Pasaditos de decibelios
HAY conciertos de heavy metal que son más soportables que la atronadora banda de la sopa boba de nuestra política, que hacen música de viento huracanado y percuten como timbalistas de misa negra con los palos de la polarización. Les han pillado afición a los decibelios del mal gusto y desmedida ordinariez, para convertir cualquier sesión parlamentaria, en una bronca de disco barata, donde las buenas formas se consideran una debilidad inadmisible. Tienes que tronar, tienes que rugir y, llegado el caso, tienes hasta que mugir. El debate sereno se lo dejamos a los monjes del templo de Shaolin. O a una de las inolvidables frases de la resistencia pasiva de Gandhi. La serenidad es una meta no puntuable en... Ver Más