La 'corriente de Navidad' que ha salvado a Portugal de los pélets pero los manda a España

Las autoridades portuguesas avisaron a las españolas y ahora están en alerta debido a la oleada de plástico. Según una fuente del gabinete del ministro portugués del Mar y de Economía, fue una ola la que golpeó al buque liberiano Toconao, construido en 2013 y con capacidad para transportar más de 8.000 contenedores, que navegaba de Algeciras a Rotterdam, provocando el vuelco de seis contenedores a unos 80 kilómetros de Viana do Castelo de madrugada y causando un desastre medioambiental en la costa de Galicia y Cantabria. La tripulación del carguero, fletado en esa ruta por el grupo empresarial danés Maersk, puso en marcha todos los procedimientos de seguridad y envió simultáneamente alertas a las autoridades portuguesas y al Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Finisterre, ya que temía que los contenedores representaran un peligro para otros buques. La Dirección General de Recursos Marítimos portuguesa recibió la alerta e hizo llegar la información a las plataformas europeas, por lo que, según explicó a ABC una fuente ministerial, todas las autoridades europeas fueron avisadas en la madrugada del 8 de diciembre. Desconociendo el tipo de material que había en el interior de los contenedores siniestrados, la capitanía de Viana do Castelo envió un bote salvavidas para hacerse cargo de la situación, pero esta patrullera no pudo encontrar los objetos. Según el Ministerio, las mareas fluyen de sur a norte, lo que provoca que los polímeros lleguen a las costas de Galicia y Cantabria, en vez de arrastrar el vertido a las costas portuguesas. Es la popularmente conocida como 'corriente de Navidad' , por las fechas en las que se produce, cuando el agua de origen subtropical gira en torno al Cabo Finisterre y penetra en el Mar Cantábrico. La también llamada 'Corriente Ibérica hacia el Polo' estuvo detrás la dispersión del fuel del Prestige por las costas gallegas y el Cantábrico en el invierno de 2002–2003. Su efecto va de la superficie a unos 200 metros de profundidad. Las distintas autoridades portuguesas han tomado cartas en el asunto y están disponibles para colaborar con la investigación judicial iniciada por la Fiscalía de Medio Ambiente en España. Portugal a la espera Otra fuente, esta vez del gabinete del ministro de Medio Ambiente, aseguró a ABC que el Ministerio de Medio Ambiente está vigilante, en contacto con todas las autoridades sobre el terreno, sin que haya noticias de la llegada de polímeros a las costas portuguesas. El comandante Sousa Luís, portavoz de la Autoridad Marítima, declaró a ABC que la tripulación del barco emitió un aviso a la navegación inmediatamente después del hundimiento de los contenedores. Sin embargo, reconoce el desconocimiento sobre el paradero de la carga: «No sabemos si se han hundido, no es fácil detectar contenedores a la deriva», afirma. A Autoridade Marítima está «vigilando la evolución de la situación atmosférica y la dirección de la mancha de plástico en el océano», afirma Sousa, que añade que se ha activado el plan de contingencia y varias entidades -municipios, departamentos estatales, la Marina y la Policía Marítima- están a la espera de cualquier avistamiento o cambio en la trayectoria de los plásticos. Se espera que la situación tarde varios días en calmarse, pero «de momento no hay indicios de que la costa portuguesa pueda verse afectada», concluye Sousa. MÁS INFORMACIÓN noticia No Un centenar de efectivos de la Xunta se sumarán a los barridos de pellets en las playas noticia No La Fiscalía pide al Seprona que haga su propio análisis sobre la composición de los pellets noticia No Ribera reconoce que el primer aviso del vertido de pellets fue el 8 de diciembre: «La notificación decía que no era una carga peligrosa» La empresa que alquiló el barco también aseguró a ABC en un correo electrónico que ninguno de los seis contenedores contenía mercancías peligrosas. Uno de ellos estaba cargado con bolsas de pequeños gránulos de plástico para la fabricación de envases alimentarios, como botellas de agua. Los propietarios del buque han designado expertos en limpieza para que ayuden a eliminar la contaminación de la costa española.