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El peor viaje de Magüi Mira: pánico, pero también una bellísima expectativa

Abc.es 
El cineasta Béla Tarr decía ayer en este mismo diario que no le interesan las historias, que son siempre las mismas desde el Antiguo Testamento, que lo que le interesa es cómo se narran. Hoy, la directora, actriz, dramaturga y productora Magüi Mira me da una lección práctica de cómo relatar cuando le pregunto por el peor viaje de su vida . La trama es sencilla, y cualquier otra persona sin el don de contar vidas lo resolvería diciendo que se rompió un brazo de niña y que el trayecto hasta el hospital se le hizo eterno porque eran otros tiempos y los medios de transporte estaban muy mal. Y aquí se acabaría la contraportada. Pero no, Magüi Mira no es de esas personas. Con la primera frase ya me ha atrapado: «Es un viaje que todavía me sigue viniendo a la cabeza y lo recuerdo perfectamente: lo oigo, lo veo, lo huelo. Yo era muy pequeña, 5 años ». Estaba en un pueblo de Valencia, con su abuela, jugando y, efectivamente, se rompió un brazo. Sus padres en Valencia ciudad, y ella sola con la abuela en un pueblo casi perdido en la montaña. «Me tienen que llevar a la civilización, a Alcoy, a que me vea un médico. Bueno, pues el tío Pepe me llevó en burro. Hasta la carretera. Yo, con el brazo roto». Porque claro, había que coger un autobús hasta la capital, pero hasta la parada del bus había que apañárselas. En burro. otros malos viajes noticia Si El peor viaje de Guillem Clua...parecía fácil volver a Barcelona noticia Si El peor viaje de Natalia Verbeke... no sin mi abuela y mi perra noticia Si El peor viaje de Belén Rueda...un accidente y un chico ensangrentado noticia Si El peor viaje de Aura Garrido... y las amistades peligrosas noticia Si El peor viaje de mi vida...Inma Cuesta y su aventura regalada en China Sorpresa: el peor viaje no fue el del burro, esto solamente es la introducción. No llega ni a primer acto. Lo bueno es lo del autobús. Ese sí que es el peor viaje. Año 1949. A aquel autobús lo llamaban El Alcoyano, y era uno de esos de morro chato. «No hablábamos. El tío Pepe no hablaba, solo me daba de beber de su cantimplora. Yo, 5 años. Nunca había subido en un autobús así, lleno de gente». De hecho, aunque iba abarrotadísimo, ahí nadie hablaba: «Todo el mundo iba en silencio, solo oíamos el ruido del autobús, ensordecedor». «Cuando llegábamos a un pueblito, se bajaba todo el mundo y yo me quedaba sola en el autobús porque al tío Pepe le dijo mi abuela que no me moviera porque llevaba el brazo roto», y entonces «el chófer se bajaba y cerraba el autobús y entonces yo imaginaba –y eso es lo que todavía a veces me acelera el corazón– que ese autobús empezaba a circular conmigo, sola, dentro». Sin darme cuenta, me encuentro haciéndole preguntas como si estuviéramos alrededor de una hoguera: ¿Y por qué bajaba toda la gente del autobús en cada pueblo? «Pues porque hacía mucho calor. Era verano. Todo el mundo sudaba. Íbamos con las ventanas abiertas y un ruido ensordecedor . Los asientos eran de plástico o de madera. La gente, sudada, se pegaba al plástico y bajaban a airearse. Y a hacer sus necesidades, digo yo. Y a beber agua». A estas alturas, ha logrado que yo también oiga, vea y huela su viaje. Supongo que de eso se trataba. Aprendizajes El relato se acaba aquí, porque el resto es previsible: un dolor atroz cuando le colocaron el hueso en su sitio, y una buena temporada con el brazo en cabestrillo. La lesión se curó, pero las enseñanzas quedaron: «El ir a un sitio desconocido tenía una parte de pánico y otra parte de bellísima expectativa, que es como entiendo yo la vida». Ahí descubrió no su vocación teatral, pero sí su don de la observación , fundamental en su oficio. De entre las historias que se van contando de manera diferente una y otra vez, la de Salomé es una de las que ha interesado a más creadores a lo largo del tiempo: esa mujer que obtuvo la cabeza del Bautista en bandeja de plata para poder besarlo. Magüi Mira estrenó su ‘ Salomé ’ el pasado verano en el Festival de Mérida, y este fin de semana empieza la gira por España con un reparto que protagoniza Belén Rueda. «El sexo tiene el poder de mover el mundo. De amarlo, te diría yo, también. Y de destruirlo. Y ese poder se llama Salomé », me dice. El resto, habrá que verlo en el escenario. La pregunto en qué ciudades se podrá ver y dispara una retahíla: empiezan en Málaga, y luego Roquetas de Mar, Zaragoza, San Sebastián de los Reyes, Arganda, Valencia, Bilbao, Córdoba, Santander, Avilés, Barcelona…

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