Dos décadas
Se cumplirán 20 años desde que el maestro, Antonio Lomelín Migoni, hizo el paseíllo hacia la eternidad el 7 de marzo de 2004. Torero recio, de gran personalidad dentro y fuera del ruedo, galán de época y uno de los grandes toreros de una de las mejores etapas de la tauromaquia en este país, los años setenta y ochenta.
Nació en Acapulco, Guerrero, el 26 de diciembre de 1945. Se hizo matador de toros en la tradicional corrida revolucionaria de Irapuato, Guanajuato, el 20 de noviembre de 1967 de manos de Manuel Capetillo. Un gran banderillero y uno de los mejores estoqueadores del mundo; tuvo el honor de abrir la Puerta Grande de la Plaza de Toros de Las Ventas en Madrid el 22 de mayo de 1971, alternando con José Luis Parada y Victoriano Valencia, cortándole dos orejas a un toro de la ganadería mexicana de San Miguel de Mimiahuápam, en hecho doblemente histórico.
Con el motivo de homenajear al maestro a dos décadas de su muerte, este sábado 13 de enero, se llevará a cabo un festival de lujo en la plaza de toros Paco Barona de la localidad de San Pedro Huaquilpan en el taurinísimo estado de Hidalgo. El programa de actividades iniciará a las 13 horas con un espectáculo ecuestre, a las 14.30 dará inicio el festival taurino con un cartel muy atractivo: dos rejoneadores y dos matadores a pie. A caballo la talentosa y valiente caballista Estefanía Uribe alternando con la elegancia en el toreo, que hoy lo hace a caballo, el matador Alejandro Amaya. En la lidia a pie, los matadores José Mauricio y Antonio Lomelín hijo se disputarán las palmas ante tres novillos de Torreón de Cañas y uno de Teófilo Gómez.
Rendir homenaje es la manera de mantener vivo el recuerdo y la historia del toreo, su legado que en el caso de los Lomelín se mantiene vivo con su hijo Antonio, torero fino, de clase y elegante personalidad.
Una vez terminado el festival, sobre las 16 horas, habrá servicio de comida y bebida para que los aficionados sigan disfrutando del incomparable ambiente taurino al lado de los protagonistas del Homenaje al Maestro.
El caso de Antonio hijo es interesante, como torero su formación inicial se llevó a cabo en España, en su etapa de novillero con caballos triunfó de manera importante en la Plaza México. Tomó la alternativa el primero de mayo del 2015 en Morelia, Michoacán, con Pablo Hermoso de Mendoza y Juan Pablo Sánchez ante astados de Pozo Hondo. Como es costumbre las oportunidades vinieron escasas y medidas con la valoración taurina de que si no hay orejas no hay contratos.
Una de las mayores virtudes en la vocación taurina del que nace con ella, es el saber esperar, prepararse con el ahínco y voluntad como si se tuvieran 20 corridas firmadas cuando ni siquiera al campo son invitados estos toreros. Sufren en silencio, en largas horas de meditación ante la almohada, con los bolsillos vacíos y el corazón lleno con la ilusión de encontrarse con un toro que a cambio de tal sacrificio sea capaz de darle la fama y la gloria. Esa única ilusión hace posible el mover montañas, de forjar el carácter y de entregar la vida, día a día, al sueño del toro, para que en una tarde, en cualquier fecha pueda hacerlo con él en un ruedo, con las zapatillas encajadas en la arena, los riñones metidos, la cintura al ritmo de la embestida y las muñecas sutiles a las telas para embarcar la bravura y poderío del animal que capaz de quitarte la vida, también lo es de elevarte a la gloria.
Una a una han venido las oportunidades y, tanto profesionales del toro como aficionados, han vuelto a encontrar a un torero cuya dimensión es mayor; determinación por ser y madurez de hacerlo impactante. Pocos toreros se ven tan bien vestidos en seda y oro como Antonio, con ese dejo viril del padre pero refinado. El maestro era una cosa especial, avasallaba, era un auténtico pirata en el buen sentido de la expresión. Su hijo, en cambio, sin ceder un ápice de lo que se necesita para ser torero tiene una refinada personalidad, como su toreo: elegante y clásico. Está hoy Antonio en la búsqueda de la contundencia de la que hacía gala su padre con la espada, de sumar ese atributo estamos ante un torero interesante, con cabida en cualquier cartel para gusto y disfrute del aficionado y del público en general.
Es nuestro deber, como taurinos, que estos toreros no se queden sin el impulso que merecen su sacrificio, vocación, capacidad y afición. Además, lleva un apellido ilustre en la tauromaquia así que este es un estímulo más para este sábado sumarse al homenaje de su padre.
Los boletos se pueden encontrar al 771 129 5127, será una tarde agradable de ambiente, con calidad en el ruedo y nostalgia en el recuerdo.