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Más de la mitad de los niños griegos nacen por cesárea

Abc.es 
Viernes 5 de enero. El reloj de la recepción de una de las maternidades privadas más famosas de Atenas marca las cinco de la tarde. Sin embargo, la cálida sala de espera está completamente vacía. Atravesamos el umbral del partitorio donde el personal de limpieza acaba de finalizar las labores de desinfección y limpieza del quirófano donde esta mañana han tenido lugar menos de una decena de alumbramientos. «Esta mañana hemos tenido varios partos, pero ahora estamos tranquilos», explica una de las matronas a ABC. El sábado es festivo en Grecia y no hay programado ningún parto, por lo que los consultorios de los obstetras, están prácticamente vacíos. En la sala donde los médicos descansan, nos encontramos con un ginecólogo que acepta ser entrevistado siempre y cuando mantengamos sus datos personales en el anonimato. Petros Lukás (nombre ficticio) lleva más de 30 años trabajando en maternidades públicas y privadas de todo el país . Acaba de explorar a una de sus pacientes, una primípara que está de casi 39 semanas y que tiene el cuello uterino prácticamente borrado, síntoma inequívoco de que el parto está cerca. «Lo más seguro es que me pase aquí todo el fin de semana, pero no me importa, el parto vaginal requiere tiempo y paciencia , y a mí me sobran ambas. No me gusta someter a mis pacientes a cesáreas innecesarias «, relata. Una madre coge en brazos a su bebé recién nacido en un hospital de Grecia MARTA CAÑETE Lukás afirma ser uno de los pocos profesionales en Grecia que no practican cesáreas por sistema. «Me formé en el extranjero, en países donde el porcentaje de nacimientos por cesárea no supera en exceso el 15% recomendado por la OMS. Sólo práctico cirugías en casos donde la vida de la madre o el bebé corren peligro», añade el experimentado obstetra. Sin embargo, a pesar de los paritorios lujosamente decorados que recuerdan más un hotel de cinco estrellas que una maternidad y las bañeras para los partos en el agua, la clínica ha cerrado el año superando el 50% de sus partos por cesárea . Según un reciente estudio de la Sociedad Helénica de Ginecología y Obstetricia, seis de cada diez bebés nacen por cesárea mientras que, según los datos de una investigación realizada en el año 2021 por la OMS, en el resto de Europa el número de nacimientos por partos quirúrgicos es de un 25%, cifra, no obstante, alejada del 14% recomendado por éste organismo internacional. Las causas de la elevada tasa actual de nacimientos por cesáreas en Grecia son, según los expertos, múltiples: por un lado, muchas griegas consideran que es un «parto fácil», que les permite, sin dolor, tener a sus bebés en brazos en menos de una hora. Este es el caso de María Andoniu, quien pidió una cesárea programada en la semana 38 de embarazo. «La tripa me pesaba muchísimo, empezaba a estar bastante cansada y tenía muchísimo miedo al parto. Además, los bebés que nacen por parto natural, están hinchados, con la cabeza deformada . A mí mi bebé me llegó como envuelto en papel de regalo, sin marcas en la cara y con la cabeza perfecta«, relata Andoniu. La joven es de la opinión de que no merece la pena pasar por los dolores de parto durante horas cuando los avances en medicina están para ayudar a las mujeres a no sufrir. Ganar tiempo y dinero Por otro lado, también es un parto fácil también para los médicos, que en una misma jornada laboral, en el tiempo que atenderían un parto natural, pueden programar varias cesáreas. «Los médicos organizan su agenda en el quirófano en base a su tiempo disponible, congresos, viajes programados, etc. Una cesárea programada termina en una hora y no tienen que pasar horas eternas en los paritorios». El factor económico es, según Lukás, relevante a la hora de intervenir quirúrgicamente, sobre todo en las clínicas privadas «porque el médico tiene derecho a cobrar más por esta intervención quirúrgica». Leyes que no protegen a los médicos Si hay complicaciones en un parto natural y el caso acaba en pleito, lo normal es que procesen al doctor por no haber hecho una cesárea Sin embargo, Lukás es de la opinión de que el porcentaje de médicos que practican cesáreas por ahorrar tiempo o por ganar más dinero es insignificante comparado con aquellos que, simplemente, no saben cómo proceder ante un parto natural. «Los estudiantes durante la residencia aprenden a hacer cesáreas pero no las técnicas necesarias para asistir cualquier complicación, incluso las más leves, que pueden presentarse en un parto natural. De este modo, o ven muy claro que el parto no va a requerir de los conocimientos que no poseen, o no se arriesgan y van directamente a una cesáre a«, explica. Sin embargo, Stavros Kondis (nombre ficticio) obstetra de 43 años que trabaja en el hospital público Élena Venizelu de Atenas, opina que en el sector público, el problema no es la falta de conocimientos, sino el marco legal que no protege al médico en caso de que haya una complicación durante un parto vaginal aunque el personal sanitario haya seguido al pie de la letra los protocolos. En este tipo de pleitos, lo normal es que el juez acabe procesando al médico por no haber hecho una cesárea. El propio marco legal es el que nos empuja a practicar cesáreas. «En la mayoría de los casos optamos practicar una cesárea para no tener problemas legales a posteriori cuando hay una complicación que no implicaría necesariamente una intervención quirúrgica como, por ejemplo, una vuelta del cordón umbilical o una presentación cefálica de occipucio posterior, se lamenta Kontis. Una cuestión cultural Por otro lado, Kondis afirma que la propia mentalidad de las griegas no ayuda a reducir el repunte de cesáreas. «Exigen que su ginecólogo personal las acompañe durante todo el proceso. Quieren a su médico en exclusiva, para poder llamarle a su móvil personal y, por supuesto, que las acompañe durante toda la labor de parto», explica. «Los obstetras nos hemos convertido en especie de semidioses a los ojos de las parturientas , y esto trae consigo más pruebas médicas, como ecografías, analíticas mensuales, lo que ha acabado convirtiendo un proceso natural en patológico , y a la obstetricia en una de las especialidades más difíciles de ejercer en Grecia«. Esta forma de proceder, ha provocado que las matronas tengan un papel insignificante en Grecia. Según la matrona Eleni Asimaki, el problema es que los obstetras, a través de este sistema, llevan a cabo una multitarea que carga sus agendas con citologías, controles gestacionales, cirugías y terapias de reproducción asistida, lo que es imposible de compaginar con partos naturales no programados. «Si las matronas tuvieran un rol activo en los controles gestacionales y en las labores de parto, como pasa en otros países, y los médicos interviniesen cuando es necesario, no se practicarían tantas cirugías innecesarias», añade. Cambios en las facultades Tanto Kondis como Lukás creen que la solución a este problema de múltiples causas no sea fácil. «Los organismos internacionales de salud llevan décadas llamando la atención a Grecia por la cantidad de cesáreas que se practican«, asumen estos expertos. Lukás cree que es necesario que las facultades de Medicina »cambien de forma radical« y las nuevas generaciones de ginecólogos y matronas se formen en partos naturales. Por su parte, Kondis, opina que lo fundamental es, por un lado, que las leyes protejan a los obstetras cuando se demuestre que ha seguido a rajatabla el protocolo del hospital, y por otro, que se amplíe y mejore la formación gestacional con talleres preparación al parto e información sobre las consecuencias para la madre y el bebé del parto quirúrgico.

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