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Migrantes en el fuego cruzado: Discursos que agravan la crisis

En la lógica clásica, el principio del tercero excluido sostiene que entre dos proposiciones contradictorias no hay término medio: una debe ser verdadera y la otra falsa. Sin embargo, en sistemas complejos como los sociales, surge la posibilidad de una “tercera excluyente”: una solución que trasciende las opciones iniciales y redefine el problema.

Este marco teórico es clave para entender la gestión migratoria en América del Norte, donde los discursos de Donald Trump y Claudia Sheinbaum encarnan un binarismo insuficiente. Por un lado, Trump promueve la exclusión y militarización de fronteras; por el otro, Sheinbaum propone una acogida ilimitada que sobrepasa las capacidades reales de México. Ambas posturas, lejos de ofrecer soluciones, perpetúan dinámicas que agravan la crisis.

El rechazo absoluto vs. la acogida ilimitada

La propuesta de Trump, basada en eliminar el Estatus de Protección Temporal (TPS) y restringir herramientas como CBP One, refleja una narrativa de exclusión. Actualmente, 337,000 personas dependen del TPS, muchas de ellas residentes de largo plazo en Estados Unidos. Su eliminación no solo desestabilizaría a estas comunidades, sino que sobrecargaría a los países vecinos.

Por otro lado, CBP One, que ha gestionado más de 740,000 citas en menos de dos años, ofrece acceso ordenado a solicitudes de asilo. Sin embargo, con un 63% de solicitudes rechazadas en 2023, eliminar este mecanismo empujaría a los migrantes hacia rutas más peligrosas y vulnerables.

En contraste, Claudia Sheinbaum plantea que México puede asumir el rol de destino alternativo para los migrantes rechazados. Sin embargo, en 2023, el país registró 138,000 solicitudes de asilo, cifra que ya excede las capacidades de la COMAR, institución que opera con recursos insuficientes. Además, este discurso incentiva las caravanas migrantes, exponiéndolos a violencia: según Médicos Sin Fronteras, el 60% de los migrantes en tránsito por México han sido víctimas de agresiones.

Un modelo para aprender: Turquía y la Unión Europea

Una posible solución inspiradora es el acuerdo entre Turquía y la Unión Europea (UE) firmado en 2016. En plena crisis migratoria, este acuerdo ayudó a gestionar los flujos de refugiados mediante:

El fortalecimiento de la infraestructura humanitaria en Turquía, financiado por la UE.

La creación de rutas legales y programas de reasentamiento para reducir migraciones irregulares.

Un enfoque colaborativo que permitió a Turquía y Europa compartir responsabilidades.

Aunque el acuerdo tuvo críticas, demostró que las soluciones conjuntas pueden aliviar presiones inmediatas y ofrecer mejores condiciones para los migrantes.

Hacia una solución integral

México debe liderar un enfoque que supere el binarismo y adopte una estrategia basada en:

  1. Colaboración multilateral: Acordar políticas con países de origen, tránsito y destino para atacar las causas estructurales de la migración.
  2. Protección en tránsito: Fortalecer la COMAR e invertir en infraestructura humanitaria para garantizar derechos y seguridad.
  3. Rutas legales: Establecer vías migratorias reguladas que reduzcan la presión en las fronteras y promuevan flujos sostenibles.

Antes del fin

La crisis migratoria en América del Norte exige un cambio de paradigma. Ni el rechazo absoluto de Trump ni el espejismo de acogida ilimitada de Sheinbaum ofrecen soluciones reales. México tiene la oportunidad de liderar una estrategia integral que respete la dignidad humana, comparta responsabilidades y aborde las causas estructurales de la migración.

La “tercera excluyente” no es solo un marco teórico, sino un camino viable para gestionar uno de los desafíos más complejos de nuestro tiempo.

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