Sin grada de animación, derrotas tristes sin miedo escénico
Puede parecer casualidad, pero quizá no lo es. El Barça de Flick había ganado todos los encuentros en casa y, con el Espai de animación cancelado por capricho de Laporta, Las Palmas y Leganés han hecho historia en Montjuïc. Los canarios hacía 53 años que no ganaban en Barcelona. El Leganés, ni tan siquiera había logrado rascar jamás un empate. Y los dos lo consiguieron llevarse los 6 puntos en juego en un estadio gélido, mudo, con muchísimas entradas VIP regaladas y con una afición que vuelve a mirar muchos tramos de partido como si estuvieran en el cine. No hay presión al árbitro. No hay ambiente de cánticos. No se contagia ningún tipo de miedo escénico. Uno puede pensar que a las dos de la tarde hacía demasiado sol y, en la hora del vermut, no era momento para ponerse a animar a los jugadores para que lograsen empatarle a Las Palmas. O que a las nueve de la noche más fría del otoño en Barcelona, la garganta no estaba para muchos trotes. Pero la verdad es que, como admitió Marcus Sorg en una rueda de prensa que debió dar Flick, “claro que el equipo echa de menos a la grada de animación, y más en este tipo de partidos”. Bartomeu reactivó esa grada de animación a petición de los jugadores. Ahora que no está, el staff lamenta la falta de apoyos de la grada. Pero ante esas 600 butacas vacías bajo la puerta de Maratón, a alguien del Club se le ocurrió la última chirigota: contratar a una charanga, disfrazada, para amenizar el partido. Esos ocho hombres abrigados, instrumento en mano, recibieron la rechifla de la afición. Ni animaron, ni gustaron. Una mala idea para añadir más leña al fuego. Otra mala decisión. Otra noche, la del Leganés, para entrar al antepalco y hacer volar los canapés.