Y, por fin, hemos alcanzado el momento culo como máxima expresión, casi aromática y carnal, de cachetes desbocados que vindican el arrebato palpable de una política pactista contra natura. El culo, sí, el culo. El segundo canal, la puerta de atrás, la retambufa, el ojal, en fin… Llámelo como prefiera. Mejor culo, que no resulta pedante en su sencillez mofletuda de planta baja y tampoco ofende. La diputada Miriam, en realidad, nada ha inventado. Joaquín Missiego, recordaba ayer Rosa Belmonte, logró... Читать дальше...