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El plan urgente que debe activar Milei, tras alcanzar el acuerdo con el FMI

El entendimiento técnico con el Fondo Monetario Internacional para establecer nuevas metas, que el presidente Javier Milei terminará de solicitar formalmente a Kristalina Georgieva antes de que termine el mes, llegó como un vaso de agua para el Gobierno, al cumplirse el primer mes de una gestión sedienta de resultados.

Y es que con el anuncio de un acuerdo en torno a la deuda, el Fondo le dio al titular del Poder Ejecutivo el respaldo que aún no logró encontrar en los otros dos poderes del Estado, donde hoy se discuten las reformas planteadas a través del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023 y la ley Ómnibus, mientras la crisis económica se agudiza.

El ministro de Economía, Luis Caputo, y el titular del BCRA, Santiago Bausili anunciaron el acuerdo

En el camino, se produjo una devaluación que achicó la brecha entre el dólar oficial y los financieros hasta un dígito. Y se presentó un bono por u$s 5000 millones para saldar una deuda con importadores que ya alcanzó un registro de u$s 21.000 millones. Pero pese a ello, el Bopreal todavía no resulta atractivo para quienes necesitan los billetes para pagar la deuda con sus proveedores y ni siquiera ven conformado el mercado secundario donde vender los títulos a una cotización conveniente.

Los dólares financieros subieron, la brecha cambiaria se agrandó y aunque se esperan mejores resultados cuando cierre la tercera licitación mañana, muchos especialistas calculan que el mercado de Bopreal se activará con mayor intensidad recién cuando la diferencia entre el oficial y el CCL trepe al 60%, lo que supone más presión sobre los precios.

Allí radica el otro gran problema que arrastra la economía, ya que también mañana el Indec revelará que la inflación se duplicó de noviembre a diciembre hasta trepar a un 25%, lo que dejará una base muy alta para el primer trimestre del año, en el que se sumarán ajustes de prepagas, tarifas, cuotas de colegios, combustibles, alimentos, etcétera.

El resultado, además del aumento de la pobreza y la tensión por la recomposición de salarios y jubilaciones, será una pérdida de competitividad del tipo de cambio oficial si se mantiene el ritmo de devaluación en 2% mensual, como fue planteado. Un problema que ya prevé el Banco Central, aunque antes tendrá que bregar con una mayor dificultad para recomponer las reservas ya que, desde el lunes, incorporará la demanda del sector importador al que se le deberá liberar el 25% de divisas solicitadas, según el nuevo régimen.

Por ello el acuerdo con el FMI cubre una necesidad, la de evitar la caída en default. Pero además remarca una urgencia, la de avanzar lo antes posible con un plan de estabilización, que permita alejarse del abismo. La promesa de un ajuste que alcance un superávit fiscal primario del 2% este año fue suficiente para que el Fondo hicera la vista a un lado sobre lo incumplido y liberara u$s 4700 millones para pagar vencimientos hasta abril. Pero hay muchos más compromisos por delante que, inclusive, superan los desembolsos. Se ganó tiempo, habrá que saber aprovecharlo.

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