cayó 37% en octubre respecto un año atrás, mientras aumentó 38% la visita de argentinos al exterior. Una dinámica que se repite mes a mes desde abril.

En términos de divisas, la apreciación cambiaria se puede sostener mientras sigan ingresando capitales por la cuenta financiera y/o el aumento en las exportaciones de energía y minería compensen la suba de las importaciones junto con los pagos por vencimientos de deuda en moneda extranjera. Una posibilidad es que el gobierno apueste a utilizar la primera opción hasta que la segunda se efectivice.

Este año minería, gas y petróleo aportaron u$s 6610 millones netos en el mercado de cambios, u$s 3900 millones más respecto a igual periodo de 2023. En esa sintonía, muchos analistas nuevamente plantean que la Argentina puede sufrir lo que se conoce como "enfermedad holandesa" en el corto plazo. En otras palabras, que esas exportaciones de materias primas generen una fuerte apreciación cambiaria que perjudique la producción del resto de los sectores de la economía.

Más allá de si es factible ese escenario, tantas otras veces anunciado, en los próximos meses, cuando el efecto del blanqueo comience a cesar, es necesario garantizar el ingreso de dólares financieros. Por eso acordar con el FMI es más relevante que antes. Un acuerdo con el organismo implica desarmar, al menos parcialmente, al cepo cambiario y eliminar al dólar blend, la posibilidad de liquidar en los mercados financieros el 20% de las exportaciones. Uno de los motivos que explican la caída en la brecha cambiaria.

Una posibilidad es que la reducción del impuesto país en diciembre junto con la baja del crawling peg en enero busquen llevar al mínimo la nominalidad en la previa a una salida del actual régimen cambiario. Así, también se baja el techo al rebote que pueden experimentar los precios.

De cumplirse, el gobierno izará las velas para ir realmente hacia una macroeconomía más estable y ordenada. La cuenta pendiente será empezar a subir al barco a todos los argentinos que se cayeron tanto en 2024 como en los últimos años.

Читайте на 123ru.net