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“Interpretar a ‘Seong Gi-hun’ no fue un reto para mí porque creo en lo mismo que él”; Lee Jung-jae

Desde el estreno de su primera temporada en 2021, El juego del calamar (Squid Game) se convirtió en el producto de entretenimiento que no temía hablar sobre las incoherencias morales del entretenimiento y el poder. Lee Jung-jae protagonizó la serie como el ‘Participante 456’ o ‘Seong Gi-hun’ y ahora regresa con la promesa de convertirse en el insurgente que desate un cambio en la mentalidad de aquellos que también buscan convertirse en ganadores del juego.“Una sola persona probablemente no sea lo suficientemente fuerte para romper el ciclo, pero si esa persona tiene buenas intenciones, puede influir en otras para que crean en él”, declaró Lee Jung-jae en entrevista con MILENIO. “Creo profundamente en que realmente podemos generar un cambio de esta manera”.El actor surcoreano se convirtió en el receptor de múltiples reconocimientos a partir de su participación en la serie de Netflix, así como en el rostro del proyecto, por lo que los sucesos de la segunda temporada de El juego del calamar están enfocados en su determinación e inspirados en las circunstancias políticas y sociales que rodean a la sociedad surcoreana y a muchas otras en el mundo.“Interpretar a ‘Seong Gi-hun’ no fue un reto para mí porque creo en lo mismo que él. En muchas escenas de la segunda temporada Gi-hun es el único que habla sobre salir de ahí y dejar de jugar el juego y de esta forma logra persuadir a algunos personajes de dejar el juego con él. Lo que ocurre en esta nueva temporada es lo mismo que vemos en nuestra sociedad y en los círculos políticos, por eso considero que mucha gente podrá identificarse con lo que sucede en la segunda temporada”, explicó.La actriz Kang Ae-sim, que se une a la segunda temporada como una de las participantes, agregó que: “Las temáticas políticas y sociales que se exploran en El juego de calamar están en conversación directa con lo que está ocurriendo en el clima político de Corea. Justo ahora (12 de diciembre) todavía hay gente en las calles realizando protestas pacíficas. Yo también participé en ellas y volveré a integrarme cuando regrese a Corea”, reafirmando la cercanía que el programa, muchas veces absurdo y extremo, tampoco existe en una realidad lejana a la que vivimos. Según lo que comentó Lee Seo-hwan, uno de los nombres que se repiten en los créditos de ambas temporadas, el comentario político y social de la serie es uno que no aplica únicamente a Corea, sino que es un mensaje identificable por cualquier tipo de audiencia y a eso atribuye el éxito internacional que ha obtenido. Confirmó que es uno de sus objetivos personales lograr que el proyecto incentive el respeto y la tolerancia en sus espectadores, independientemente de su localización geográfica.“El mensaje que El juego del calamar intenta compartir es que ser diferente no significa estar equivocado; podemos ser amigos y podemos ser familia incluso si pensamos diferente. Si no hay amistades para siempre, tampoco hay enemigos para siempre. Siento tristeza de que en Corea y en otras partes del mundo estemos tan divididos, y espero que eso no ocurra más”, señaló. “Hay muchas razones por las cuales la gente toma ciertas decisiones. No sé desde cuando, pero ahora existe la cultura de sólo fijarse en los resultados y si alguien escoge otra cosa, no lo vemos como algo diferente, sino como un error. Esa es una cultura que vemos en todo el mundo, no sólo en Corea, independientemente de la generación que seas o el género con el que te identifiques”.El juego del calamar, acontecimiento globalMucho se ha dicho sobre la esperada continuación del fenómeno global, El juego del calamar, que ya está disponible en Netflix. La serie surcoreana es el mayor éxito de Netflix – con más de 2.8 billones de horas vistas en ‘streaming’ según cifras de la plataforma –, pero para su creador, director y guionista, Hwang Dong-hyuk, el reto de crear una continuación que cumpliera con las expectativas fue afrontado a partir del triunfo rotundo del ‘show’, no a costa de él.“El éxito de la primera temporada no influyó de ninguna manera en el proceso creativo de su continuación, pero sí fue gracias al éxito de esa primera entrega que conseguí la confianza y la convicción que necesitaba para continuar esta historia”, dijo el director Hwang Dong-hyuk en entrevista. “Entendí que en la segunda y tercera temporadas podía confiar en mi instinto, en mi visión y seguir adelante a través de ambos factores”.

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