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Bombas reales, misiles metafóricos

Insistamos: ha hecho bien Sánchez en plantarse. Veremos hasta dónde llega el rebote del dúo Trump-Rutte, los Pimpinela belicosos

Trump, ese tipo que dijo que iba a acabar con las guerras, ha bombardeado Irán. Naturalmente, y como corresponde a su despótica manera de gobernar, ha despreciado al Congreso de EEUU, obligado como está por la Constitución a pedir su autorización, ni por supuesto ha tenido a bien informar a Naciones Unidas. Señoras y señores, queda instaurada la ley de la selva, caminito ya emprendido hace tiempo por su amigo y aliado Benjamín Netanyahu, asesino a hombres, mujeres y niños porque quiero, bombardeo a quien se me antoja porque nosotros somos los amos del mundo. Y si protestas, te machaco, fina política de matón de la mafia calabresa. Es el triunfo de los tiranos armados hasta los dientes -125 aviones y 75 proyectiles con 14 bombas de más de 13.000 kilos ha utilizado el gañán en su ataque a Irán-, frente a una humanidad que bastante tiene con intentar asegurar el pan, la sanidad o la educación de sus ciudadanos. Qué sangrante paradoja contemplar cómo el único país que ha utilizado las armas nucleares en la historia –agosto de 1945, Hiroshima y Nagasaki, más de 200.000 muertos- se arrogue el derecho de decidir qué países pueden acceder a esas armas. ¿India, Pakistán o Israel sí pueden? ¿Por qué? Y la gran China o la educada Europa, meros espectadores de la barbarie. Es la impunidad lo que pone los pelos de punta.

La terrible máquina del complejo industrial militar –ya creíamos olvidado ese mantra del siglo pasado- ha vuelto a mostrar su cara más salvaje y depredadora. Y ahí estamos, como todo el mundo sabe, teniendo que aguantar que el feroz Trump intente imponernos un 5% de aumento en el gasto militar de la OTAN, única y exclusivamente para que con ese dinero, arrancado a las prestaciones sociales, compremos más armamento sofisticado a ese malhadado entramado de fábricas de Estados Unidos, engordando así su capacidad de que el déspota naranja lance misiles y más misiles contra los objetivos que su camarilla al mando haya decidido arrasar, al tiempo que llenará los bolsillos de los capitalistas de su entorno que sonreirán de oreja a oreja al ver cómo sus productos destrozan hospitales o escuelas. No es nada personal, son sólo negocios.

Pedro Sánchez se ha enfrentado al matón. La soledad del portero ante el penalti, que escribió Peter Handke. Parece que el plante ha funcionado, razones había para negarse al dispendio, y así lo explicó el domingo en su comparecencia pública, donde con el cuajo con el que hablan los políticos, llamó amigo al muy liberal Mark Rutte, que naturalmente se ha apresurado a mostrar su enfado. Dejen al Ojo que les recuerde quién es el actual secretario de la OTAN. Este buen señor ya pactó, tan pronto como en 2010, con el ultraderechista Geert Wilders para formar gobierno en los Países Bajos. ¿Objetivo? Recortar el gasto público, sobre todo en sanidad, y eximir a las grandes empresas de un impuesto sobre los dividendos, y se comprometió a despenalizar la negación del Holocausto. Nada de eso lo cumplió, pero ese era su programa. Y Rutte, recuérdenlo bien, fue el mayor apóstol de la austeridad europea, la crisis del 2008, que llevó al desastre a Grecia y a punto estuvo de arrastrar al abismo a España y Portugal. Eran aquellos tiempos en que los austericidas, capitaneados entre otros por nuestro amigo, declaraban que los países del sur se habían gastado el dinero en licor y mujeres para luego pedir ayudas a Europa. Sólo una organización tan ensimismada como la alta burocracia de Bruselas ha permitido que este personaje, en lugar de haber sido expulsado con deshonor tras sus muchos desmanes, haya seguido escalando puestos de mando y hoy, junto con Trump, tenga el cuajo de exigirnos obligaciones como si fueran los reyezuelos todopoderosos en un mundo de siervos medievales. Paga, España, paga, allá con tus cuentas y con las necesidades de tus ciudadanos, que nos importan un ardite. Insistamos: ha hecho bien Sánchez en plantarse. Veremos hasta dónde llega el rebote del dúo Trump-Rutte, los Pimpinela belicosos.

