¿Con más ciencia, más polarización?
Prácticamente no hay problema social que no se haya propuesto resolver apelando a la educación de los ciudadanos. ¿Pero qué papel desempeña realmente el nivel educativo en las dinámicas de polarización relacionadas con temas científicos? Por un lado, cabría esperar que un mayor nivel educativo facilitara la asimilación de la comunicación científica sobre temas clave de la agenda pública. Por otro, por sorprendente que parezca existe la posibilidad de que un nivel educativo más alto no solo no promueva consensos, sino que agrave las divisiones, intensificando la polarización entre las élites más educadas como han sugerido estudios influyentes en Estados Unidos. Esta idea, aunque contraintuitiva, se basa en la hipótesis de que quienes tienen mayor familiaridad con la ciencia podrían emplear su conocimiento no para evaluar los hechos con mayor objetividad, sino para reforzar sus creencias previas y argumentar con mayor eficacia en favor de sus posiciones, profundizando así las divisiones.
Esto ocurre en primer lugar porque no todos los temas de la ciencia son igualmente propicios a producir dinámicas polarizantes. De los miles de resultados científicos que se publican cada día, solo unos pocos intersectan con cuestiones que han podido ser objeto de compromisos ideológicos en un momento particular por algún líder o movimiento político o cultural. Algunas respuestas a cuestiones complejas y que deberían depender claramente de la mejor evidencia disponible pueden llegar así a simbolizar lealtades o lindes en una contienda de trincheras. Lo que está en juego parecería a veces ser más una repartición del estatus relativo de los grupos en contienda y no una cuestión importante que se puede decidir en base a más y mejores datos. Se alimenta en definitiva lo que se denomina el “sesgo de mi lado” o sesgo de confirmación basado en las creencias grupales previas.
En nuestra investigación auspiciada por una beca Leonardo de la Fundación BBVA y ahora publicada en la revista Science & Education, llevamos a cabo una encuesta con el panel online de EMOP para analizar si los patrones de polarización observados en otros contextos se reproducen en la sociedad española. Nos centramos en una serie de cuestiones que, aunque podrían resolverse con ayuda de la investigación científica, tienden a estar asociadas con posicionamientos ideológicos en el espectro derecha-izquierda. Además de las medidas habituales de nivel educativo también incluimos una medida propia de comprensión del proceso científico de producción de conocimientos. ¿Adoptan las personas con mayor nivel educativo o mayor comprensión de la ciencia posiciones más polarizadas, o por el contrario, menos polarizadas? Para explorar esta cuestión, presentamos a los participantes una serie de temas —como el cambio climático, los beneficios económicos de la inmigración, la seguridad de la energía nuclear o la eficacia del control de precios en el alquiler—, midiendo sus creencias iniciales y las asociadas a su identidad política.
Tras registrar sus respuestas, presentamos una comunicación científica real que desafiaba las creencias predominantes de izquierda (en el caso de la seguridad nuclear o la ineficacia del control de precios) o de derecha (en el caso del calentamiento global o los beneficios de la inmigración). Posteriormente, volvimos a preguntar a los participantes sobre sus percepciones respecto a estas cuestiones y sobre el consenso de la comunidad científica detrás de estos resultados.
Los resultados mostraron que las personas con una mayor comprensión de la naturaleza de la ciencia tendían a percibir un mayor consenso científico en torno a los resultados, aun cuando estos desafiaban las creencias mayoritarias de su orientación política. Incluso observamos, en un seguimiento realizado dos meses después, que quienes puntuaban más alto en comprensión de la ciencia eran algo más propensos a haber modificado sus creencias iniciales, alineándolas con las conclusiones de la comunicación científica presentada.
¿Qué lecciones, a modo de “piedras de papel,” podemos extraer de esta investigación? En primer lugar, frente a los resultados pesimistas observados en Estados Unidos sobre temas polarizadores de su agenda pública —como el calentamiento global o la teoría de la evolución—, no encontramos que el nivel educativo ni la mayor comprensión de la ciencia sean, en general, factores que agraven la polarización. Sin embargo, también urge no sobregeneralizar: ¿Por qué la teoría de la evolución o el calentamiento global son altamente polarizantes en E.E.U.U. en torno a los niveles educativos más altos pero no en España? ¿Por qué las creencias sobre la inmigración sí parecen registrar en nuestro país cierto patrón relacionado con el nivel educativo? La diversidad de cuestiones que se prestan al atrincheramiento ideológico sugiere que las diferencias sociológicas caso por caso pueden arrojar detalles importantes.
En los últimos años, quizá como respuesta a la percepción exagerada de ciertas tendencias, ha ganado fuerza una visión excesivamente catastrofista que describe nuestra era como la de la posverdad. Aunque a veces es tentador suscribir este diagnóstico, nuestros resultados muestran un panorama más alentador. Al igual que estudios previos, encontramos que los ciudadanos son menos propensos a cambiar sus opiniones cuando la evidencia científica contradice sus puntos de vista ideológicos. Sin embargo y en contraste con investigaciones anteriores, no hallamos que el nivel educativo sea responsable de este fenómeno. Por el contrario, una mayor comprensión de la naturaleza de la ciencia predijo una mayor alineación con el consenso científico comunicado, el cual, frente a la retórica de la posverdad, emerge como un importante predictor de las actitudes en temas polarizadores. En otras palabras, la visión mayoritaria de los científicos sigue siendo percibida como una guía fiable incluso en torno a las cuestiones controvertidas. Es precisamente en este punto donde comprender mejor la naturaleza del proceso científico resulta clave para asimilar la visión de la comunidad científica.
Estos resultados subrayan la importancia de fomentar una comprensión más profunda de la ciencia como generadora de conocimiento, promoviendo un mayor entendimiento del proceso de contrastación de evidencias y del escepticismo constructivo. En un contexto donde las trincheras ideológicas parecen ahondarse, podría no solo contribuir a reducir la polarización, sino también a recuperar la confianza en el conocimiento como una herramienta compartida para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo.