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Fotocheck política de diciembre, por Mirko Lauer

Dina Boluarte. El método ya está listo y operando: no decir realmente nada. Usar de escudo distractor a los ministros dispuestos a serlo. Jugar al gato y al ratón con la Fiscalía de la Nación. Creer que el tiempo está a su favor. Ignorar los temas que la incomodan. Todo indica que la movida en Petroperú le está saliendo bien.

Vladimir Cerrón. Perú Libre ha empezado a votar de manera más errática, mientras los engranajes de la justicia siguen apretando al político más prófugo, si cabe la expresión. Muy dedicado a comentar aniversarios (el golpe de Castillo, la batalla de Ayacucho). Según el gobierno, la persecución es implacable. Fuertes rumores ya lo ubican fuera del país.

Harvey Colchado. Lo sacan de la PNP por haber investigado a Boluarte. Era, pues, un retiro previsible. Hay quienes le ven un futuro político, pero quizás es una exageración. Lo que podría tener futuro es la irritación de la policía, muy zarandeada por un Ejecutivo ineficaz. Pues es la temporada de desplumar a la policía.

Keiko Fujimori. Conduce el partido más sólido del país. Es a quien habrá que ganarle en el 2026. Se ha vuelto la figura política más silenciosa. ¿Cómo hará para despegarse de Boluarte? Pues anti-fuji y anti-Dina es una combinación fuerte en estos años.

Antauro Humala. Isaac, su padre, ya no parece tan entusiasmado. Por momentos parece que sus detractores le están haciendo la campaña al 2026. Por lo pronto, ya tiene algunos notorios mariscos politiqueros prendidos al casco de su proyecto. Pero si avanza mucho, todavía puede ser derribado del papel de candidato-víctima en que se le está instalando.

Domingo Pérez. El emblemático fiscal que ha derribado presidentes ahora empieza a verse del otro lado del mostrador. Enriquecimiento ilícito es una imputación fea, y aun si no pega, lo dejará manchado. Sombras del juez brasileño anti-Lula Sergio Moro. ¿Estamos ante el inicio de una reacción anti-judicial del gremio de los políticos?

Juan José Santiváñez. Negador universal de la evidencia. La inseguridad sigue como problema N.° 1, pero el ministro es un teflón. Repite, casi a diario, que las cosas han mejorado y que no tiene por qué renunciar. La forata a Colchado lo tiene sin cuidado. Mientras el abrazo de Boluarte siga apretando, él debe sentir que no tiene por qué irse.

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