¿Y cómo andan las cosas por estos pagos patrios? Mal no, peor. Lo explicaban muy bien aquí mismo Carlos Manera y Jorge Fabra en su artículo España 1931, España 2025, la historia rima. Escribían lo siguiente; “Los ascensos al poder de opciones de izquierda han generado siempre, desde 1931, movimientos de desestabilización por parte del cosmos de las derechas: de los tanques y las palabras flamígeras y falsas, a los argumentos distópicos sustentados en mentiras, tergiversaciones y bulos”. Bien. Ahora no se llevan los espadones ni las amenazas de entrar en el Congreso a lomos de caballos, como amenazó el general Pavía para acabar con la I República, y ni tan siquiera a tiros y con tricornio, acuérdense de Tejero. Ahora funciona el golpe blando, toda la derecha unida y bien engrasada, desde la meliflua derechita cobarde a los fascistas con sus escuadras de camisas azules o pardas. No hay otra manera de catalogar la acción concertada y febril del PP y Vox, de los jueces ardorosos, togas y puñetas en la calle, insultando al Gobierno cual arrieros de baja estofa, nada hace el Consejo del Poder Judicial, ojos tapados ante los desmanes de los suyos, ni nada dicen quienes se llaman a sí mismos vocales progresistas, callados como muertos ante tanta tropelía, junto a esa prensa canalla, mentirosa y grosera que tan bien conocemos y que tantas veces hemos denunciado.

Toda esta miseria, viscosa, untuosa, ha venido a sustanciarse -oh, milagro- en una sola persona, luminoso icono de lo peor que adorna a la derecha española, siempre tan sucia. Ahí tienen a José María Aznar, que no sólo no ha pedido perdón a los españoles –e incluso a los iraquíes- por aquella basura de las armas de destrucción masiva, qué vergüenza, qué cara más dura, sino que tampoco lo ha hecho por el “puedo asegurar que ha sido ETA” del 11-M, jugando sobre los casi 200 cadáveres por obsceno cálculo político, o a su papel en la Gürtel con aquellos Correa y el Bigotes -¡qué planta!- de ilustres invitados en la boda ridículamente fastuosa de su hija en El Escorial. Una parte de aquel sarao lo pagó, por cierto, la trama Gürtel. Y no olvidemos que fue la hermana de Aznar, qué casualidad, la que introdujo a Correa en los círculos del PP. Pues este individuo se atreve ahora a rubricar su consigna de “el que pueda hacer que haga” soltando kilos de estiércol en la afamada táctica de considerar ilegítimo al Gobierno de coalición. ¿Elecciones amañadas, dice el petimetre? ¿Se puede caer tan bajo? Pues sí. Lo ha hecho el monaguillo Feijoó, que cual gatito de los restaurantes chinos, ha refrendado frenéticamente lo que ha vomitado su amo y señor.

