Cuidado del cabello: la mejor dieta para que no se te caiga el pelo y tenerlo saludable
El cuidado del cabello contribuye una mejor calidad de vida. En este punto la alimentación resulta fundamental porque impacta en la salud, sobre todo en aspecto como el físico o el cognitivo.
Además, lo que comemos afecta al brillo de la piel o el pelo. La caída del cabello es una señal de que algo no está bien. Suele ser un síntoma para distintas causas como el estrés, alteración hormonal o una predisposición genética, entre otras.
Dieta para que no se caiga el pelo
Para un cuidado correcto, lo ideal es tener una dieta con ciertos nutrientes que resultan clave para la salud capilar. Expertos recomiendan la incorporación de alimentos ricos en proteínas, vitamina B, oligoelementos o minerales como el hierro o el zinc.
Según consignó la BBC, no son tan conocidos los productos que pueden llevar a la caída del pelo. Entre ellos se encuentran los alimentos con alto contenido de grasas saturadas o azúcar, esto pueden estresar e "inflamar a las células".
Por ello, deben primar alimentos como los pescados y el aceite de oliva virgen extra. Según estudios, la dieta mediterránea es rico en propiedades antiinflamatorias que serviría para proteger la salud capilar.
¿Cuáles son las causas de la caída del cabello?
Existen muchas causas, pero una de las más habituales es el estrés que eleva los niveles de la hormona cortisol como un mecanismo de defensa. Si se mantiene inicia un problema más grande.
La hormona es producida por la glándula suprarrenal y está implicada directamente en la pérdida del pelo. El medio citado indica que puede regularse con una dieta que contenga alimentos como la palta, pescados azules o semillas, todos son ricos en ácidos grasos, omega 3 y vitaminas.
Otra de las causas es la microbiota. Investigaciones comprobaron que alimentados fermentados que tienen "efectos protectores frente a la caída del cabello" por la regulación de las bacterias intestinales y sus propiedades inflamatorias.
El ecosistema microscópico está asociado con la salud y la enfermedad mediante la interacción con los nutrientes ingeridos que se pueden metabolizar o absorber de distinta manera. Por ello, la dieta debe ser más variada y rica al sumar probióticos (yogurt o kéfir) u otros fermentos.