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Herediano encontró su héroe en un jugador en el que ni Jafet Soto terminaba de creer

Emerson Bravo llegó a mediados de 2024 al Herediano bajo la lupa de Jafet Soto, mandamás florense. Desde que arribó, Soto le puso las fichas sobre la mesa: “Usted viene por un reto grande, porque todos los jugadores que han venido de Carmelita a Herediano, yo los he devuelto; ninguno ha pegado”.

Siete meses después, Bravo cuenta con orgullo: “Yo sí lo logré”. Se consolidó como figura rojiamarilla cuando el equipo más lo necesitaba: en el cierre. En la segunda fase, Emerson fue clave, sobre todo en el partido final, cuando comandó el contragolpe que permitió a Allan Cruz anotar y entregar al Team el título número 30.

Bravo, quien había jugado a préstamo con la ADG, recibió el interés a mitad del año pasado de Robert Garbanzo, exdirector deportivo rojiamarillo, quien le ofreció la posibilidad de dejar la pampa para ir a Heredia.

En esa ocasión, el presidente de Carmelita, Edgar Artavia, tenía claro que ir al Team no era lo mejor para sus pupilos, ya que otros futbolistas hicieron el paso con resultados poco provechosos, como Yael López o Suhander Zúñiga.

“Don Edgar me insistía en que no fuera, pero un día le dije que me dejara probarme a mí y que yo quería agarrar la posibilidad. Le dije que iba bajo mi responsabilidad y él aceptó”, recordó Bravo.

La oportunidad se dio, pero Emerson no la tuvo sencilla desde el principio, ya que jugaba escasos minutos. El técnico Wálter Centeno le daba poco chance, y cuando el Paté salió, se vino una experiencia que le generó un golpe anímico fuerte.

“Me metieron titular contra Liberia y Jafet Soto me sacó en el minuto 30. Eso para mí fue durísimo. Me sentía como el más malo de este país porque no entendía el hecho de que me dieran oportunidad de jugar y ni siquiera me permitieran llegar al minuto 45. Por dicha, tuve buenos compañeros como Juan Miguel Basulto, Yeltsin Tejeda, Yendrick Ruiz y Everardo Rubio, quienes me decían que no me ahuevara”, mencionó.

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En medio de la irregularidad que mostró Herediano en la fase regular, Jafet Soto decidió asesorarse por hombres como Víctor Núñez, Jewison Benette, Esteban Granados y Pablo Salazar.

“Yo no tenía oportunidad, y fue cuando entraron los asistentes que comencé a tener algún chance. A mí se me acercaron Granados y Jewison a decirme: ‘Emerson, cómo usted no juega más’” describió.

Ante esto, los asistentes decidieron interceder ante Soto. “Ellos hablaron con él, pero él decía que me faltaba. Aunque un día, en los últimos partidos de la fase regular, me puso como titular y, por dicha, en esa ocasión no fallé”, reveló.

Con la llegada del cuerpo técnico de riñón herediano, el jugador comenzó a destacarse.

“Marcel Hernández me dijo que venía de un pueblo que él ni conocía. Allan Cruz y Elías me ayudaron a pensar en no bajar los brazos”, profundizó.

El oriundo de San Miguel de Quebrada Grande de Tilarán sumó 65 minutos contra Saprissa (en el triunfo 3-0), también 46 minutos en la derrota 2-0, luego 10 minutos en el triunfo 2-0 contra la Liga y 31 en el partido que les dio el trofeo.

Ese último partido es inolvidable para Emerson, porque, luego de su gran acción individual, sufrió un esguince de grado dos que lo llevó a abandonar el terreno de juego por ocho minutos. Sin embargo, su equipo no tenía más cambios.

“El dolor era insoportable. Era una final, no quería salir, pero cuando hice apoyar el pie no aguantaba. Pero Jewison me gritaba que cómo los iba a dejar con 10, que entrara. Al final me metieron a puro grito y me paré a estorbar aunque sea. Pero Marcel Hernández tuvo que pasar a ser lateral y yo quedé como ‘9′”, agregó.

Minutos antes de la dolencia, el jugador se había escapado por el sector izquierdo para desatar la locura al habilitar a Marcel Hernández, en la acción en que Allan Cruz venció a Leonel Moreira.

“Cuando yo pico, al ver que dejé a Oviedo en el suelo, vi que podía llegar a línea de fondo y me salió Parkins. Le gané, vi a Marcel casi solo y decidí dársela a Marcel. Y le quedó a Allan. Cuando vi que entró y el estadio se silenció, dije: ‘Aquí los matamos’.”

“Yeltsin decía que ese gol era mío. Yo lo que recuerdo es que cuando dejé a Bryan Oviedo en el césped, ya sabía que la jugada iba a ser de peligro, porque ya había encontrado el espacio”, valoró.

Para este joven de 24 años, vivir esta alegría en el fútbol es un premio, ya que es comprobar que los sacrificios que hicieron sus padres valieron la pena.

“Mi familia es humilde, vivimos en el campo, hemos trabajado toda la vida el ganado para producir queso. Yo sé lo que es madrugar con mi papá a las 4 a. m. para ordeñar y luego irme a las 7 a. m. con él para trabajar en construcción. La vida no ha sido fácil, pero ha sido bonita”, pronunció.

A su edad, el primer futbolista de Tilarán en quedar campeón de Costa Rica ya es profesional, ya que estudió en la UTN Ingeniería en Gestión Ambiental.

“En la UTN tuve beca cinco, que es la máxima, porque sinceramente no iba a poder de otra forma”, explicó.

En su casa, a Emerson siempre le dijeron que primero era el estudio y después el fútbol, pero siempre se las ingenió para poder sacar adelante ambos aspectos.

Una de las situaciones que más lo sorprendió luego de alcanzar el cetro con Herediano fue cómo lo recibieron en su natal Tilarán.

“Nunca pensé que me llevaran en caravana. La gente salía hasta en pijama a saludarme. Esto fue algo muy bonito. Ahora, Tilarán es una sucursal de Heredia, porque todo el mundo va con el equipo”, finalizó.

Después de que al inicio le costó confiar en él, ahora el propio Soto ya le comentó a Carmelita que quiere extender el préstamo de Bravo con Herediano, y el extremo también se siente identificado con la camisa rojiamarilla.

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