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Entre Groenlandia y el Caribe: cómo la Casa Blanca intenta ahogar el caso Epstein en un mar de crisis

El caso Jeffrey Epstein se ha convertido en uno de los mayores dolores de cabeza para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La publicación masiva de archivos judiciales vinculados al financista y abusador sexual fallecido reabrió un escándalo que parecía contenido, pero que hoy golpea nuevamente a la Casa Blanca en un momento políticamente muy delicado.

Lo que comenzó el viernes 19 de diciembre con la liberación de miles de documentos ya suma cerca de 30 mil páginas, acompañadas de nuevas revelaciones que mantienen a la administración Trump bajo una presión mediática y política constante. No se trata solo de archivos antiguos, sino de testimonios, cartas y registros que vuelven a poner en cuestión las relaciones de poder que rodearon durante años a Epstein y a su círculo.

Las acusaciones que vinculan a Trump con Epstein han reactivado cuestionamientos sobre su pasado y han profundizado las divisiones dentro de su propia base electoral. El movimiento MAGA y el Partido Republicano muestran fisuras cada vez más visibles, justo cuando Trump enfrenta un desgaste acumulado por conflictos tanto internos como externos, y cuando las elecciones de medio término del próximo año comienzan a perfilarse como una amenaza concreta para su control político.

Donald Trump junto a Jeffrey Epstein, foto de los primeros archivos filtrados al público entre ambos juntos a finales de los 90 e inicio de los 2000. Vía justice.gov/epstein. Departamento de Justicia de Estados Unidos.

La publicación de los archivos responde a la “Ley de Transparencia de los Archivos de Epstein”, impulsada de manera conjunta por el demócrata Ro Khanna y el republicano Thomas Massie, un esfuerzo bipartidista poco habitual en la política estadounidense actual. La ley obligó al Departamento de Justicia a liberar parte sustancial del material recopilado durante años de investigaciones federales.

Sin embargo, lejos de despejar dudas, la publicación ha tenido el efecto contrario. Miles de páginas aparecen severamente censuradas, con párrafos completos tachados en negro, imágenes incompletas y archivos multimedia parcialmente ocultos. Para amplios sectores de la ciudadanía, esto no ha sido sinónimo de transparencia, sino una nueva fuente de sospechas sobre una posible protección a figuras poderosas.

El Departamento de Justicia habilitó un sitio web donde los archivos se suben de forma escalonada. El material incluye transcripciones de grandes jurados, entrevistas del FBI con víctimas que describen el funcionamiento de la red de tráfico sexual, fotografías y videos inéditos del interior de las propiedades de Epstein, incluida su isla privada en el Caribe. En los documentos aparecen mencionadas figuras del mundo político, económico y cultural, pero el foco principal ha estado puesto en Donald Trump.

La imagen del archivo Epstein que fue eliminada y publicada nuevamente por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Vía justice.gov/epstein.

Los archivos contienen múltiples menciones y fotografías del actual presidente en contextos sociales junto a Epstein. La polémica se intensificó cuando algunas imágenes que lo mostraban con mujeres presuntamente vinculadas a la red de explotación sexual fueron retiradas sin explicación del sitio oficial y publicadas nuevamente tras fuertes críticas por censura.

Este martes 23 de diciembre de 2025, el Departamento de Justicia publicó la entrega más grande hasta la fecha, más de 11 mil archivos nuevos, elevando el total a cerca de 30 mil páginas. A diferencia de liberaciones anteriores, ésta tanda incluye material audiovisual, como registros de las cámaras de seguridad de la celda donde Epstein murió en agosto de 2019, además de imágenes de discos duros y cajas de evidencia incautadas durante las redadas federales.

Entre los hallazgos más graves figura un informe del FBI con notas manuscritas que hacen referencia explícita a pornografía infantil. A esto se suma la publicación de una carta manuscrita que Epstein escribió desde la cárcel en agosto de 2019 al delincuente sexual convicto Larry Nassar. En ella, Epstein hace referencias a “nuestro presidente”, en alusión al primer mandato de Trump, afirmando que compartían un supuesto “amor por las jóvenes núbiles”, cerrando la carta con la frase “la vida es injusta”. El texto fue escrito el mismo mes en que Epstein falleció bajo custodia federal.

Otra revelación sensible indica que una víctima declaró que tanto Trump como Epstein abusaron sexualmente de ella. Según el testimonio, un conductor de limusina habría escuchado a Trump conversar con Epstein sobre “abusar de niñas”. La víctima se suicidó en enero del año 2000 tras denunciar el incidente. Aunque la policía expresó dudas sobre la causa de la muerte, el caso terminó siendo cerrado.

Jeffrey Epstein tomando en brazo a una menor en el Lolita express, su avión privado. Vía justice.gov/epstein.

Asimismo, algunos archivos sostienen que Epstein habría tenido videos e imágenes que comprometerían directamente a Trump con víctimas de la red, material que hasta ahora no ha sido público.

Frente a este golpe político, la estrategia de la Casa Blanca ha sido desviar el foco mediático. La respuesta de Trump se basa en la distracción múltiple. En los últimos días ha intensificado la retórica militar contra los cárteles, destacado operativos en el Caribe y el Pacífico, aumentado la presión sobre Venezuela, lanzado amenazas diplomáticas y abierto conflictos económicos con Europa, especialmente con Francia por el precio de los medicamentos.

A lo anterior se suman anuncios simbólicos, como incentivos económicos para militares y trabajadores aeroportuarios, al igual que provocaciones diplomáticas como el caso de Groenlandia, designando un enviado especial, un cargo reservado para zonas de conflicto donde se requiere de un negociador fiel a la administración. Al mismo tiempo, reforzó su retórica de que necesitan Groenlandia por razones de “seguridad nacional”.

Más allá de que Trump tenga justificaciones, buenas o malas, en el momento, contexto y beligerancia que llevan podrían hacer pensar que responde a una táctica conocida como “inundar la zona” (conocida en inglés como Flooding the zone), generar tantas crisis simultáneas que el público y los medios pierdan la capacidad de concentrarse en una sola. Una táctica que su exasesor, Steve Bannon, no ha tenido reparos en admitir que han explotado para desviar la atención mediática.

Steve Bannon, exasesor de Donald Trump y una de las principales figuras del movimiento MAGA, junto a Jeffrey Epstein. Vía justice.gov/epstein

Esta táctica consiste en generar tantas noticias impactantes al mismo tiempo que el público y los periodistas pierden la capacidad de concentrarse en una sola.

Si hablas de Epstein, Trump te responde con Groenlandia.

Si hablas de sus fotos con modelos, él anuncia que bajará el precio de la insulina atacando a Francia.

Si hablas de la censura del Departamento de Justicia, él publica sobre operativos militares en el Caribe.

Es una forma muy efectiva de fragmentar la atención. Cuando alguien logra procesar una página de los archivos de Epstein, ya hay tres crisis internacionales nuevas ocupando la pantalla.

Así, entre guerras retóricas, cheques económicos y conflictos internacionales, el caso Epstein corre el riesgo de diluirse y convertirse en una noticia más dentro de un mar de caos cuidadosamente administrado desde la Casa Blanca.

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