Elecciones presidenciales: nos jugamos el derecho al futuro
A apenas unos días de concurrir a las urnas para elegir a quién gobernará Chile, es importante poner al centro el concepto de derechos humanos desde su raíz más honesta. En estas elecciones está en juego el derecho al futuro, a una vida digna y sin discriminación, y también es la oportunidad de pensar y construir una sociedad más unida y cohesionada donde nadie quede fuera.
Los derechos humanos no son cosa del pasado, suelen asociarse a temas de la dictadura en Chile, pero en realidad vivimos día a día gracias y por ellos. Es la realidad presente en la salud, la educación, la libertad para alzar la voz y denunciar las injusticias; es el derecho a decidir, a caminar sin miedo en la noche, un techo donde vivir, un salario digno y tanto más. En estas elecciones, más que nunca, está en juego el derecho al futuro, es decir, la posibilidad de construir un país donde nadie quede fuera, de volver a la humanidad compartida, a los derechos de todas y todos.
Parece difícil pensar en lo que nos une después de escuchar los últimos debates presidenciales donde las discusiones no han hecho más que polarizarnos y abusar de los estereotipos en busca de conseguir votos por un lado u otro. Sin embargo, pocos se han atrevido a mencionar los derechos humanos, y cuando aparecen en el debate, suelen ser distorsionados o usados con fines políticos. Algunos mencionando lo ‘inevitable’ de las graves violaciones de derechos humanos cometidas durante la dictadura, otros proponiendo incluso el indulto a uno de los perpetradores más sanguinarios de dichas atrocidades; tampoco se quedan atrás las propuestas que deshumanizan a quienes llegan a Chile buscando mejor calidad de vida o quienes se empeñan en negar el derecho a decidir a las mujeres sobre su propio cuerpo. Con los derechos no se juega, ¿acaso no recordamos lo que tuvo que pasar para que existieran?
Es importante recordar cómo nacieron los derechos humanos, fue el resultado de un periodo lleno de barbarie, la Segunda Guerra Mundial, donde se cometieron algunos de los actos más ultrajantes contra la humanidad. En París en 1948 –hace ya 77 años–, se adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), formada por 30 artículos que constituyen hoy día el marco de referencia al que deberían ajustarse las leyes y la acción política en todos los países. Sin excepción. Sin embargo, y a pesar de que los Estados y la comunidad internacional deben garantizar la protección de estos derechos universales, en muchos lugares del mundo se vulneran todos los días en la calle, en los hogares, en las cárceles, en las empresas o en Internet.
El desafío para Chile y quienes habitamos este territorio es complejo, pero no imposible. Vivimos en un país diverso y lleno de contrastes, somos diferentes y eso también es parte de la riqueza de la convivencia. Sin embargo, las diferencias no pueden ser excusa para rendirnos ante el respeto y la dignidad que nos debemos.. Es por eso que los derechos humanos fueron adoptados, fue la primera vez que los países acordaron las libertades y derechos que merecen protección universal para que todas las personas vivan su vida en libertad, igualdad y dignidad. Son el mínimo civilizatorio para una coexistencia en paz.
Desde Amnistía Internacional llevamos años protegiéndolos y promoviéndolos junto a millones de personas. Sabemos de primera mano que no están asegurados y que debemos luchar por ellos cada día y nunca darlos por sentado. Es una tarea titánica, urgente y necesaria. El derecho al futuro es justamente eso, impedir esos retrocesos. Son muchas las generaciones que han peleado por su existencia y permanencia. Este domingo, el ejercicio del voto no implicará solo elegir a una persona, sino elegir una visión completa de sociedad, con conciencia y responsabilidad ciudadana, y cada voto puede acercarnos o alejarnos de un país donde nuestros derechos existan de verdad. Este domingo nos jugamos el derecho al futuro.