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Eleazar López Contreras y Gonzalo Barrios: ¿Dos Número Dos?

Eleazar López Contreras

Estos días finales de 2024 nos tropezamos con la portada de la prestigiosa revista política Resumen (N° 434, abril 28 de 1982) de Jorge Olavarría que ilustra estas reflexiones, sin duda inspirada en una declaración por lo demás patética del doctor Gonzalo Barrios: “Venezuela necesita de una junta médica”, que vista a 42 años el país se encuentra en terapia intensiva. Ahora, ¿a qué viene este cuento y qué tiene que ver con el general de tres soles Eleazar López Contreras? Este último, al pedir en su tiempo “calma y cordura”, lograría a su manera sustituir el modelo dictatorial de quien había sucedido en el poder, Juan Vicente Gómez. De López Contreras se han escrito diversas biografías. De él dijo Gonzalo Barrios: “Fue una persona para el país que a la cabeza de la transformación inevitable, a la muerte de Gómez, se encontrara un hombre como el general López Contreras, razonador, tolerante, indudablemente animado de las mejores intenciones”. Prueba de ello serían los miembros de su gabinete ejecutivo: Rómulo Gallegos, Isaías Medina Angarita, Caracciolo Parra Pérez, Alberto Adriani, entre otros, por lo que nunca hemos entendido qué quiso decir al considerar que había “crisis de hombres” además de la presencia de los jóvenes de la llamada generación universitaria de 1928: Jóvito Villalba, que le convocaría la primera huelga de ciudadanos exigiendo derechos y garantías, de donde resultó el plan de febrero de 1936, y Rómulo Betancourt, que, buscando la negada elección presidencial por el sufragio universal y secreto, se haría del poder para instaurar constitucionalmente la democracia entre 1945 y 1948, que es otra historia. En todo caso, reconocido los esfuerzos políticos de López Contreras, Gonzalo Barrios, con el reconocimiento de su derrota electoral por un margen que pudo ser revisado, prefirió admitirlo, ganándose el respeto nacional que motivó al historiador Manuel Caballero calificarlo como el número dos de la política, entendiéndose dentro de las figuras de Acción Democrática, Rómulo Betancourt el primero.

En su libro La pasión de comprender ensayos de historia (y de) política se refiere a “Gonzalo Barrios: La extraña y verdadera historia de un número dos”…

“Que su prestigio intelectual, las alabanzas a su bella pluma las haya alcanzado sin ser un escritor profesional, que la inevitabilidad de su presencia referencia las haya alcanzado sin haber sido presidente de la República, su autoridad política sin haber sido jamás un caudillo carismático; todo eso es mérito agregado y quién puede negarlo, admirable”. ¡Bingo! A partir de este momento y hasta hoy, Gonzalo Barrios no dejará de desempeñar un papel de primera importancia en la política venezolana, como miembro de la Junta de Gobierno (1945), como gobernador de Caracas, como exiliado, como parlamentario, como ministro, como candidato presidencial prácticamente empatado con el ganador (y con el reconocimiento de la derrota más elegante de toda la historia venezolana y posiblemente latinoamericana), como presidente del Senado, secretario general y presidente de la Acción Democrática”.

Gonzalo Barrios

Aquel “prestigio intelectual” del que habla Caballero es palpable en una compilación de artículos y discursos de Barrios, La imperfecta democracia, donde expuso su pensamiento sobre Venezuela y su democracia con responsabilidad que, a cuarenta años de publicado, se trata de un diagnóstico médico de lo que advirtió en 1981, exigiendo una junta médica para sus trastornos, y leámosle: sus opiniones acerca de la “imperfecta democracia” …del imperio de la dialéctica histórica al proveer los progresos, los cambios y las rectificaciones…

En uno de sus artículos, “Señales para los partidos”, sostuvo: “Debemos reconocer que no son claras las perspectivas de los partidos políticos venezolanos”. No se trata ahora de que un grupo de primitivos esté conspirando para dar un golpe de fuerza y suprimir las organizaciones de masa… Me alarmó observar que más del sesenta por ciento de los interrogados opinaran que “los partidos políticos estorban al desarrollo del país, porque pierden el tiempo en discusiones sin tomar acción oportuna” (El Nacional 02/12/1967).

En “De la democracia y la izquierda”, confesó: «Me cuento entre quienes han procurado desterrar de su vocabulario político los términos de “izquierda y derecha” por considerar que en Venezuela no reflejan las verdaderas situaciones y se prestan en cambio a lucubraciones» (El Nacional 20/01/1968).

Fue preciso referirse a la corrupción al considerarla como “el talón de Aquiles de todos los gobiernos». Sin embargo, en los de carácter dictatorial, al parecer libres de escrúpulos y temores, la corrupción es la regla con rarísimas exenciones históricas; si es que las hay invariablemente, se confirma el ya mencionado aforismo según el cual «el poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente” (El Nacional 28/04/1973).

Y para sostener las precedentes reflexiones se ocupó del Horóscopo… «La proximidad de un nuevo año es siempre propicia para las predicciones y los augurios… La referencia concierne a la opinión según la cual nuestro sistema democrático sufrirá un colapso si no llega a realizar en tiempo oportuno reformas estructurales de fondo en lo económico y en lo social” (El Nacional 28/11/1970).

Concluyó que «las imperfecciones de la democracia no son la causa, sino el pretexto de los despotismos perfeccionados». A los demócratas les corresponde la eliminación del pretexto mediante la corrección y hasta la simple explicación de las imperfecciones (El Nacional 19/04/1967).

Las precedentes reflexiones de Gonzalo Barrios servirán para el análisis de su personalidad por Manuel Caballero, haciéndose eco de un comentario de Le Nouvel Observateur cuando murió el líder chino Chou En-Lai: “El Número Dos más grande del mundo” y así analiza a figuras venezolanas como Guzmán Blanco, Esequiel Zamora, López Contreras, Isaías Medina Angarita y Gonzalo Barrios. «En primer lugar, el Número Dos no es un simple secundón; en segundo lugar, el Número Dos tampoco es un poodle perrito faldero; y en tercer lugar, hay que tener conciencia igualmente de la superioridad intelectual de aquel a cuya sombra se ha escogido arrimarse”.

Gonzalo Barrios, al agradecerle su interesante ensayo, demostraría la inteligencia atribuida por Caballero y le respondería: “Pero en el caso de Chou-En-Lai me he atrevido a intuir que su secreto consistía en que se consideraba entrañablemente independiente del número uno…», respuesta que seguro no esperaba el historiador porque así fue Gonzalo Barrios.

ardive@gmail.com

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