La trayectoria de las tasas en el 2025
Esta semana se llevaron a cabo las últimas reuniones de política monetaria de la Reserva Federal y de Banxico, ninguna con sorpresas, pues llevaron a cabo los recortes de 25 puntos base, en línea a lo que esperaba el mercado. Sin embargo, pareciera que de ambas reuniones se desprenden reflexiones importantes sobre la conducción de la política monetaria de cara al 2025.
Comenzando por la Reserva Federal, el tono del comunicado y de la conferencia de prensa fue de mayor cautela. Pareciera que detrás de la postura se encuentra un menor optimismo con respecto a la trayectoria de la inflación, e inclusive revisaron al alza su pronóstico de 2.1 a 2.5 por ciento. Si estimamos que la inflación al cierre de este año se ubicará en 2.4 por ciento –de acuerdo con las propias proyecciones del banco central–, el camino desinflacionario esperado en el siguiente año es nulo. Ello aderezado con un pronóstico de crecimiento en el producto del 2025 al 2027, por encima del potencial, pues de acuerdo con las estimaciones sobre el escenario macro, el crecimiento esperado para el PIB en ese periodo de tiempo es del 2 por ciento. Es así que los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), muestran un tono prudente ante un crecimiento en el producto que se mantiene fuerte en el margen. Aunado a ello, debemos recordar que las políticas públicas que anunció Donald Trump en su campaña, podrían tener un efecto adicional en el crecimiento y en la inflación, haciendo más compleja la labor de la Fed.
En su gráfica de puntos, los miembros del FOMC esperan una tasa al final del año, sensiblemente más elevada que en su último comunicado, pues ahora la media de los miembros señala un recorte tan sólo en dos ocasiones, en lugar de cuatro esperadas en septiembre. De materializarse, la tasa de fondos federales para el cierre del 2025 se ubicaría en un rango de 4.00 al 3.75 por ciento. Es posible presumir que, en Estados Unidos, las tasas permanecerán elevadas por más tiempo del inicialmente estimado.
En el caso de Banxico, el comunicado resultó sumamente confuso, aunque la decisión estaba plenamente incorporada. El organismo señaló que el balance de riesgos sigue sesgado al alza, el entorno es sumamente incierto, aumentaron sus pronósticos de inflación, y aplazaron la convergencia al objetivo tres trimestres para llegar al 3 por ciento en el tercer trimestre del 2026. Sin embargo, en su guía prospectiva mencionan que pudieran aumentar la magnitud de los recortes hacia adelante, lo que en mi opinión, resulta contradictorio. Posiblemente la narrativa sobre la magnitud de los recortes emerge de la discusión en el mercado sobre la elevada tasa de interés real ex ante.
En ese tenor, si el banco central estuviera realmente comprometido con su único mandato debería ser sumamente cauteloso en la conducción de la política monetaria, pues muy a pesar del diferencial de tasas de interés con nuestro principal socio comercial, y el elevado premio en términos reales y nominales, resulta riesgoso definir de manera anticipada el nivel de tasa de interés que se requiere para logar la convergencia al objetivo en el horizonte del pronóstico. Más aún considerando que, de acuerdo con la última encuesta de Citi, las expectativas de inflación para el cierre del año se ubican en 4.33 por ciento, y para el 2025, en 3.9 por ciento, señalando un proceso desinflacionario lento en el 2025.
Aunado a ello, el panorama para el crecimiento pudiera estar sesgado al alza ante una economía norteamericana que se mantiene fuerte, lo que pudiera originar una actividad económica en México más sólida de lo que se prevé. Es así que en el caso de las tasas mexicanas, no todo está dicho.
¡Les deseo un año 2025 lleno de éxitos!