El rey recuerda las tensiones con la Dana para pedir un pacto de convivencia en el país
- Hecho difícil de asumir
- El bien común ante todo
- Validez de la democracia
- Contienda “atronadora”
- Ausencia de Leonor
“No nos olvidéis” fue el grito que escucharon los reyes cuando visitaron por vez primera la zona arrasada por la Dana. Y no lo han hecho. La prueba han sido dos visitas más, la última con la reina y sus hijas, el domingo, a Catarroja. Y también y el espacio que le dedicó el rey en su discurso de Nochebuena, ayer.
En esta ocasión, cuando celebra el décimo aniversario de su llegada al trono, Felipe VI quiso dar especial relevancia a la cita con los españoles situando su discurso en el marco solemne del Salón de Columnas del Palacio Real. El mensaje se grabó el viernes, día 20, y duró en torno a 15 minutos.
Su primer discurso navideño como rey, en 2014, lo grabó en un salón de La Zarzuela, pero al año siguiente, 2015, lo hizo en el Salón del Trono del Palacio Real. En 2016 optó por pronunciarlo desde su despacho. En los años siguientes lo más habitual fue la sala de audiencias de La Zarzuela.
Hecho difícil de asumir
Antes del mensaje del rey, días atrás, ya se anunció que la Dana y la polarización política iban a ser dos temas de fondo del mensaje de Navidad, y así ha ocurrido.
Sobre las inundaciones, que el rey y la reina han conocido sobre el terreno, anoche don Felipe reclamó no olvidar el dolor y la tristeza que han dejado. Ha sido -dijo- un hecho difícil de asumir, del que todos deberíamos sacar enseñanzas que nos fortalezcan como sociedad.
Con la ayuda de todos, poco a poco ha empezado la recuperación, pero hay que asegurar una recuperación completa. Habló de “la frustración, el dolor y la impaciencia”, de las demandas de mayor coordinación de las administraciones.
A la vista de la movilización que se produjo después, la reina y yo hemos podido constatar -afirmó- que, por encima de divergencias, prevalece en la sociedad española la idea de lo que a todos beneficia, y “tenemos la responsabilidad de protegerlo”.
El bien común ante todo
En lo que pareció una crítica a las divisiones que se produjeron a la hora de afrontar el desafío del Dana, el rey insistió en que es responsabilidad de las instituciones y de las administraciones que la idea del bien común “se siga reflejando con claridad en cualquier discurso o decisión política”.
Sobre el problema de la inmigración, uno de los factores que, tal como reconoció, divide y tensiona la sociedad española, pidió un esfuerzo de integración y el reconocimiento de la dignidad de todo ser humano. Cómo afrontemos ese problema dirá de la calidad de nuestra democracia, recalcó.
No dejó de tocar otra cuestión crítica en estos momentos: el problema del acceso a la vivienda, singularmente para los jóvenes. Pidió que todos los implicados reflexionen a la hora buscar una solución.
Validez de la democracia
El rey aludió a los desafíos globales de nuestro tiempo, crisis climáticas, pandemias, transición energética, para añadir otro riesgo: vemos incluso “cómo se llega a discutir la misma validez de la democracia como sistema de gobierno”.
Hizo un llamamiento a defender “con convicción y firmeza” las bases de la democracia liberal, lo mismo que la defensa de los derechos humanos y las conquistas de bienestar social. En ese sentido, Europa es parte de nuestra identidad compartida y nuestra referencia más valiosa.
A nivel interno, nuestra gran referencia es la Constitución. Llamó a preservar ese gran pacto de convivencia. La Carta Magna sigue siendo nuestro gran cimiento. Cultivar ese espíritu de consenso es necesario para fortalecer las instituciones y mantener en ellas la confianza
Contienda “atronadora”
Fue en ese momento cuando afirmó que un pacto de convivencia se protege dialogando. La contienda política, “en ocasiones atronadora”, no puede acallar una clamorosa demanda de serenidad. Hay que impedir que la discordia impida escuchar el pulso de la ciudadanía
El rey repitió que España es una gran nación, que incluso ha derrotado el terrorismo. Un país prometedor, como se aprecia al observar el crecimiento de la economía.
Tenemos un futuro que nos debe infundir esperanza -afirmó-. Y citó a la juventud, la que ganó la Eurocopa, la que cultiva la ciencia y respeta a los mayores. Una juventud que “nos ha llenado de orgullo” viendo cómo han acudido como voluntarios a las zonas de la Dana, donde queda tanto por hacer que deja pequeños todos los esfuerzos, pero donde hay que seguir sin perder la esperanza.
Así pues, terminó el mensaje volviendo al principio, los efectos de la Dana, para reclamar que la solidaridad siga presente en cada decisión y que las ayudas lleguen a todos.
Como precedente, en 2021, Felipe VI se refirió a las dificultades de los habitantes de la isla de La Palma por la erupción del volcán, y recordó también a la víctimas del Covid-19, para destacar la labor de la ciencia, especialmente con la puesta en marcha de las vacunas.
Ausencia de Leonor
Don Felipe inició ayer sus palabras citando a la reina y sus hijas, y termino deseando, “junto a la Reina y nuestras hijas”, una feliz Navidad.
Se esperaba que dedicará alguna parte del discurso a la Princesa Leonor, alumna ahora de la Escuela Naval Militar de Marín, pero no fue así. Tampoco hubo en la decoración una fotografía suya, como sí ocurrió el año pasado. En su lugar, una imagen del esfuerzo conjunto de voluntarios y miembros del Ejército tras la Dana.
El año pasado pudo ver una fotografía del rey y sus hijas el día en el que la princesa Leonor cumplió 18 años y juró la Constitución.
En el escenario, se colocó también un nacimiento, de la colección privada, y un árbol de Navidad.
Cuando, en la despedida, sonaba el himno nacional, pudieron verse imágenes de la familia real con motivo del 20 aniversario de la boda de los reyes. Antes, se emitió un vídeo de hora y media de duración ofreciendo secuencias de las actividades de la familia real a lo largo del año 2024.
El rey compareció con traje azul marino, camisa blanca y corbata azul claro con pequeños cuadrados en distintos tonos azules.
A título anecdótico en redes sociales había corrido una apuesta sobre qué color de corbata luciría el monarca y la opción ganadora fue el color naranja, en ‘homenaje’ a los valencianos. No acertaron.