Y por si alguien faltaba en la bullabesa reaccionaria, nos asaltan los curas. La Conferencia Episcopal -¡esa foto cariñosa de su presidente Luis Argüello con Santiago Abascal!- es un auténtico desdoro para una organización beatífica que presume de bondad y buenas intenciones, nosotros te salvamos, venga a nosotros tu reino. En realidad, con los muchos millones que se llevan del Estado y de sus numerosísimas propiedades, amén del dinero que sacan de los colegios concertados, la x de los impuestos y otras migajas, se han permitido durante años mantener a unos virulentos comunicadores en sus emisoras para atacar a la izquierda, somos neutrales, cacareaban, auténticos salvajes como Federico Jiménez Losantos, primero, o Carlos Herrera, después, además de sostener una emisora de televisión vergonzosamente fascista como la Trece. El Ojo, ya se sabe que comecuras militante, exige al Gobierno una respuesta firme y decidida. Ya está bien de aguantar los desmanes de las sotanas. ¿Qué es eso, por ejemplo, de dejarles intervenir en Cuelgamuros? Fuera, aparten sus sucias manos de los fusilados por el franquismo, aquel régimen que tanto gustaba a los obispos y cardenales. No sé si ustedes recuerdan: “Si los curas y monjas supieran”.

Y sí, claro, Cerdán, Ábalos y Koldo. Algo pasa con estos tipos, que además de corruptos –presuntamente corruptos- son bastante estúpidos. ¿Cerdán firma un contrato privado como socio de una empresa que va a recibir adjudicaciones fraudulentas con su nombre y apellidos? ¿Acaso no sabe lo que es un testaferro? Y qué me dicen de ese Ábalos esperando meses a que se presente la UCO en su casa, y sólo el día que llega la Guardia Civil se le ocurre que una amiga –actriz porno, para redondear el numerito- saque un disco duro escondido en un bolsillo del pantalón? ¿Tan fácil es engañar a los interventores de las obras públicas? ¿Son todos bobos, se lo hacen o todavía nos quedan muchas cosas por saber? Comienzan las declaraciones ante los jueces, por ahora bastante inanes, y el juez los ha dejado en libertad. Pero no se engañen, que ya se oye la estampida de las fieras por las sabanas. ¡Sálvese quien pueda!, parece oírse en la distancia. Y atentos a la semana, que habrá informe sobre la OPA del BBVA y decisión del Constitucional sobre la amnistía. Se nos acumulan los agobios.

¿Sánchez, me preguntan? Está tardando, a ojos del Ojo, en anunciar medidas espectaculares de investigación interna en el PSOE y en los ministerios afectados, además de enfrentarse con rigor absoluto a la corrupción, incluidos palos sin cuento para las empresas corruptoras, acción ésta –por lo de Acciona, perdonen la broma- muy del gusto del respetable. La situación es caótica a la vez que frenética. En cuanto a la figura del presidente y las intenciones que le animan, nos movemos entre el Mane, tekel, fares de El Roto –“El Señor ha contado los días de tu reinado y tocan a su fin”, traducción libre del arameo- a esta hermosa cita del sentencioso Séneca, como recuerda José Antonio Marina en La vacuna contra la insensatez: “El buen piloto, aun con la vela rota y desarmado, repara las reliquias de su nave para seguir su ruta”. A elegir.

Adenda. El Rey Felipe VI ha tenido a bien nombrar marqués de Llevant de Mallorca a Rafael Nadal, marquesa de Luz y Paz a Luz Casal, marquesa del Valle de Alcudia a Cristina García Rodero y marquesa de Perales a Teresa Perales. Sí, rubor es lo que ven ustedes en los ajados pómulos de este Ojo pecador. ¿Cómo se puede ser tan grotesco, estrambótico y extravagante para dar títulos nobiliarios en estos tiempos cibernéticos y cuánticos? ¿Por qué abochornar a tenistas superdotados, cantantes magníficas, atletas invencibles o fotógrafas deslumbrantes? ¡Qué risible ridiculez! Imposible no recordar que el Generalísimo Francisco Franco tuvo los arrestos, menudo era él, de nombrar conde de las Fuerzas Eléctricas del Noroeste, (Fenosa) a uno de los ricos que más dinero dio para el golpe de Estado, Pedro Barrié de la Maza, al que regaló no pocas empresas expropiadas a republicanos. Conde de Fenosa, lucía orgulloso el individuo.

Por favor, pongan fin a esta mamarrachada de los títulos nobiliarios. Estamos todos muy mayores para tanta estupidez.

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